Especialista en Restauración Ecológica de la UNNE plantea desde su expertise, algunas de las bases para pensar al ambiente y la ecología tras los cambios rotundos en el ecosistema de nuestra región revertidas por el cambio climático.
La licenciada en Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas, Naturales y Agrimensura de la UNNE, Maria del Rosario Montiel suma sus conocimientos sobre el tema para intentar dimensionar al fenómeno “cambio climático” desde su especialidad.
La joven investigadora se desempeña en el grupo de Ecología Vegetal del Laboratorio de Ecología de la FaCENA y actualmente trabaja en “Restauración Ecológica”, además de formar parte de la Red Nacional de Restauración Ecológica Argentina.
Su tesis doctoral -próxima a conocerse- trata sobre la restauración ecológica y los diferentes determinantes que van permitiendo que la regeneración nativa exista, además de la dinámica que tenemos en nuestro ecosistema (que es la del Chaco Húmedo) respecto al fuego “y que actualmente se convirtió en un problema realmente muy grave en nuestra provincia y en tantas otras también”, sostiene la licenciada.
¿De qué hablamos cuando hablamos de restauración ecológica?
“La restauración ecológica es un accionar de múltiples prácticas y herramientas que nacen de la ecología que permite rehabilitar un ecosistema que fue degradado o que sufrió diferentes tipos de degradación, ya sea desde el punto de vista ecológico o productivo”, explica la investigadora.
Para ejemplificar con más detalle, Montiel expuso que hay ecosistemas que pierden sus capacidades “por ejemplo, en los suelos, esto sucede a repetición y a través de diferentes herramientas, intervenimos para recuperarlos. Y al hablar de herramientas, nos referimos a -por ejemplo- plantar árboles o a quitar el “disturbio” que pueden ser el fuego o la ganadería. A veces simplemente, el ecosistema se va recuperando solo y muchas veces necesita mayor intervención”, puntualizó.
Haciendo hincapié en las pérdidas ambientales por incendios, la licenciada Maria del Rosario sostuvo que “en nuestra provincia, si bien tenemos muchísimos ambientes naturales y bellezas escénicas que no tienen otras provincias porque fueron más urbanizadas, actualmente estamos perdiendo muchos ambientes naturales por el problema que tenemos con el fuego y otros disturbios”.
Sobre esto reflexionó que resulta muy común para la gente, al ver pastizales, pensar inmediatamente en que no son productivos o que no tienen características ecológicas valiosas como las de un bosque “y este es un concepto erróneo, porque la diversidad que tienen y los beneficios al ecosistema que producen los pastizales son altísimas”, remarcó la ambientalista.
En su explicación, comparó un bosque con un pastizal y concluyó “al primero por lo general se lo valora más, pero también es cierto que los pastizales tienen una tasa de recuperación mucho más rápida, la cual –en relación a la de un bosque- no tiene comparación, porque nos puede llevar cientos de años de recuperación, si hablamos por ejemplo de un bosque de quebrachos”.
Los pastizales se pueden quemar anualmente o en algunos años con frecuencia alta.
“Entonces planteó la pregunta ¿qué se puede esperar si se plantan árboles muy inflamables -como pinos o eucaliptos- sobre un pastizal que se quema de manera frecuente?”.
Incendios: la importancia de la alternancia
entre pastizales y bosques
Sobre el comportamiento del fuego en los distintos ambientes, la licenciada en Ciencias Biológicas de la UNNE dijo que “en los incendios de los bosques nativos, normalmente sucede que -si el bosque está bien conservado- no se incendia, porque alberga bastante humedad.
Y justamente, en el ecosistema del Chaco húmedo (que es donde está inserta la región noroeste de Corrientes) alternan pastizales y bosques, lo que ayuda a que el fuego se vaya frenando solo “se puede quemar un pastizal, inclusive un poco el borde del bosque, pero ahí se frena”, sostuvo.
