Un estudio realizado entre investigadores de la UNNE, FLACSO y la UBA analizó el lugar que ocupa la sífilis congénita en la agenda de salud de Argentina y América Latina y los factores que inciden en la poca visibilidad de la enfermedad pese al progresivo aumento de casos en los últimos años. Según concluyen, en la gran mayoría de los países de la región la Sífilis Congénita se encuentra enmarcada dentro de una agenda formal pero con escasa oportunidad de movilizarse hacia una agenda de decisión, dificultando políticas sanitarias para su efectivo control.
La Sífilis es una enfermedad milenaria, causada por la bacteria Treponema pallidum. La Sífilis Congénita (SC) es la infección multisistémica causada por transmisión del germen, durante el embarazo, al feto a través de la placenta.
La Sífilis Congénita nunca dejó de ser un problema preocupante para muchos países de América Latina y el Caribe (ALC), donde el peso de la enfermedad es el mayor del mundo. Si bien muchos países de la región cuentan con el conocimiento y los recursos técnicos necesarios para eliminar esta enfermedad, la misma continúa siendo un desafío irresuelto.
En Argentina, la enfermedad no sólo persiste como problema afectando a las poblaciones más vulneradas socialmente, sino que su tasa de incidencia se ha ido incrementando desde el año 2000.
En este contexto, un grupo de investigadores consideró pertinente indagar respecto al lugar que ocupa Sífilis Congénita en la agenda de salud internacional, y de Argentina en particular y, por otra parte, analizar los factores que, en distintos niveles (global, regional y local), influyen para que este problema de salud pública avance (o no) hacia una agenda de decisión y se ejecuten acciones concretas tendientes a su resolución desde un enfoque de derechos humanos.
El estudio contó con la participación del Dr. Gerardo Deluca, investigador de la Facultad de Medicina y del Instituto de Medicina Regional, de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), junto a la Dra. María Belén Herrero, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Buenos Aires (FLACSO) y la Dra. Silvia Faraone, del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires.
El estudio realizado en el marco del Programa de Líderes en Salud Internacional “Edmundo Ugalde” –PLSI-, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Para la investigación, según explicó el Dr. Deluca, se realizaron entrevistas semiestructuradas a informantes clave de los niveles global, regional y nacional, se analizaron documentos técnicos de organismos internacionales, informes de situación, boletines epidemiológicos, resoluciones nacionales e internacionales, actas acuerdo de bloques regionales, acuerdos bilaterales y multilaterales entre estados de la región, legislación argentina vinculada y literatura referida a la temática.
A partir del marco teórico y en base a los resultados obtenidos en el trabajo de campo, los investigadores elaboraron un modelo conceptual para el análisis de la agenda de salud internacional y de la posición que ocupa un tema de salud, en este caso Sífilis Congénita, incorporando el análisis de los determinantes internacionales de la salud que intervienen en este proceso.
“El estudio considera que hay problemas de salud pública, que aun siendo reconocidos como tales, y disponiendo de los recursos para su abordaje, no logran pasar de la agenda gubernamental o formal a la agenda de decisión y traducirse finalmente a políticas de acción concreta”
Además se agrega que ello dificulta el efectivo control de estas enfermedades, que persisten y afectan a grandes grupos poblacionales, particularmente a los más vulnerados socialmente, profundizando las desigualdades sociales y las inequidades en salud.
SITUACIÓN ACTUAL DE LA SÍFILIS CONGÉNITA
Sobre la situación actual de la Sífilis Congénita, los autores del estudio detallan que la tasa media de Argentina arroja valores próximos a 1.9 casos/1000 NV, con grandes diferencias entre regiones, y con una clara tendencia ascendente de la tasa de incidencia que no se ha podido frenar desde el año 2000.
En relación con los registros epidemiológicos, Argentina evidencia, al igual que el resto de los países de América Latina y el Caribe, importantes dificultades en la vigilancia de la enfermedad, mostrando diferencias significativas entre las provincias respecto de la regularidad de la información.
Asimismo, la calidad de los datos resulta poco uniforme para la totalidad del país, lo que da cuenta de la heterogeneidad de criterios en los sistemas de vigilancia y entre las jurisdicciones al momento de definir, incluso los casos en general.
REPASO HISTÓRICO
Los resultados de la revisión documental realizada con el objetivo de identificar el lugar que ocupa Sífilis Congénita en la agenda de salud, por niveles (global, regional y local), entre 1994-2016, muestran que la patología comienza a ser visibilizada nuevamente como problema de salud pública a nivel global a principios de la década de 1990, por un aumento consistente en la tasa de incidencia en todo el mundo.
