El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, con la finalidad de concientizar sobre la importancia de cuidar y fomentar el respeto al medio ambiente, visibilizar acciones humanas que modifican el equilibrio del ecosistema y condicionan valores naturales, sociales y culturales.
Para esta fecha, el CCU invitó a una artista sensible y comprometida con la naturaleza a exhibir sus obras en la Sala del Sol.
Carla Colombo trabaja en estrecho vínculo con su entorno natural, influye en su manera de vivir, impulsa su obra e invita a la reflexión. Presenta herbarios y los registra poéticamente a través de fotogramas. Va del color al blanco y negro, tal vez denunciando una amenaza.
La apertura de su exposición fue reprogramada para cuando la situación sanitaria nos permita recorrerla y “Habitar su jardín”; ser parte de ese círculo de intercambio de saberes que tanto valora, por quienes perciben el mundo vegetal desde diferentes lugares y vínculos.
Claudio Vallejos, guía de la Sala del Sol, entrevistó a la artista para ir entrando en el tema.
Klaudio: “El Jardín que me habita. Otoño. Honrar las partes”, es la exposición que presentarás en breve en la Sala del Sol, Contanos, ¿Cómo nace éste proyecto desde su primera etapa de investigación?
Carla: en su idea inicial el proyecto, beneficiario de la beca de creación del Fondo Nacional de las Artes, consiste en la elaboración de un herbario de plantas que crecen en la zona de ribera e islas del río Paraná en la zona de Paso de la Patria, Corrientes, utilizando la técnica del fotograma y cruzando la creación artística con el conocimiento científico y popular sobre la flora del lugar. Con la intención puesta en llevar el material a formato libro/papel. Con las inesperadas alteraciones recorridas durante el particular contexto de pandemia que atravesamos, el proyecto se modificó parcialmente, encauzándose hacia un proceso más intuitivo e íntimo con las plantas del jardín que me habita, ubicado también sobre la costa del río Paraná en la localidad de Paso de la Patria.
K: Está a la vista tu conexión íntima y tu relación estrecha con la naturaleza… ¿En qué crees que alimenta a tu producción esta comunicación diaria y constante con ella?
Carla: Esta conexión con la naturaleza deviene de un modo de habitar el mundo, que elijo y que se viene trazando desde hace más de diez años. Estar en contacto diario con los elementos, con la producción de mi propio alimento, con la biodiversidad, todo esto alimenta mi manera de percibir y auto percibirme. Trabajar la paciencia, contemplar, sentir que soy el espacio que me rodea, asumir que en los procesos de vida lo que gobierna es la transformación, confiar en los procesos, entregarme al no control, son todos ejercicios cotidianos en el jardín que me habita.
K: La Naturaleza nos habita y por fortuna también – a veces -nos invade… ¿Pudiste percibir en este proceso de investigación, todo lo que las plantas nos aportan?
Carla: ¿Todo lo que las plantas nos aportan? Como vos decís, la naturaleza me invade y me penetra por todos los sentidos día a día. Percibir todo lo que las plantas nos pueden aportar es una labor sin fin. Mi maestre dice que, dada su enorme diversidad y su capacidad de cambio, los vegetales desbordan con su fuerza cualquier sistema de clasificación que no responda a su complejidad. Esto es algo muy interesante que las plantas tienen para ofrecernos: diversidad y capacidad de cambio.
K: La fotografía sin dudas logró cautivarte para poder expresarte a través de ella… ¿Qué características tiene la fotografía que hace que recurras a ella en esta instancia de creación?
Carla: La técnica del fotograma (creación de la imagen en el laboratorio blanco y negro sin que medie la cámara fotográfica) me resulta interesante para trabajar las formas y detalles de las plantas a partir de ejemplares que voy recolectando. Por otro lado, con el correr del tiempo, me di cuenta que, tanto la fotografía como las plantas, dependen de la luz para existir, y esto me mantiene en continuo diálogo entre los procesos, tratamiento, conservación, instrumental y materiales de ambos mundos.
K: Sabemos que esta etapa de investigación y proceso de producción de “El Jardín que me habita” no finaliza con ésta muestra que presentas ahora… ¿de qué manera visualizas ésta continuidad en tu obra?
Carla: En un intento de responder a la enorme diversidad y capacidad de cambio de las plantas, la idea es hacer la digestión del material que voy generando siguiendo los temperamentos de cada estación del año. Para luego compartir e intercambiar con la comunidad esa información digerida, como lo voy hacer ahora en la Sala del Sol del CCU.
K: Sos creadora del Espacio Subtropical Vivarium. Contanos, ¿de qué se trata éste espacio?…
Carla: Subtropical Vivarium es un espacio que nace del deseo de revalorizar la flora de los ecosistemas de la región donde vivimos, y de aprender a extraer con dulzura lo que el mundo vegetal nos ofrece para autoregularnos y vivir en bienestar. Y por supuesto, del deseo de vivir en un vínculo más amoroso con las demás formas de vida.
K: Antes de despedirnos de ésta entrevista, me gustaría que puedas dejarnos una reflexión sobre el arte en todas sus dimensiones y su relación con la naturaleza…
Carla: Para mi el arte es la forma más libre que, hasta ahora, he encontrado de transitar la vida en la Tierra. Tanto el arte como el mundo de las plantas están directamente vinculados a procesos creativos. El proceso creativo es conectar con un proceso de vida, y por tanto de muerte, donde puedo apasionarme, entregarme a un proceso donde no hay una búsqueda de poder ni de resultado, sino de entrega a una especie de danza con los demás elementos para propiciar una conexión.