Un proyecto coordinado desde la Estación Biológica Corrientes (CECOAL, CONICET-UNNE) busca profundizar el conocimiento sobre la presencia y distribución de monos que habitan en zonas urbanas y periurbanas de la Ciudad de Corrientes. «Los monos que viven en ciudades no se irán» destacan y exponen la necesidad de consensuar acciones para lograr una convivencia armónica con los humanos.
Los monos aulladores negros y dorados (Alouatta caraya) constituyen una especie categorizada “En Peligro” para Misiones y el noreste de Corrientes y “Vulnerable” para el resto de Argentina.
La degradación del hábitat natural de estos monos, por la fragmentación de bosques nativos, favorece el desplazamiento hacia áreas urbanizadas, en búsqueda de recursos.
Esta situación se intensificó en distintos puntos de la provincia de Corrientes y la región durante los últimos 10 años, debido al crecimiento no planificado y el uso intensivo de los bosques periurbanos.
Así, cada vez es más frecuente observar la presencia de monos en zonas pobladas.
En ese contexto, un proyecto de investigación busca evaluar la presencia y distribución de A. caraya en ambientes urbanizados y periurbanos de la Ciudad de Corrientes.
Para ello, se trabaja con entrevistas semi-estructuradas, utilizando la aplicación de Formularios de Google, y difundidas mediante redes sociales.
De esa forma, se obtiene información sobre la ubicación geográfica de distintos grupos de monos y posibles interacciones con la población humana. Se identifican las coordenadas mediante el programa Google Earth, y se complementa el relevamiento con recorridos de los lugares informados en las encuestas.
En el avance del estudio, se pudo constatar en la Ciudad de Corrientes al menos quince grupos de A. caraya.
Del análisis de las encuestas, se determinó que el 30% de los encuestados presenció interacciones con personas o animales domésticos, como agresiones por parte de perros, hostigamiento y ofrecimiento de agua o comida.
En tanto, el 50% mencionó que para desplazarse los monos utilizan elementos antrópicos (cables, techos de casas y suelo), lo que supone riesgos de electrocución, lesiones, exposición a agentes infecciosos y mordeduras de perros, pudiendo generar la muerte del individuo.
«Los resultados demuestran la necesidad de implementar planes de manejo y gestión que aseguren la protección y conservación de estos animales en áreas urbanizadas, incluyendo programas de educación ambiental» se destaca en las conclusiones preliminares del estudio, cuyos avances fueron presentados en la última reunión de la «XXXIII Jornadas Argentinas de Mastozoología».
Se agrega además la importancia de involucrar a la comunidad en el registro de los datos, a través de procesos de ciencia ciudadana, y facilitarles información para lograr una convivencia armónica.
Del estudio participan Lucila Citon, Débora Gilles, Rodrigo Bay Joulia, M. Caminos y Martín Kowalewski de la Estación Biológica Corrientes (CECOAL, CONICET-UNNE), además de Félix Ignacio Contreras de CECOAL y Mariana Raño de la Dirección Regional NEA de la Administración de Parques Nacionales.
Convivencia necesaria
“A los grupos de monos identificados en la ciudad no hay donde ponerlos, no se los puede llevar a otros ambientes naturales porque los pocos lugares que puedan existir de seguro ya están ocupados por otros grupos» destacó el Dr. Martín Kowalewski, director de la EBCo.
Sostuvo que se seguirá intensificando la presencia de primates en zonas urbanas y periurbanas por la continuidad de degradación de sus hábitats.
«Hay que ser conscientes de que los monos no se irán”.
Para exponer la magnitud del fenómeno, resaltó que dentro de la ciudad de Corrientes se observa una distribución expandida de grupos de monos en todos los límites de la ciudad, como la presencia en el barrio Molina Punta, Cremonte, Aldana, Altagracia, Santa Catalina, por mencionar algunas barriadas alejadas entre sí.
