LUIS MERINO, DIRECTOR DEl INSTITUTO QUE CUMPLIÓ 80 AÑOS
“La pandemia puso a prueba al Instituto de Medicina Regional y demostró que estamos capacitados”

El Instituto de Medicina Regional (IMR) cumplió 80 años de vida y actividad científica, de docencia y apoyo a la comunidad como el más antiguo centro de investigación de la Universidad Nacional del Nordeste. En el último tiempo, desempeñó una tarea central en la lucha contra el Coronavirus en la región.

En este contexto, el director del IMR, Luis Merino, dialogó con Radio UNNE FM 99.7 sobre las tareas que viene realizando la institución a su cargo y su aporte a la comunidad.

“Es el instituto más antiguo de la Universidad, ya que comenzó sus actividades como una dependencia de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y al crearse la UNNE se incorpora como su primer instituto de investigación. Por lo tanto, tenía unos 15 años cuando se crea la UNNE”, describió Merino a modo de reseña histórica, y agregó que “desde su creación tuvo como fin principal la investigación relacionada con enfermedades prevalentes en la región, pero además actividades de docencia, extensión y transferencias de tecnologías de conocimiento a otras instituciones y empresas”.

El IMR tiene sede en el Campus Resistencia de la UNNE.
El IMR tiene sede en el Campus Resistencia de la UNNE.

Merino resaltó el rol del Instituto con el inicio de la pandemia, que marcó un hito en la vida del equipo. “Parece casi increíble que en casi con 80 años el Instituto se puso más en evidencia con una pandemia que fue preocupación mundial y reafirmó que estuvo a la altura de las circunstancias. No es la primera vez que el Instituto se pone al frente de una patología colaborando con la región, primero con el diagnóstico y posteriormente incorporando equipamiento para la secuenciación y reconocimiento de las variables y en este momento es un apoyo para salud pública del Chaco”, celebró.

Actualmente son 40 las personas que trabajan en el IMR, entre personal administrativo, técnico, docentes investigadores y becarios.

A su vez, el titular del IMR explicó que “en el día a día, se realizan proyectos de investigación de la UNNE o por otras instituciones que acreditan proyectos científicos. También se reciben pasantes como alumnos que quieren conocer de qué se trabaja o servicios especializados a terceros, además de cursos y seminarios”.

“El Instituto trasciende las paredes de la Universidad y está en permanente contacto con la comunidad”, destacó Merino.

 

Dentro de sus logros recientes se destaca que fue en el Instituto de Medicina Regional donde se detectó por primera vez la circulación de variantes Delta y Ómicron del Coronavirus en la Provincia del Chaco. Ello a partir de la incorporación de nanotecnología que amplió la capacidad del trabajo que realizaban en materia de análisis del virus causante del COVID. Puntualmente, a partir de la adquisición del secuenciador de ADN y ARN MinION Mk 1C considerado revolucionario y lo más avanzado para estudiar al SARS-CoV-2. Con la adquisición de este dispositivo portátil desarrollado en Reino Unido, en junio de 2021, el IMR de la UNNE se empezó a secuenciar el virus a partir de muestras locales y así se podrá identificar variantes circulantes en la región.

Se trata de un secuenciador del genoma de cualquier material genético, que sirve para determinar la composición química del ADN y puede usarse con virus, bacterias, células, plantas, personas, etc.
Se trata de un secuenciador del genoma de cualquier material genético, que sirve para determinar la composición química del ADN y puede usarse con virus, bacterias, células, plantas, personas, etc.

“Las secuenciaciones se realizaban en Buenos Aires cuando comenzamos a trabajarlas. El problema era que recibían muestras de todo el país y los resultados se tenían en un tiempo mucho más prolongado, mientras que en el Instituto se los tenía en 48 o 72 horas, por lo tanto se detectaron primero aquí”, destacó Merino, y agregó que se llevan más de 30 mil muestras estudiadas en un año completo en paralelo con otros laboratorios que estaban haciendo diagnósticos. “El mes pasado comenzamos a secuenciar otros patógenos, de interés regional”, agregó.

En otro plano, resaltó el compromiso que la institución tiene con la comunidad. “Muchas veces se piensa que la ciencia solo es para que los que hacemos ciencia. Si bien en el Instituto se realiza ciencia básica, también se hace ciencia aplicada, aquella que está sobre las personas y el ambiente y muchos de estos resultados los obtenemos tras convenios con instituciones, que luego se vuelcan a la comunidad”.

En este sentido, reiteró que “seguimos investigando patologías que siguen en la región y todavía no se pueden erradicar o controlar y que pueden volver a aparecer. La capacidad de adaptarnos a nuevos desafíos nos hizo la tarea más fácil. La pandemia nos puso a prueba y demostramos que estamos capacitados, no solo en en lo profesional, lo administrativo o lo técnico, sino también en cuanto equipamiento e infraestructura”.