El relevamiento fue realizado por los propios vecinos de la capital provincial, cómo parte de un desarrollo de Ciencia Comunitaria, que estuvo coordinado por biólogos –investigadores de la Estación Biológica Corrientes. Es el primer estudio que se lleva a cabo en el NEA y se extenderá a Resistencia y Formosa.
Dieron a conocer los resultados del primer estudio que se realiza en el NEA y que permitió identificar los puntos críticos dentro de la ciudad de Corrientes, en los que los monos aulladores negros y dorados (Alouatta caraya) están presentes y a su vez amenazados, al no disponer de las condiciones naturales para su desarrollo como toda especie silvestre.
El estudio fue presentado en el marco de las III Jornadas Científicas de Ecología y Paleontología organizadas en el marco del 50º Aniversario del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL) (CONICET –UNNE).
La exposición del trabajo estuvo a cargo de la médica veterinaria Lucila Citon, pero es autoría de un grupo de biólogos investigadores que desarrollan sus actividades en la Estación Biológica Corrientes.
Para Citon, este estudio-que lleva por título «Aullando por la ciudad»: un proyecto de ciencia comunitaria en Corrientes- debe dejar en claro la “necesidad de acostumbrarnos a convivir con esta fauna silvestre que cada día más son parte de los ecosistemas urbanos”.
La degradación y fragmentación del hábitat en el nordeste de Argentina, intensificada en los últimos años debido al crecimiento no planificado de las ciudades, deforestación, inundaciones e incendios, aumenta el desplazamiento de animales silvestres hacia áreas urbanizadas en búsqueda de refugio y alimento.
Los monos aulladores negros y dorados (Alouatta caraya) están categorizados como “Vulnerables” para Argentina y toleran niveles moderados de deforestación.
Para el estudio se utilizó el proceso de ciencia comunitaria, también conocida como “ciencia ciudadana”, este método implica la participación de voluntarios del público en general en la investigación científica. En este caso se requirió el aporte de los vecinos de la ciudad de Corrientes, quienes debían responder a un cuestionario virtual al momento de avistar un mono o grupo de monos.
El cuestionario de avistaje se difundió a través de redes sociales, radios y diarios digitales, lo que permitió que el relevamiento se realizara entre marzo y junio de 2023. Un detalle en esta recolección de datos, es que la ubicación del mono o los grupos de monos eran registrados con el GPS del dispositivo que se utilizaba para completar el cuestionario. Esta demarcación permitió hacer un mapeo de gran utilidad para los investigadores.
El cuestionario requería una descripción de los monos (coloración del pelaje); si se veían hembras cargando crías; actividades que se encontraban realizando al momento del avistaje; desplazamiento a través de árboles, muros o por tierra; amenaza de otros animales en una escala de 0 a 10, entre otras.
Datos
Esta especie de monos (Alouatta caraya) tiene presencia en el NEA, en Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones y el nordeste de la provincia de Santa fe. Es categorizada como “vulnerable” en la mayor parte del país, pero las especies que se encuentran en Misiones y en el noreste de la provincia de Corrientes, son consideradas “en peligro”.
Esto se debe principalmente a su susceptibilidad de padecer enfermedades infecciosas como la fiebre amarilla, pero también por esta destrucción del hábitat en las que se reducen las áreas en donde poder habitar.
Resultados
El relevamiento tuvo 63 respuestas para ciudad de Corrientes y se consideró por cuestión de cercanía (Paso de la Patria, Santa Ana, Riachuelo, y San Cosme).
Un 62 por ciento de los avistajes, fueron de grupos pequeños (de 1 a 5 individuos); un 28 por ciento (grupos de 6 a 10) y un 10 por ciento (grupos entre 11 a 21 individuos). Esto arrojaba el promedio grupal de 6 individuos.
Un 55 por ciento de los que respondieron el cuestionario, había observado una hembra transportando una cría en su lomo. Respecto a las actividades que estaban realizando los monos a la hora de ser observados, un 30 por ciento mencionó que se estaba alimentando, un 23 por ciento se estaba trasladando, sólo un 26 por ciento se los observó durante su descanso.
En cuanto a la superficie que utilizaban para poder desplazarse; el 75 por ciento mencionó que utilizaban árboles, pero el resto los vió desplazarse en diferentes elementos antrópicos como lo son cables (15%), techos (9 por ciento) y otros 2 por ciento por el suelo o medianeras de las casas.
Las interacciones observadas fueron un 6 por ciento con personas que les daban agua o alimentos; un 8 por ciento los hostigaban con gritos o lanzándoles diferentes elementos; un 18 por ciento mencionó haber presenciado ataques de perros hacia los monos, 24 por ciento solo se detenía a observarlos (fotografía y videos), 6,5 por ciento fueron otros tipos de interacciones. El 63 por ciento observó presencia de perros superpuestas en las áreas donde los monos llevan a cabo todas sus actividades diarias.
Más del 50 por ciento de las personas consideraba que los monos estaban seriamente amenazados dando una puntuación de 6 a 10 puntos y 43 por ciento consideraban que no estaban amenazados (de 0 a 5).
En cuanto a la composición grupal más del 50 por ciento de los grupos tenían menos de 10 individuos. «Eso nos puede estar indicando las dificultades que pueden tener estos animales, tanto a nivel individual como grupal para poder dispersar”, expresó Lucila Citon. “Demuestra la matriz compleja que representan las áreas urbanas que muchas veces hacen perder conectividad y no dan posibilidades de dispersión para estos animales hacia nuevas áreas”.
“En cuanto a los traslados por cables y techos representan una exposición continua a diferentes tipos de amenazas como la electrocución, lesiones por las chapas y vidrios, como así también la exposición a patógenos a los que normalmente no estarían expuestos estos animales”.
“Queda claro que están a merced de ser atacados por otros animales, en especial los perros, debido al solapamiento de las áreas en donde se da esta convivencia”.
“Los resultados demuestran falta de educación ambiental y de saber cómo convivir y coexistir con estos animales. Consecuentemente nos habilita a generar una serie de propuestas para prevenir estas situaciones adversas hacia estas especies”.
En ese sentido el equipo de investigadores propuso como política a largo plazo, la plantación de árboles nativos o bien (como solución a corto plazo) la colocación de puentes pasa fauna que serviría para mitigar medianamente los daños. “Estas propuestas deben ir acompañadas con un programa de Educación Ambiental para toda la ciudadanía, de manera tal que nos prepare para la convivencia con la fauna silvestre que cada día más son parte de estos ecosistemas urbanos”.
Se trató de un estudio preliminar, que se extenderá en las ciudades capitales del Chaco y Formosa.
El equipo de investigación además estuvo integrado por: Débora Gilles; Rodrigo Bay Jouliá; Francisco Sánchez-Gavier; María B. Natalini y Martin M. Kowalewski.