“En cambio, en una forestación, donde predominan los monocultivos, el fuego se frena sólo con lluvia o con la intervención de los bomberos, sin esto, lo más probable es que se queme todo” destacó.
¿Por qué tantos incendios hoy en día?
Con preocupación, la joven investigadora de la UNNE manifestó “estamos viviendo un tiempo en el que el cambio climático se exacerba por las diferentes condiciones climáticas que se suman al problema de base”.
“Es decir, atravesamos un tiempo en el que el cambio climático definitivamente ya se instaló, al que se le sumó una sequía extrema, que hizo que los bosques que tenían un buen estado de conservación, se quemen por completo”, especificó Montiel.
“Y cuándo hablamos de “bosques en buen estado de conservación” nos referimos a aquellos con árboles con humedad adecuada. Este es un factor ecológico importante, ya que los árboles limitan la cantidad de luz que alcanza a los hábitats que se encuentran bajo ellos, además de condicionar el reparto del agua de precipitación hacia el suelo”, explicó.
“El buen estado de conservación de los bosques, es el que
-en situaciones normales- permite que los incendios no avancen. Pero la sequía extrema hace que los incendios arracen, por falta de humedad absoluta”.
“Entonces, si Corrientes quiere realmente posicionarse como una provincia forestal en el país, tiene que prever estas cuestiones fundamentales del nuevo ecosistema en el que se encuentra el territorio. Sobre todo porque no vivimos en una provincia donde exista cultura de manejo de fuego”, indicó la ambientalista de la UNNE.
Asociado a esto, Maria del Rosario recordó en su relato, la vieja costumbre de los habitantes de esta región de prender fuego y que se apague solo. “Hoy, debemos saber y ser conscientes de que esto no va a ocurrir más. Nos tenemos que empezar a adaptar y saber que lo que nos está sucediendo, nos va a volver a pasar, por lo que debemos estar preparados, no solamente con las formas de prevención y el combate contra los incendios, sino también en pensar en prácticas que acompañen a este ecosistema, porque actualmente, es muy diferente al que conocimos años atrás”.
Cambio climático: fenómeno global
Sobre este fenómeno mundial que alteró los patrones climáticos y el equilibrio habitual de la naturaleza, la licenciada en Ciencias Biológicas de la UNNE agregó que el fenómeno también se evidencia por el aumento de los períodos de mayores inundaciones y mayores sequías.
“Hay alternancias más cortas entre los períodos de los fenómenos de “La Niña” y “El Niño”; además, las sequías y la temperatura global está aumentando, es un hecho, por lo que las temperaturas van a ser cada vez más extremas (tanto las altas como las bajas)”.
“Con las temperaturas altas, los incendios se vuelven más severos; si a esto le sumamos los desmontes -que generan un cambio enorme en el ecosistema- se contribuye aún más con la frecuencia y el descontrol de los incendios”.
La Asamblea General de la ONU declaró el período 2020 al 2030 como la Década de la Restauración Ecológica: herramienta que sirve para mitigar y generar
conciencia social.
En la reflexión final, la licenciada Montiel hizo hincapié en este momento que atravesamos como fundamental para la toma de conciencia. “Debemos comprender como sociedad, que estamos viviendo en carne propia los efectos del cambio climático y tenemos que pensar en qué podemos hacer nosotros desde nuestro lugar para que esto no siga avanzando, además de estar preparados para lo que viene”.
Reconoció además que “son las nuevas generaciones las que ya tienen mayor conciencia del grave problema y las que finalmente van a lograr el cambio; porque los cambios ocurren de abajo hacia arriba. No debemos esperar más a que la iniciativa o el cambio se dé de la mano de las autoridades, es la sociedad la que tiene que exigir que se penalice a quién prende fuego o a quién desmonta”.
Lo ideal sería que logremos adoptar el concepto de no al desmonte, que las políticas no sean tan extractivistas y tomar conciencia de que hay que conservar la naturaleza, porque finalmente, somos los seres humanos los que sufrimos las consecuencias.