EUDENE
Transporte público: investigación revela marcada desigualdad del servicio entre el centro y la periferia

La Investigación demostró que existe una marcada desigualdad en el acceso al transporte público entre quienes viven en el centro y quienes residen en los barrios más alejados de ambas ciudades. (Foto: Germán Pomar)

Un estudio realizado por la profesora Érica Gómez, investigadora de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste, demuestra que la población de barrios periféricos de Corrientes y Resistencia, enfrenta mayores obstáculos para acceder al transporte público. El trabajo forma parte del libro «Territorios, configuraciones y problemáticas del Nordeste Argentino», recientemente publicado por EUDENE. Esta falencia podría replicarse en el transporte público de otras ciudades del NEA.

Hace pocos días atrás se presentó el libro «Territorios, configuraciones y problemáticas del Nordeste Argentino» (EUDENE), un dossier en versión digital en el que un grupo de investigadores de la UNNE vuelcan sus estudios sobre temas como la vulnerabilidad social, los riesgos ambientales y las asimetrías urbanas, entre otros.

El capítulo 8 del libro “Movilidad cotidiana de la población: estudios de caso para las ciudades de Corrientes y Resistencia”, reveló importantes desequilibrios en el sistema de transporte público entre las zonas céntricas y periféricas de las ciudades de Corrientes y Resistencia.

El trabajo tiene como autora a la profesora Érica Leonor Gómez, docente e investigadora de la Facultad de Humanidades de la UNNE.

La investigación, que analizó la distribución de paradas de colectivos y los patrones de movilidad de los habitantes, demostró que existe una marcada desigualdad en el acceso al transporte público entre quienes viven en el centro y quienes residen en los barrios más alejados de ambas ciudades.

La profesora Gómez plantea que estas diferencias podrían replicarse en la mayoría de las ciudades de la región del NEA. Entre los problemas más destacados se encuentra una distribución irregular de las paradas de colectivos, con una alta concentración en el centro y una disminución notable hacia los barrios periféricos y áreas de uso residencial.

Otro detalle que marca, es el creciente uso de motocicletas como alternativa al transporte público, especialmente en las zonas alejadas del centro. Si bien este medio de transporte reduce los tiempos y costos de viaje, también aumenta los riesgos de accidentes y contribuye a la contaminación ambiental propia de los modos privados y motorizados.

La investigadora propone dos estudios de caso que aunque no comparativos, son incluidos. El primero caracteriza algunos aspectos de la oferta del servicio de transporte público en la ciudad de Corrientes. Se corresponde con un modelo de ciudad intermedia en proceso de expansión que en muchos aspectos ha visto superada su capacidad de infraestructura, junto con una red de transporte público que no ha sido debidamente optimizada, ya que desde su planificación no siempre son considerados los aspectos espaciales que resultan fundamentales para su funcionalidad y eficiencia.

El segundo estudio de caso, pretende analizar algunos aspectos vinculados a la movilidad de la población en la periferia Sur de la ciudad de Resistencia. Este aporte está basado en los resultados de una encuesta de movilidad de la población llevada a cabo durante el 2015 por el Grupo de Estudio en Movilidad, Servicio, Infraestructura y Territorio (GEMSIT).

La distribución desigual de paradas genera lo que técnicamente se conoce como una «accesibilidad diferencial» al servicio. (Foto Germán Pomar)

La situación en Corrientes

En la capital correntina, el estudio se centró en analizar cómo están distribuidas las paradas de colectivos. Los resultados mostraron una alta concentración de paradas en el centro de la ciudad, que va disminuyendo hacia los barrios más alejados, siguiendo principalmente las avenidas que conectan con el centro.

Esta distribución desigual genera lo que técnicamente se conoce como una «accesibilidad diferencial» al servicio: mientras los vecinos del centro tienen múltiples opciones para tomar el colectivo, quienes viven en la periferia deben caminar distancias más largas para llegar a una parada.

Un dato llamativo es que en el centro de Corrientes hay barrios que tienen entre 146 y 356 paradas por cada 1.000 habitantes, mientras que en las zonas del corredor central y sur de la ciudad, la cantidad de paradas es significativamente menor en relación con la población que vive allí.

Básicamente, sostiene que la planificación de la oferta del servicio de transporte público en la ciudad no está diseñada en función de parámetros espaciales, de ocupación y uso del suelo, lo que llevaría sin dudas a una gestión más eficiente del servicio. Con ello, un aumento significativo de los usuarios, los que optarían por una alternativa eficaz pero también sostenible en términos ambientales, minimizando así una de las externalidades negativas el transporte.

El caso de Resistencia

En Resistencia, el estudio se enfocó en la periferia sur de la ciudad, donde se realizó una encuesta domiciliaria de movilidad sobre los desplazamientos cotidianos de los vecinos durante 2015. Los resultados revelaron que aproximadamente la mitad de los gastos totales de las familias se corresponden con costos relacionados al transporte y la movilidad.

En Resistencia, si bien la mayoría tiene una parada a entre 200 y 300 metros de su casa, hay casos donde deben caminar hasta 11 cuadras. (Foto: Germán Pomar)

La investigación mostró que la mayoría de los viajes se realizan por motivos de estudio y trabajo, con una frecuencia promedio de 5 veces por semana, principalmente hacia otros barrios de la ciudad. Un dato significativo es que la motocicleta es el medio de transporte más utilizado (621 viajes), seguido por la bicicleta y el automóvil. El colectivo ocupa el segundo lugar con 562 viajes de un total de 1.674 registrados.

Los vecinos de la periferia de Resistencia enfrentan diversos obstáculos para usar el transporte público. Si bien la mayoría tiene una parada a entre 200 y 300 metros de su casa, hay casos donde deben caminar hasta 11 cuadras. Esta situación se debe a que hay pocas líneas de colectivo que circulan por el interior de los barrios periféricos, lo que obliga a los vecinos a caminar hasta las rutas principales donde la oferta es mayor, aunque también lo es la exposición al riesgo.

En cuanto a los tiempos de viaje, la mayoría de los trayectos en colectivo duran entre 16 y 30 minutos, mientras que en moto los viajes son más cortos, menos de 15 minutos. Esta diferencia en el tiempo de viaje, sumada a los costos del boleto, explica por qué muchos habitantes de la periferia optan por la moto como medio de transporte principal.

La movilidad en la periferia no es necesariamente unidireccional (centro –periferia), con ello la demanda de la población requeriría mejoras en términos de conectividad y frecuencia de los servicios de transporte público.

La importancia de mejorar el sistema

La autora plantea que el transporte público no puede planificarse solo pensando en lo económico, sino que debe considerar las características del territorio y las necesidades de la población que usa o podría usar el servicio. Es decir, todas las dimensiones de la movilidad, la oferta, la demanda pero también el factor local, puesto que una planificación basada en datos territoriales siempre resulta más ajustada a la realidad.

La investigación destaca que la movilidad es un derecho fundamental de las personas y que las deficiencias en el sistema de transporte público profundizan las desigualdades sociales, especialmente en las zonas más vulnerables donde el acceso a los servicios ya es limitado.

Recomienda -para finalizar- realizar un análisis más profundo sobre la red de transporte y su conectividad entre diferentes áreas, considerando tanto la oferta de servicios como las características y necesidades de la población. Esta información permitiría desarrollar mejores estrategias para garantizar un acceso más equitativo al transporte público en ambas ciudades.