Así lo aseguró Oscar Atienza, médico cirujano, docente universitario y magíster en Salud Pública y administración de salud, quien analizó -en diálogo con Radio UNNE-, las reformas impulsadas desde la Presidencia y la realidad sanitaria nacional durante el gobierno de Javier Milei.
El Ministerio de Salud de la Nación fue escenario de una serie de modificaciones estructurales, impulsadas por el gobierno de Javier Milei. Estas reformas, oficializadas a través de varios decretos publicados en el Boletín Oficial, marcan un cambio de paradigma en la administración de la salud pública nacional y buscan, según fuentes oficiales, optimizar recursos y eliminar estructuras consideradas en desuso.
Radio UNNE dialogó con Oscar Atienza, médico cirujano, docente universitario y magíster en Salud Pública para abordar un análisis de la temática. El profesional aseguró: “Estamos asistiendo al abandono de todas las responsabilidades que tiene el sistema de salud nacional público y al desarme completo del Ministerio de Salud de Nación”.
El gobierno dispuso la disolución de varios institutos nacionales clave. El Instituto Nacional del Cáncer (INC) y el Instituto Nacional de Enfermedades Cardiovasculares (INEC) fueron eliminados como entes autónomos. Sus funciones pasarán a integrarse como unidades organizativas internas dentro del propio Ministerio de Salud. El Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMET), por su parte, fue absorbido por el Instituto Malbrán, con la intención de evitar la duplicidad de funciones y optimizar recursos.
“Estos institutos son esenciales a la hora de producir información, de crear equipos de investigación, de ciencia, de divulgación, de creación de programas. Están llenos de científicos, de profesionales reconocidos. No son organismos burocráticos. Los cierran porque en realidad no los entienden, no les interesan y porque hay algún negocio privado allí que quieren explotar”, expresó Atienza.
“SON institutos esenciales a la hora de producir información, de crear equipos de investigación, de ciencia, de divulgación, de creación de programas. Están llenos de científicos, de profesionales reconocidos. No son organismos burocráticos»,
Otra de las medidas anunciadas fue la eliminación de las Delegaciones Sanitarias Federales en las provincias, así como la derogación de la facultad presidencial para crear nuevos hospitales nacionales, que hasta ahora permitía la coadministración con provincias y municipios. Esta decisión impacta directamente en instituciones como el Hospital Garrahan y otros centros de alta complejidad, que hasta el momento gozaban de una modalidad de gestión compartida.
“Lo único que están haciendo es quitándose las responsabilidades que tienen como Estado de la poca gestión que está quedando en tema de salud pública”, opinó el médico y calificó como una “embestida” el abordaje de la gestión libertaria a los reclamos de mejoras salariales que impulsan desde el hospital pediátrico de alta complejidad más importante de Argentina.
“Deberíamos ir hacia el otro lado, a tratar de que la gente tenga servicios de salud, tenga la posibilidad de hacerse atender con los mejores profesionales, y eso no está ocurriendo. Lo que están haciendo es una retirada del Estado para que esos espacios los ocupen algunos sectores privados. Pero no creo que estén muy interesados, por ejemplo, en desarrollar algo que evite la fiebre hemorrágica en la zona endémica de la Argentina, porque es una población muy pequeña la que se ve afectada y no es rentable”.
Atienza sostuvo que la salud pública argentina atraviesa una de sus etapas más críticas tras la llegada de Javier Milei al poder. En lo que va de 2025, el gobierno implementó un recorte del 10% en el presupuesto sanitario nacional, profundizando una política de ajuste que ya había reducido el gasto real en salud en un 30% durante 2024. Esta caída se tradujo en una menor inversión en hospitales, programas de prevención y acceso a medicamentos, afectando especialmente a los sectores más vulnerables.
“Deberíamos ir hacia el otro lado, a tratar de que la gente tenga servicios de salud, tenga la posibilidad de hacerse atender con los mejores profesionales, y eso no está ocurriendo. Lo que están haciendo es una retirada del Estado para que esos espacios los ocupen algunos sectores privados».
El ajuste también impactó en la estructura del sistema: se eliminaron programas esenciales, se redujo el personal sanitario y se paralizaron campañas de vacunación y prevención de enfermedades como el VIH y la tuberculosis, cuyos fondos se recortaron hasta en un 76%. La tendencia general muestra que el gasto en salud se mantiene por debajo de los niveles previos a la pandemia, con una marcada caída en las transferencias a provincias y organismos descentralizados, y una creciente preocupación entre profesionales y pacientes por el deterioro de la atención médica y la protección social en Argentina.
«El resultado de todo eso es que aumentó la sífilis, aumentó la sífilis congénita, la sífilis en la embarazada, aumentó la tuberculosis, aumentaron todas las enfermedades prevenibles por vacuna como sarampión, la tos convulsa, la hepatitis A. Cuando se retira el Estado, lo que ocurre es eso, tenemos la mitad de los niños en la Argentina con calendario de vacunación incompleto».
Atienza sostuvo que la quita de recursos a las provincias supone una recarga presupuestaria para las jurisdicciones, lo que atenta de forma directa en la calidad del servicio: «Les están quitando recursos que necesitan para la gente más humilde, que es la que acude todos los días al hospital para acceder a un remedio o un tratamiento. Es muy triste porque nos va a llevar entre 10 y 15 años reconstruir todo esto que están rompiendo. Llaman burocracia, eficacia y reordenamiento al vaciamiento del Estado».
«Nos va a llevar entre 10 y 15 años reconstruir todo esto que están rompiendo. Llaman burocracia, eficacia y reordenamiento al vaciamiento del Estado».