Las cuestiones que rodearon al proceso de emancipación y las guerras por la independencia, se han constituido en los temas de la historia argentina, en los que abundan los mitos y las construcciones originarias de la historia argentina. Ello sucede por variados motivos. En primer lugar, porque fue elegido como el momento inicial que marcaría el origen de la nacionalidad con las obras de los padres fundadores de la historiografía argentina: Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López. Otro de los mitos es el de la existencia de una clara división entre criollos revolucionarios e independentistas y españoles partidarios del sostenimiento del orden colonial y de la monarquía.
En los últimos años ha habido un reexamen de cuestiones que tienen que ver con la existencia de una ambigüedad en el sentimiento público en los orígenes de la revolución, así como la emergencia de distintas soberanías: el principio de tantas soberanías como pueblos que correspondían al ámbito de las ciudades, y el principio de una soberanía “nacional” producto de los gobiernos centrales y de las primeras asambleas constituyentes.
Debemos tener en cuenta la reformulación que se había realizado del pacto con los Borbones y el impacto de los sucesos peninsulares de 1808-1810, que en el Río de la Plata tiene el preludio de las invasiones inglesas de 1806-1807 antes de las crisis de la Monarquía española.
En las últimas décadas este proceso se vio iluminado por aportes de la historia conceptual en relación con las formas de identidad colectiva vigentes en el espacio rioplatense y el significado que se le atribuía a términos como nación y pueblo.
La crisis de la monarquía española condujo a una reorganización profunda de las relaciones administrativas, militares y mercantiles con sus posesiones americanas. Se buscó revertir la marginalidad española, sanear las finanzas, hacer rendir económicamente a América, fortalecer el poder real y alcanzar una mayor centralización con el propósito de afirmar una única soberanía, la del monarca.
Esto llevó a la eliminación de las prácticas soberanas que formaban parte de los antiguos privilegios de cada reino. Con la aplicación de la ordenanza de intendentes, se esperaba ejercer una mayor supervisión real, gracias a funcionarios con nuevos poderes cuidadosamente definidos.
El intento de imponer una administración mejor organizada y centralizada afectó el frágil equilibrio existente entre el poder de la Corona y aquellos arraigados en realidades económico-sociales y jurídicas locales.
La intención de las reformas era desplazar del control de la administración y de los cargos de responsabilidad a las familias de las elites criollas que ocupaban posiciones decisivas en varias instancias del estado.
Los criollos ocupaban los escalones más bajos de la administración mientras los más alto eran reservados a los peninsulares. Sin embargo, hubo una gran cantidad de lazos familiares entre criollos y peninsulares (migraciones tempranas).
La mayor reacción de los criollos se debió a la reformulación del vínculo colonial, que dejaba de lado la larga tradición de autogobierno que se fundaba en la legislación indiana, según la cual los súbditos americanos eran integrantes de reinos de la corona de Castilla.
Con los Habsburgo la relación contractual reconocía la existencia de deberes y derechos recíprocos entre el rey y el reino. De allí los fueros, privilegios y libertades que los Borbones pretendían suprimir.
Ahora bien, el descontento de americanos no es la clave de la crisis que lleva a la independencia. La emancipación de las excolonias será resultado conjugado del derrumbe de los imperios ibéricos, la creciente presión de Inglaterra a lo largo del siglo XVIII y la disconformidad existente en todas las capas sociales americanas.
Si bien son factores importantes no son suficientes para explicar el resultado del proceso. Las revoluciones siguieron a la crisis de la monarquía y no al revés. No se puede sostener la idea de que la crisis fue producto de las revoluciones.
Otro aspecto importante es la militarización que dejan las invasiones inglesas, por el reclutamiento voluntario y la elección del jefe por parte de la oficialidad. Este mecanismo crea una nueva legitimidad, un poder nuevo por fuera del andamiaje institucional de la colonia.
Cátedra de Historia Argentina Independiente
Departamento de Historia
Facultad de Humanidades – UNNE