Durante el XI Congreso Argentino de Limnología que se desarrolla esta semana en la UNNE, el presidente de la Asociación Argentina de Limnología reflexionó sobre el recurso agua dulce y las problemáticas asociadas a este bien tan preciado en el siglo XXI
En diálogo con el doctor en Ciencias Naturales Adonis Giorgi, quién es además profesor titular del área Biología en la Universidad Nacional de Luján e investigador principal de CONICET, UNNE Medios conoció detalles sobre esta “organización científica que reúne a los que estudian cuerpos de agua continentales, es decir ríos, lagos, lagunas, arroyos de todo tipo e inclusive estuarios” según el mismo investigador definió a los estudiosos en la limnología.
Tras consultarle sobre la importancia que tiene hoy el campo de la limnología dentro de la biología, en un mundo donde el agua se ha vuelto un recurso estratégico, el investigador expuso.
“El agua se ha vuelto materia estratégica a nivel global porque hay países que poseen menos agua que otros. Nosotros tenemos la fortuna de tener muchas reservas de agua, pero la cuestión más importante es que con el uso que le hemos dado, hemos ido contaminando algunas fuentes de agua y también reducimos fuentes, es decir, reducimos su calidad. En algunos lugares hay agua, pero no es apta para consumo humano, para el ganado, o no es apta siquiera para la vida.
¿Podría explicarnos por qué es gravitante el agua en el ambiente?
El agua es un recurso que, además del uso que le damos para nuestra vida, es un alimento necesario para muchísimos organismos que se desarrollan en el agua y otros que allí nidifican. Toda la biodiversidad que vemos acá en Corrientes por ejemplo, en gran parte está sustentada en el agua. Entonces, ahí se vuelve estratégica y eso funciona aquí como en el resto del planeta”.
En nuestro país, cuya economía depende en gran medida de la producción de recursos agroindustriales ¿Cobra importancia el uso que se le da al agua en la producción también?
¡Claro que sí!, porque como país exportador, de algún modo estamos exportando lo que se llama “agua verde”, es decir, el agua que transformamos en alimentos que exportamos. Por lo tanto, también estamos enviando a otros países agua que se produce acá. De ahí su importancia y la necesidad de proteger esas fuentes y sus balances de agua; es necesario también estudiar bien los tipos de cultivos que conviene hacer en distintos lugares”.
¿Cómo se analizan esas cuestiones de la producción?
A veces, por costumbre, se hace un mismo cultivo en un lugar y a veces conviene pensar en otro tipo de cultivo, hacer rotaciones, no cultivar lo mismo en años húmedos que en años más secos.
Todos estos estudios limnológicos también ayudan a hacer predicciones, a tomar decisiones; y si bien es cierto que a veces las decisiones las toma solo el agronegociante, sería bueno que haya participación mayor de la gestión de gobierno y de los investigadores, porque tenemos un montón de conocimientos para aportar.
Corrientes posee uno de los humedales más importantes, no solo del norte del país, sino de toda la Argentina, que es el Iberá.
¿Está al tanto de todo el trabajo que se viene haciendo respecto al Iberá? La conservación, su visibilización como patrimonio natural y la reintroducción de especies, entre otras cosas
No estoy al tanto de todo lo que se viene haciendo, pero sé que se ha trabajado mucho. Conozco al grupo del Cecoal (Centro de Ecología Aplicada del Litoral) desde hace unos 40 años y que han trabajado mucho y muy seriamente estudiando el gran humedal.
Sucede a la par que muchas veces la sociedad dice “estos estudian, estudian y no resuelven nada”. Y justamente esa acumulación de conocimiento es la que sirve, por ejemplo, en la temática reintroducción de especies. Si no se hubiera estudiado, ni siquiera nos hubiéramos enterado que habían desaparecido algunas especies. A su vez, cuando se las reintroduce, puede traer algunas ventajas y algunos problemas. También los tenemos que estudiar porque puede generar peligro. Entonces, es como una continuidad de conocimientos y ayuda para tomar decisiones que suponen no sólo mejoras en el paisaje y el ambiente sino fundamentalmente que el cambio se realice con conocimiento.
¿Considera que el aumento de los flujos turísticos plantea desafíos a la investigación del humedal?
Es un lugar muy apreciado por el turismo, particularmente el turismo extranjero. Está bueno valorarlo, pero también cuidarlo. El turismo, es una industria sin chimenea, es cierto, pero puede terminar dañando lo mismo que se viene a visitar.
Entonces, bueno, yo soy turista porque me gusta, pero se debe aprender a ser respetuoso con el ambiente. Por eso es bueno que los habitantes del lugar sepan sobre el territorio propio -lo nuevo, lo patrimonial y las tradiciones- porque es la manera de conservarlo.
Lo que dice sobre el Iberá ¿se puede transpolar al caso del río Paraná, que es uno de los ríos más importantes, el más importante de la Argentina?
Nos ha pasado de recibir visitas de colegas europeos que no dejan de admirarse por el Paraná. Y cada vez que uno lo estudia, encuentra cosas nuevas. Son ríos de los más grandes del planeta y que establecen nuestro paisaje.
Es importantísimo tenerlo en cuenta, no solo por la cuestión utilitaria que uno le da, sino por una cuestión geográfica y de comunicación. Por algo las civilizaciones se desarrollaron en torno a los ríos; si uno ve nuestras propias ciudades importantes, están a la vera del Paraná. No es casual y tiene que ver con que “el río es vida… el agua es vida.
Insisto en la necesidad de utilizar el agua pero con prudencia, estudiando y conociendo las consecuencias del mal uso del recurso hídrico.