Es graduada de la Carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades de la UNNE. Días atrás defendió su tesis doctoral “Hacer docencia en tiempos de crisis” en la Universidad de Málaga, España, donde expuso su labor de investigación comparada realizada durante 5 años en las comunidades escolares chaqueñas de Resistencia y Santa Sylvina.
En charla con Radio UNNE (99.7 Mhz), la doctora Maia Acuña contó detalles de esta experiencia de campo realizada en las localidades chaqueñas de Santa Sylvina y Resistencia, Chaco, que le demandó cinco años de intercambio personal in situ.
Maia es graduada de la Carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades de la UNNE de la UNNE. Es además docente de la Asignatura Seminario de la Realidad Educativa de la mencionada Carrera y Becaria doctoral del CONICET.
Cuenta la Doctora en Educación por la Universidad de Málaga que esta tesis llegó gracias a la obtención previa y el trabajo realizado en tres becas doctorales. “Una otorgada por el CONICET (en la que trabajo hace ya cuatro años); otra otorgada por la UNNE en mis inicios dentro de la investigación y otra beca de la AUIP (Asociación de Universidades Iberoamericanas de Posgrado). Esta tesis se sostuvo gracias al acompañamiento de estos organismos, pero también, gracias al acompañamiento de la Facultad de Humanidades de la UNNE y del Instituto de Investigaciones en Educación con el que trabajo hace más de 8 años”, reconoce la joven.
La tesis con la que Acuña obtuvo su doctorado se denomina “Hacer docencia en tiempos de crisis” y se basó en un trabajo de investigación comparada realizada en dos escuelas periféricas de la provincia de Chaco. Una en la localidad de Santa Sylvina (un pueblo sojero, algodonero ubicado en el sudoeste provincial) y otra en la escuela de gestión pública y social N° 1 “Héroes Latinoamericanos”.
“Valoro mucho las historias de formación como la mía, que han comenzado desde abajo y que han podido emerger y sostenerse gracias al acompañamiento de la Educación Pública”.
Una mirada profunda hacia la vida escolar en contextos periféricos
En charla radial desde España, Maia contó en el aire de Radio UNNE, que los 5 años de trabajo de campo en las escuelas chaqueñas donde trabajó para su doctorado, significaron para ella lograr “poner en valor las voces de los protagonistas: estudiantes, docentes y directivos que realizan un trabajo a pulmón con sus comunidades barriales, y que muchas veces quedan puertas adentro”, reflexionó.
“No sólo me abrieron amablemente sus puertas, sino que además pude acercarme -en sus cotidianidades- a conocer de forma directa la vida escolar y comunitaria barrial, además de ver personalmente la construcción de ese “hacer docencia en tiempos de crisis” con el que trabajo en mi tesis”, reconoció la joven doctora.
En otro tramo de la entrevista, Acuña manifestó que su trabajo de tesis fue una construcción muy dialogada con ambas comunidades “sobre todo porque estas escuelas tuvieron la particularidad de haberse construido luego de la crisis económica y política del 2001 en Argentina, época en el que muchas familias campesinas migrantes fueron expulsadas de los campos del interior, al tiempo que se comenzaron a construir escuelas en las periferias de las localidades más pobladas”, explicó.
“En aquel tiempo de crisis, las familias comenzaron a mudarse de
los campos a las periferias de las ciudades más urbanizadas e iniciaron la construcción de escuelas en esos nuevos espacios”.
“En aquel contexto de crisis y cambios a nivel nacional, esas comunidades también avanzaron en la configuración de un -lo que yo llamo- “suelo escolar”, explicó Maia. Este concepto tiene que ver con la idea de construir escuela y configurar una institución educativa dentro de un suelo particular, en donde antes no había nada. Allí donde las comunidades comenzaron a negociar con el Estado para la construcción no sólo una escuela sino también viviendas y trabajo”, explicó la docente de la UNNE.
La joven doctora en Educación concluye en sus reflexiones, que “la visión del “lugar escuela” en estas comunidades donde desarrolló su tesis, emergió y tiene que ver con la configuración material y simbólica para los y las estudiantes de “sentirse parte” de estos lugares. Espacios pedagógicos que van desde la Murga o las bandas estudiantiles, como es el caso de Santa Sylvina”, reconoció.
Los jóvenes exigen lugares reales de enseñanza, donde académicamente se les pueda acompañar, donde puedan profundizar conocimiento, saberes complejos de lógica, matemática, literatura….
Maia remarca en otro tramo de la charla radial, la errada construcción de imaginarios que se tiene al pensar que en las escuelas más alejadas de las urbes -emplazadas en contextos empobrecidos y de alta vulnerabilidad- los y las estudiantes no quieren aprender, son apáticos y no se comprometen con la educación y las propuestas de sus docentes.
“Pues sucede todo lo contrario. Esas realidades que construimos a menudo desde el desconocimiento, están muy alejadas de lo que pude advertir en primera persona en mi tiempo de trabajo de campo” reconoció la investigadora.
Y en esa línea explicó que, si bien hacer docencia en tiempos de crisis es complejo y -más aún en tiempos de post pandemia- se trata de una construcción cotidiana y colectiva con los y las estudiantes. “Creo que lo más complejo al encontrarnos cara a cara es reconocer que los y las otros/as tienen historias de formación diferentes y que lo que planificamos o pensamos en términos de formación, muchas veces, se ve irrumpido por esas diferencias y por la misma cotidianeidad”.
Dijo entonces que “el gran desafío es poner en discusión los saberes dentro del espacio del aula -y también fuera de ellas-, para que los y las estudiantes puedan construir sus trayectos formativos a partir de aprender con el otro. Es una misión que requiere de mucho intercambio y conocimiento de los involucrados, reconociendo que el otro es diferente y que esas diferencias, también nos interpelan y nos hacen crecer como docentes”.
Cotutela UNER-UMA
La doctora Acuña explicó en la charla radial con Radio UNNE, que su tesis doctoral la desarrolló a partir de un convenio de cotutela, entre la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y la Universidad Nacional de Málaga (UMA). “Este régimen me permitió acceder al título de doctora expedido por ambas Universidades. Quienes me acompañaron en el proceso con sus equipos de dirección doctoral”, detalló Maia.
En sus agradecimientos, reconoció al actual secretario general de Posgrado de la UNNE, el doctor Claudio Núñez y a Mariana Ojeda de la Facultad de Humanidades, a quienes reconoció la guía y el acompañamiento antes y durante todo su trabajo de tesis. En esa asistencia en cotutela, Maia tuvo además la ayuda y asistencia externa del doctor José Ignacio Rivas Flores, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga y de la doctora Silvia Grinberg, de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
Sobre los convenios de cotutela, la doctora Acuña especificó que los criterios en común de los mismos “tienen que ver con los acuerdos en materia de calificación, las pautas acordadas en la dirección del trabajo y el grado de involucramiento y acompañamiento desde cada universidad con el trabajo de tesis que se cotutela”, explicó.
“Me enorgullece poder llevar las voces de los y las protagonistas de las escuelas y poner en diálogo producciones regionales e historias institucionales del NEA, trabajadas en la UNNE en un espacio académico tan prestigioso como la Universidad de Málaga. Realmente me siento muy honrada por haber podido hacerlo”.