EUDENE
Nuevo estudio revela patrones de granizo en la región de Chaco y Formosa

Los investigadores consideran otorgarle al granizo que se registra en la región de Chaco y Formosa, un carácter de “evento climático extremo”.

Investigadores de la UNNE publican un análisis exhaustivo sobre la frecuencia y distribución del granizo en ambas provincias. Los resultados plantean la necesidad de considerar este fenómeno como un evento climático extremo.

Un estudio publicado recientemente en el libro «Territorios, configuraciones y problemáticas del Nordeste Argentino», analiza en detalle las características y la distribución del granizo como fenómeno climático adverso en las provincias de Chaco y Formosa.

La Dra. Prof. Patricia Snaider, del Instituto de Geografía de la UNNE, y el Lic. Prof. Pedro Samuel Blanco, del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA – UBA/CONICET), son los autores del capítulo titulado «El granizo como evento Climático extremo. Características y distribución espacial en Chaco y Formosa (1981-2010)».

Esta novedad bibliográfica, con formato digital es un producto de la Editorial de la UNNE (EUDENE), fruto del proyecto de investigación “La configuración espacial del NEA. SGCyT, UNNE, dirigido por el Dr. Dante Cuadra y la Mgter. Amalia Lucca. Reúne los trabajos que se realizaron entre 2014 y 2018 por investigadores del Instituto de Geografía.

El libro «Territorios, configuraciones y problemáticas del Nordeste Argentino» es un producto de la Editorial de la UNNE (EUDENE), fruto del proyecto de investigación “La configuración espacial del NEA. SGCyT, UNNE

Acompañado de gráficos y mapas, los autores del capítulo desarrollan conceptos y datos explicando cómo se define el granizo desde diferentes enfoques y por qué es importante estudiarlo. Según los investigadores, el granizo es un tipo de precipitación sólida que puede causar daños significativos, especialmente cuando viene acompañado de vientos fuertes.

Plantean en base a registros, que el granizo no es exclusivo de esta región. Ocurre en muchas partes del mundo y desde hace siglos, la gente ha buscado formas de evitar su caída o al menos reducir sus efectos dañinos.

Pero lo interesante es que Snaider y Blanco centraron su estudio en lo que ocurre en Chaco y Formosa. En estas provincias, el granizo no es muy frecuente, lo que paradójicamente aumenta la vulnerabilidad de la región, ya que la sociedad no está particularmente preparada para enfrentar sus efectos negativos. Debido a la escasa frecuencia de granizadas, los productores agrícolas no siempre están listos para manejar sus consecuencias.

Los investigadores analizaron datos de 30 años, desde 1981 hasta 2010. Descubrieron que, en general, la frecuencia de ocurrencia del granizo se distribuye de manera prácticamente uniforme en toda la región, pero con algunas diferencias interesantes. Por ejemplo, en la década de 1981 a 1990, el granizo era menos frecuente, cayendo en promedio menos de un día al año en ambas provincias. Sin embargo, en las siguientes dos décadas, la frecuencia aumentó ligeramente, llegando en promedio a casi un día y medio al año en el centro y sur de Chaco y Formosa.

Si se sumaran todos los días con granizo en esos 30 años, se encuentra que la zona central de la región entre ambas provincias, experimentó más de 25 episodios en las décadas comprendidas entre 1981 y 2010, mientras que, hacia el este y el oeste de las provincias, la cantidad disminuye a menos de 20 días con granizo en 30 años (significa que no alcanzó a darse un evento por año).

Formación del granizo

Los científicos explican que se necesita una combinación de condiciones atmosféricas específicas: aire cálido, húmedo y muy inestable. El norte argentino, incluyendo Chaco y Formosa, está influenciado por una corriente de aire llamada «Jet de Bajos Niveles de Sudamérica». Esta corriente trae aire muy cálido y húmedo desde la región amazónica.

Cuando este aire cálido y húmedo llega a las provincias estudiadas, puede generar un conjunto de nubes organizadas que se mueven como si fueran una sola. Estas nubes, conocidas como “Sistemas Convectivos de Mesoescala”, pueden cubrir cientos de kilómetros cuadrados y son capaces de producir no solo granizo, sino también lluvias intensas, vientos fuertes, actividad eléctrica y, en algunos casos, hasta tornados.

El estudio también incluye una línea de tiempo con casos de granizo en Chaco y Formosa entre noviembre de 2017 y octubre de 2018. Esta información, acompañada de comentarios de la prensa local, da una idea más concreta de cómo afecta el granizo a las comunidades.

Para los agricultores de Chaco y Formosa, este estudio podría ser particularmente valioso. Conocer mejor los patrones de granizo en la región los ayudaría a tomar decisiones más informadas sobre cuándo y cómo proteger sus cultivos. Especialmente en las zonas y épocas del año donde el informe muestra que es más probable que ocurra.

El trabajo contiene además gráficos explicativos y con un lenguaje accesible el desarrollo de forma muy detallada de aspectos como los tipos de granizo que existen y el granizo en el Mundo y la Argentina.

A modo de discusión de los resultados del trabajo realizado, los investigadores consideran que en el marco del cambio climático, actualmente es necesario llevar a cabo  investigaciones donde se le otorgue al granizo un carácter de «evento climático extremo», puesto que este enfoque no sólo podría contribuir en la caracterización climática a nivel mundial, sino que además permitiría tener una mirada más precisa al momento de buscar alternativas eficientes para llevar a cabo acciones de protección y resguardo de sus efectos.