Su línea materna de origen Qom signó sus raíces. Vivió su infancia y adolescencia contenido por su gran familia, cuyas grandes necesidades se cubrían con el trabajo de campo de todos sus integrantes, bajo el crudo invierno y el hiriente sol de verano nordestino. Tras superar necesidades de todo tipo, se recibió de abogado en la UNNE.
Facundo Adrián Beauvais Lobo, nació hace 25 años en Basaíl, localidad chaqueña ubicada al sudeste de la provincia del Chaco. Su hogar se encuentra a unos 7 km del pueblo, en una zona rural sobre la ruta nacional 11 llamado “Paraje km 34”, cuya comunidad se compone de tan solo cincuenta familias de muy humilde condición.
“En mi paraje no tenemos agua potable -cuenta Facundo-, el agua que se consume en todas las casas sale de un pozo con la ayuda de un gran motor, pero nadie certifica que el agua sea apta para consumo”, explica.
El flamante abogado egresado de la UNNE es el mayor de tres hermanos “sé que tengo dos hermanos más por parte de padre, pero no los conozco”, reconoció. Facundo cursó su ciclo primario en la EEP N°224 “Brigadier Ángel María Zuloaga” y al secundario lo concluyó en el CEP N° 82 Dr. René Favaloro, ambos, establecimientos escolares cercanos a su comunidad en Basaíl. “Mis abuelos siempre nos dijeron que estudiemos, para tener el futuro que ellos no tuvieron -relató el joven- ellos fueron como mis padres”.
Identidad Qom
Facundo Adrián Beauvais Lobo posee raíces originarias provenientes de sus abuelos maternos, ambos integrantes de la comunidad indígena Qom chaqueña.
“Me crié con mis abuelos maternos y viví con ellos hasta que empecé la aventura UNNE, la que atravesé con mucho esfuerzo y deseos de superación… realmente me costó muchísimo. Hoy recuerdo todo lo que pasé en los años de facultad y no puedo creer que lo haya logrado”, reflexiona orgulloso.
Contó además que siendo chico siempre tenía muchas ideas, era muy extrovertido y le gustaba estar informado “era un aventurero multifacético” se autodenominó, a la vez que reconoció que fue esta inquietud permanente la que lo llevó a conocer las ofertas académicas de la UNNE a través de redes sociales y decidirse por estudiar en la universidad.
“Al Programa Pueblos Indígenas de la UNNE lo conocí buscando ayuda económica para comenzar a estudiar abogacía. Mi madre en ese tiempo tenía sólo un contrato como empleada en la escuelita local y no era suficiente, pero yo estaba decidido a entrar a la universidad. Entonces me puse las pilas y llegué hasta el IDACH (Instituto del Aborigen Chaqueño) y -si bien no conseguí la ayuda que buscaba- me recomendaron e informaron sobre el PPI-UNNE”.
Recordó entonces que en aquel tiempo su primer contacto fue con Adriana Luján (actual coordinadora del PPI-UNNE) y Laura Rosso (coordinadora en ese entonces) “ambas, desde el minuto 1 me brindaron toda la información y el apoyo que se necesita en un momento tan difícil como ese, el del ingreso a la universidad”.
En el primer día de cursillo de ingreso a la carrera me di cuenta que no iba a ser fácil, pero tenía una motivación interna que no sé bien cómo explicar
Hizo especial hincapié en la importancia de los Programas de Tutorías para acompañar a los estudiantes e ingresantes. “Realmente me parece muy importante, el poder contar -siendo ingresante- con un tutor que te brinde un cálido mensaje de apoyo cuando más necesitás, también durante el tiempo de adaptación académica. De hecho, actualmente soy Tutor Par de los estudiantes de la sede central de la Facultad de Derecho, Ciencias Sociales y Políticas de la UNNE” contó el abogado.
La humildad como condición de vida
En su relato, Facundo Lobo -el octavo profesional egresado de la UNNE de raíces originarias- rememoró nostálgico su vida familiar de niñez y adolescencia. “Fueron buenos años, teníamos una humildad terrible pero éramos muy unidos. Trabajábamos todos en el campo (mis abuelos, hermanos, tíos…) cosechábamos algodón, deschalábamos caña y sembrábamos batatas. Desde niño supe lo que es insolarse o que se te congelen los dedos de tanto frío, así que con certeza puedo decir que sé lo que es transpirar la camiseta”.
El trabajo infantil está penado, pero de esas cosas una persona humilde nunca se entera
Cuando se mudó de Basaíl a la capital correntina para iniciar el cursado, el abogado de raíces Qom, relató lo mucho que le costó adaptarse. “¡Me volvía a mi pueblo todos los fines de semana!. Además, por mis escasos recursos económicos, los primeros meses tuve que dormir en una colchoneta (vivía contracturado); me acuerdo que no tenía mesa ni silla, ¡nada!. Por suerte, la dueña del lugar me había prestado una heladera que congelaba lo poco que tenía, pero para mí fue lo mejor que me pasó en ese momento”, rememoró.
Dijo además que fueron muchas las veces en las que pensó abandonar todo “pero no sé de dónde sacaba la motivación y seguía”, relató asombrado recordando todo lo que atravesó. “Es más, todavía no caigo que este día tan ansiado -que parecía imposible para mí- finalmente llegó”.
Con fuerza de voluntad, todo se puede
Consultado sobre cuál sería la línea profesional en la que le gustaría desarrollarse dentro del derecho, el abogado Beauvais Lobo dijo que hubo un tiempo en el que se inclinó por el derecho administrativo y luego se volcó por el derecho laboral “hasta que me topé con mí karma: Derecho Comercial 1, materia que me costó horrores aprobar, pero fue la que más me gustó, así que supongo que me inclinaré por el derecho empresario, pero no me cierro a nada. Me gusta mucho también el derecho penal. Lo que sí sé es que, en la línea que decida trabajar, pienso desarrollar a la par mis conocimientos como complemento en derechos humanos”, subrayó.
En el final, el flamante abogado de la UNNE agradeció especialmente a su abuela, sus tíos y sus amigos de facultad “los que después de tantos años se convirtieron en mí familia. Y también a mi padrastro que estuvo cuando lo necesité. “El día que me recibí, lloraba más que yo y emocionado me abrazaba diciendo … “el cosechero se recibió”.
Reconoció especialmente al Programa Pueblos Indígenas y también a la UNNE por incentivar la inclusión en la institución. “Porque si bien la educación superior es gratis, la facultad a muchos nos queda lejos y el apoyo que nos brinda PPI es esencial, sobre todo, cuando no tenés nada”.
Facundo dejó finalmente, su mensaje esperanzador dirigido a personas con ganas de estudiar una carrera universitaria. “Sepan que nada es imposible. Con fuerza de voluntad todo se puede, sólo hay que ser perseverantes y no bajar los brazos, porque al final, cuando uno ve el resultado de tanto esfuerzo, realmente lo vale”.
Mi título se lo dedico a mí mamá Juana, ella es mí súper heroína, es una mujer maravillosa. Ojalá algún día pueda ser un 30 % de lo que es ella como persona
*Carzino Guadalupe