TESTIMONIO DE LAURA ROSSO, EN EL JUICIO POR LA VERDAD
El rol de la educación en la Masacre de Napalpí, uno de los enfoques aportados por investigadoras de la UNNE

 

El papel de la educación en el proceso que derivó en el genocidio indígena ocurrido en 1924, fue uno de los aspectos sobre el que aportaron información las investigadoras y docentes de la Universidad Nacional del Nordeste, que declararon durante las últimas dos jornadas del juicio por la verdad que se desarrolla. La investigadora, docente de la Facultad de Humanidades de la UNNE y ex coordinadora del Programa Pueblos Indígenas de la universidad, Laura Rosso, brindó su testimonio en la jornada del miércoles 27 de abril.

«Creo que en este caso, esclarecer y determinar responsabilidades, será una forma de hacer justicia», dijo acerca de sus motivaciones para aportar a la causa. También contó que fue docente en una escuela indígena y siempre trabajó con temáticas vinculadas a la educación de los pueblos originarios del Chaco. 

«Existieron proyectos de educación indígena donde se proponían en algunos casos mejorar esas condiciones en las que se encontraban, sobre todo a partir de la pacificación, donde los indígenas se encontraban definidos como menores y estaban en situación de reducción o eran incorporados a los procesos productivos», detalló. 

La investigadora contó que el crecimiento de la producción de algodón generó una demanda de mano de obra muy fuerte y que por ese motivo fue necesario incorporar a los indígenas a los procesos productivos. Además, explicó que en esa época los niños y niñas indígenas no cumplían con la obligatoriedad escolar, debido a que estaban incorporados al trabajo. 

Rosso brindó su testimonio en la tercera jornada del juicio, junto a Teresa Artieda y Gabriela Barrios, también referentes de la UNNE.
Rosso brindó su testimonio en la tercera jornada del juicio, junto a Teresa Artieda y Gabriela Barrios, también referentes de la UNNE.

«El proyecto de la reducción lo sostienen determinados grupos de funcionarios públicos que apostaban a la integración, para incorporarlos a la sociedad a través del trabajo, la tierra y la educación», mencionó Rosso. Y aclaró: «La reducción fue definida como un establecimiento civil del Estado, de carácter industrial y educativo». 

La investigadora describió la estrategia utilizada para mantener a los aborígenes en la reducción. «La idea era que el indígena se convierta en un trabajador de manera gradual», remarcó. 

Sobre la educación en la escuela de la reducción, mencionó que comenzó a funcionar desde 1913 y uno de sus primeros objetivos fue la castellanización. «El niño o la niña de la reducción serían educados a través de la instrucción pública primordialmente para ser obreros o artesanos, no bachilleres”, aclaró. 

También durante su presentación habló del rol que tuvo el Consejo Nacional de Educación en los proyectos de educación para indígenas. «Lo que se produce es una adecuación de la educación escolar de la infancia indígena al sistema económico regional», remarcó. 

«La matanza que se produjo en Napalpí fue la más cruenta de una serie de respuestas que en esa década venía dando el Estado, respuestas que siempre torcía la balanza en beneficio de los sectores económicos dominantes», reflexionó Rosso.  

Y para culminar, mencionó: «Para los indígenas las posibilidades eran aceptar la explotación laboral o el exterminio si se resistían a las condiciones injustas en los que los reducían y contrataban».