Hace pocos días se cumplió un año del lanzamiento de la cruzada “Sumate” impulsada por la Facultad de Ingeniería de la UNNE, destinada a la impresión de mascarillas para los profesionales de la salud o para todo aquel que debía entrar en contacto directo con personas portadoras de coronavirus.
A poco de decretarse el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio por el Poder Ejecutivo Nacional en marzo del 2020, el decano de la facultad, ingeniero José Basterra, convocaba al director del Departamento de Mecánica, ingeniero Alberto Raush y al ingeniero Gustavo Varoli para desarrollar un proyecto que contemple la fabricación de mascarillas faciales utilizando la infraestructura del Laboratorio de Diseño e Impresión 3D de la institución.
En pocas jornadas el equipo de producción de mascarillas –elemento más solicitado en ese momento- estaba conformado por aproximadamente 25 personas, entre profesionales de la facultad y voluntarios que se unieron a la cruzada aportando sus impresoras 3D.
Tras ajustar aspectos vinculados con el hecho de tener que trabajar de manera aislada, la producción fue creciendo de manera progresiva. Con creatividad e inventiva lograron sortearse dificultades que se presentaban con la logística, ensamble y compras de insumos necesarias para la elaboración.
A un año de esa cruzada de la Facultad de Ingeniería, los números que quedan de ese aporte institucional son significativos, sobre todo si se tiene en cuenta que fue un proyecto armado sobre la marcha para cubrir un requerimiento sanitario vital.
En un principio la producción diaria fue de 65 máscaras, pero con el correr de los días y el régimen de producción puesto a punto, se llegó a producir 161 máscaras con 22 impresoras. Con ese ritmo de trabajo se llegaron a distribuir 1100 máscaras faciales en la zona del Chaco, y en Corrientes la iniciativa también fue imitada para lo cual se conformó un equipo con el mismo propósito.
“No es difícil entender cómo se generó esta movida, está en nuestro ADN. En los que imprimían las máscaras, los que armaban, los que las distribuían, los que anónimamente colaboraban con la compra de insumos. Para nuestra Facultad y la Universidad, significó reafirmar los valores que tratamos de transmitir. Nos sentimos muy orgullosos”, expresa el Decano de la Facultad de Ingeniería, al momento de recordar el aporte de la unidad académica a un año de esas circunstancias.
«Para nuestra Facultad y la Universidad, significó reafirmar los valores que tratamos de transmitir»
“Debemos sentirnos muy orgullosos de nuestra Sociedad, representada en este grupo de profesionales, alumnos y ciudadanos. Es la forma de entender el concepto de Comunidad”, agregó el ingeniero Basterra.
En distintas etapas de la producción de mascarillas también tuvieron un rol que merecen reconocimiento, la ingeniera Ana María Guinea, la arquitecta Marcela Bernardis y el profesor Juan José Corace.
“Estamos transitando una etapa que quedará marcada para siempre en nuestras vidas, pero gracias al esfuerzo de los docentes, no docentes y alumnos, estamos convencidos que, con errores y aciertos, saldremos muy fortalecidos”.
Para el decano Basterra quedó demostrado que la Ingeniería, como otras carreras, han tenido un rol muy importante en esta pandemia. “Pero también quedó en evidencia la falta de profesionales afines y la sociedad lo percibió”.
“Por eso, no nos extraña que la matrícula de ingresantes este año, récord en nuestra Facultad, haya aumentado un 40% en relación al 2020. Invertir y tener políticas de estado en Ciencia y Tecnología, es el único camino que nos asegura competencias y capacidades científico – tecnológicas transferibles y al servicio de la comunidad”.
“Es momento de trabajar y no bajar los brazos. Es momento de honrar a la Educación”, expresó.