Una delegación de alumnos de la ERAGIA, establecimiento educativo agrotécnico de nivel medio dependiente de la Universidad Nacional del Nordeste, realizó un intercambio en el paraje Sapo del Pozo, cerca de la localidad de Misión Nueva Pompeya en el impenetrable chaqueño. Estuvieron en una escuela intercultural bilingüe de la comunidad Wichi trabajando en el desarrollo de una huerta escolar comunitaria.
Un contingente de alumnos de la ERAGIA, Escuela Regional de Agricultura, Ganadería e Industrias Afines dependiente de la Universidad Nacional del Nordeste visitó la escuela intercultural bilingüe UEGP N° 52 Cacique Francisco Supaz, ubicada en el paraje Sapo del Pozo de Misión Nueva Pompeya. En aquella localidad de la región del impenetrable chaqueño desarrollaron un intensivo intercambio de saberes, prácticas y experiencias con los estudiantes y docentes de la institución educativa perteneciente a la comunidad originaria wichi.
El profesor Marcelo Lambert, docente de ERAGIA que acompañó el contingente comentó que “venimos con los chicos fundamentalmente a trabajar en la huerta, en la escuela egresan como Técnicos en Producción Agropecuaria, o sea, trabajan en varias materias sobre productos derivados de las distintas secciones de huerta y de tambo; por lo cual consideramos esto un intercambio de culturas y de conocimientos sobre el campo”.
Julio Zanuttini, uno de los docentes locales que recibió a la delegación de ERAGIA, explicó que la Escuela Cacique Francisco Zupaz está ubicada dentro del territorio de la comunidad Wichí que comprende unas 20.000 hectáreas, situada a tres kilómetros y medio del casco urbano de Misión Nueva Pompeya en el noroeste de la provincia del Chaco. La unidad educativa fue fundada por la Comunidad Wichí hace poco más de 31 años y desde el inicio nació bajo la modalidad de formación bilingüe intercultural.

El profesor a su vez comentó acerca de la modalidad bilingüe del establecimiento, detallando que “los chicos y chicas de la comunidad Wichi ingresan a la escuela sin saber casi el castellano, la política es la de trabajar en parejas pedagógicas, desarrollando la lectoescritura en lengua materna y posteriormente incorporando al castellano como segunda lengua.” La congregación Marista acompaña a la escuela desde la fundación mediante un convenio de colaboración.
Al principio las huertas de la escuela estaban destinadas a producir para el consumo y aportar insumos a la cocina del comedor escolar. Pero con el tiempo y la experiencia surgió la posibilidad de hacer crecer la producción y de esa forma poder vender los excedentes a los habitantes de Misión Nueva Pompeya y zonas cercanas a fin de obtener fondos para realizar refacciones o atender cuestiones que la escuela necesita.
“Por eso se conformó una cooperativa escolar, que está integrada por docentes y padres de esta institución” detalló Zanuttini.
Voces sobre la experiencia de los alumnos de ERAGIA
Ana Paula Sosa, una de las estudiantes de la escuela agro técnica de la UNNE que visitó el establecimiento del impenetrable comentó que “vinimos los alumnos del séptimo año, tanto A y B, y estamos realizando actividades con los chicos.”
La alumna a su vez destacó la experiencia adquirida al venir a conocer el lugar “es muy diferente a lo que es nuestra región, otro tipo de tierra y otro tipo de cultura, y nos está gustando mucho conocer a más gente y su cultura.

Su compañero Baltazar Martínez Marenco por su parte destacó que “vinimos más que nada a trabajar en el suelo, que es muy duro y seco para hacer una huerta, plantar semillas y trabajar la tierra.”
Otra alumna de ERAGIA, Victoria Acevedo, relato que se llevó hasta la escuela una máquina que se llama moto cultivador, señalando la necesidad de su uso en este tipo de suelos “es bastante duro, arcilloso, lo que complica básicamente el armado del lomo para la huerta, porque la idea de la gente de la escuela es autoabastecerse de las verduras más comunes que encontramos: cebollita de verdeo, lechuga, acelga…”
Dentro de la experiencia de intercambio entre los alumnos visitantes y los locales, en cuanto a conocimiento y prácticas sobre el armado y manejo de huertas comunitarias, el mayor valor del encuentro fue el intercambio con el otro.
Así lo destacó Martínez Marenco, “es un choque cultural, porque es muy distinto a lo que estamos acostumbrados, hablan otro idioma, están alejados de la sociedad y tienen costumbres muy distintas”. Sin embargo, la experiencia superó las expectativas, explicó la alumna Acevedo, “la gente acá recibió muy bien, venimos acostumbrados a dormir en carpa o a dormir todos amuchados pero aquí nos dieron un muy lindo lugar, y pudimos opinar y enseñar a los chicos también, eso es buenísimo.”

La visita de los alumnos y docentes de ERAGIA a un lugar tan distante de su entorno habitual dejó un cúmulo de experiencias técnicas y personales. El intercambio de saberes, prácticas y costumbres conlleva un segmento importante del trayecto de formación de los alumnos de la Escuela Agro Técnica dependiente de la universidad, que volvieron con una mirada muy distinta acerca del otro, atesorando en sus alforjas el valor del intercambio con otros chicos de la región que habitan una cultura ancestral inmersa en un mundo global.