Por eso, el camino no es la reubicación, como piden muchas personas, sino reconocer la necesidad de trabajar en la coexistencia de estos animales en un nuevo ecosistema urbano.
En ese aspecto, desde la EBCo consideran que profundizar el conocimiento de los grupos de monos de la ciudad permitirá conocer aspectos claves como la forma en que se movilizan, cómo se alimentan, donde duermen, cómo es el trato con los vecinos, los riesgos que corren, y demás datos.
Dicha información puede constituirse en insumo que nutra la elaboración de pautas y acciones para una convivencia armónica entre el entorno urbano y los monos, así como para la protección específica de estos animales.
Posibles acciones
Desde la EBCo sostienen el rol que deben tener el Estado y las instituciones para implementar acciones que contribuyan a «facilitarles la vida» a los monos que habitan en la ciudad y sus alrededores.
Así, se pueden propiciar corredores verdes, con árboles que favorezcan el desplazamiento de los monos sin necesidad de tener que movilizarse por las casas, cables o el suelo. Los árboles, de especies nativas, además contribuirán en que los monos encuentren refugio y alimentos.
También se pueden colocar puentes o pasarelas en sitios de la ciudad donde se encuentran los grupos, lo que minimizará el contacto de los monos con los humanos y otros animales.
Pero como acción transversal se requiere trabajar la «educación ciudadana» para que las personas sepan cómo actuar ante la presencia de monos, y qué acciones humanas pueden representar riesgos para esos animales.
Fenómeno creciente
El Dr. Kowalewski señaló que la presencia de monos en zonas urbanas y periurbanas en la ciudad de Corrientes se profundizó en los últimos diez años, pero no es un fenómeno único en esta ciudad.
Explicó que en ciudades más chicas la problemática de la presencia de monos es la misma que en las grandes ciudades, pero la gente de esos lugares acepta más a los monos pues es común ver animales silvestres, y por eso no se denuncia la presencia de estos animales.
En cambio, en las ciudades más pobladas la gente tiene más miedo o no conocen el carácter pacífico de los monos, entonces no se les acercan y se denuncia su presencia.
Sí reconoció que la ciudad de Corrientes tiene un factor agravante que es el bajo índice verde, con muy poco arbolado, que obliga a los grupos de monos a trasladarse con más frecuencia en cables y la infraestructura construida.
La ciudad de Resistencia también registra la presencia de grupos en toda la ciudad, algo similar a lo que ocurre en Formosa capital.
En Misiones, la ciudad de Posadas y alrededores enfrentó en el año 2008 el fuerte impacto de mortandad de primates por Fiebre Amarilla, pero ahora están volviendo a aparecer monos en zonas urbanas y periurbanas.
Desde la EBCo destacaron el interés del Municipio de la ciudad de Corrientes en trabajar en la temática, así como la Municipalidad de Resistencia, lo que es clave pues el Estado debe ser el garante de generar acciones para la protección y conservación de los monos, así como también para la población.
Estudios de la ESBC
El proyecto de conocimiento de la presencia y distribución de monos aulladores negros y dorados en la ciudad de Corrientes se complementa además por otras líneas de estudio coordinadas por la Estación Biológica Corrientes.
Así, se están desarrollando estudios de vigilancia epidemiológicas, pues los monos actúan como centinelas de enfermedades que pueden llegar a los humanos.
En particular uno de los estudios en marcha, a cargo de la veterinaria Lucila Citon, becaria doctoral, busca identificar la circulación de virus en los primates que viven en las zonas urbanas y periurbanas de la capital provincial.
Trabajan además con clubes de ciencia como el Club de Ciencias Arquímedes del Instituto Salesiano Pío XI, con quienes aborda la problemática de la fauna urbanizada en formas integrales e innovadoras.
«Queremos avanzar hacia un abordaje integral, y para ello es importante la colaboración y el compromiso ciudadano, así como de los organismos competentes y demás organizaciones de la sociedad» concluyeron.