En el año 1995 surge un primer documento de consenso de OPS sobre eliminación de Sífilis Congénita en las Américas y en el año 2007 la OMS se suma con su estrategia de eliminación a nivel mundial. A partir de este punto, se observa un aumento exponencial de nueva documentación referida a esta enfermedad en todos los niveles, incluyendo compromisos, adhesiones a estrategias regionales y mundiales, acuerdos, consensos de diagnóstico y tratamiento, guías clínicas, etc.
Esto posiciona a esta patología en un nuevo frente y la coloca en una agenda formal, en tanto tema reconocido como problema de salud pública.
Sin embargo, pese a esta realidad, no se observa la inclusión activa de la enfermedad en una agenda de decisión.
PROBLEMAS PARA LA VISIBILIDAD
En base a los informantes clave entrevistados, se observa que, en cuanto a la construcción social de esta problemática, los déficits de conocimiento en la sociedad en torno a esta enfermedad, la percepción social de la misma y los mitos que la rodean influyen en que la Sífilis Congénita no figure en espacios prioritarios de las agendas políticas-sanitarias.
También se evaluó el rol de los grupos sociales de presión y de los actores más estrechamente vinculados al tema, y los informantes clave entrevistados coincidieron, casi unánimemente, en reconocer la ausencia de grupos de presión en la sociedad civil que motoricen una mayor visibilización de la problemática de la Sífilis Congénita.
Asimismo, el área científico-tecnológica tampoco ejerce gran presión ni influencia, dado que no existe mayor interés en nuevas investigaciones y desarrollo en materia de Sífilis Congénita.
En el caso de Argentina, al analizar los centros de atención primaria de la salud de Argentina (el nivel basal del sistema de salud en contacto con la población), se evidencia que comenzó a visualizarse la magnitud del problema hace ya varios años, pero muchos actores de ese nivel consideran que los equipos de salud no se encuentran lo suficientemente sensibilizados en torno a esta problemática, persistiendo mitos y estigmas en relación a la enfermedad que dificultan las acciones de contención de la patología.
Otro problema observado es la modalidad del flujo de recursos, que para la mayoría de las infecciones de transmisión sexual se canaliza a través de los programas de VIH/SIDA. El gran problema de esta estrategia es que VIH/SIDA suele absorber la mayoría de los mismos, quedando el resto de las ITS invisibilizadas.
Además, actualmente en Argentina y en muchos países de la región, la eliminación de Sífilis Congénita como problema de salud pública está vinculada a la eliminación del VIH congénito, promoviéndose la eliminación conjunta de ambas afecciones.
Sin embargo, a pesar que VIH congénito y Sífilis Congénita comparten vías de transmisión y tienen puntos comunes de control en los programas de maternidad e infancia, las tasas de incidencia de ambas afecciones se mueven de manera diferente, con un descenso del VIH congénito, al contrario de lo que ocurre con la Sífilis Congénita.
Si bien existen opiniones a favor y en contra de mantener la estrategia de eliminación conjunta, muchos actores consideran que hasta el presente no existen evidencias de que atar la estrategia de eliminación de la Sífilis Congénita a la de VIH congénito pueda efectivamente mejorar la incidencia de la primera.
“El contexto socio-histórico de la enfermedad, la falta de interés de la industria, la no visibilización del problema en la sociedad y la ausencia de grupos de presión, consolidan por lo tanto un escenario poco favorable para su eliminación, de no mediar otras circunstancias” concluyen los investigadores de la UNNE, FLACSO y UBA.
Reiteran que desde una mirada macro, es posible dar cuenta de la existencia de propuestas para su control y eliminación (tanto en Argentina como en gran parte de América Latina y el Caribe), sin embargo, muchas de ellas permanecen en una instancia declamatoria sin acciones sustentables.
Para finalizar, destacan que el sólo hecho de que la Sífilis Congénita sea considerada una enfermedad desatendida, es un primer indicador a tener en cuenta del lugar que ocupa en la agenda de salud internacional.
“El modelo elaborado para este estudio desde el campo de la salud internacional, y los determinantes sociales identificados, en sus distintos niveles, constituye un aporte en la necesidad de saldar una deuda para la salud de nuestros pueblos, en el marco de un conjunto de enfermedades que hoy en día, disponiendo de todos los recursos para enfrentarlas, no debieran persistir”.