Por medio de parcelas permanentes, una investigación del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE, CONICET-UNNE) avanza en un mayor conocimiento del bosque ribereño no inundable del río Paraná en Corrientes, una formación vegetal poco estudiada por su difícil acceso. Los análisis permiten distinguir cómo la composición del bosque varía a lo largo del río.
El bosque ribereño recorre unos 850 km acompañando al río Paraná en Corrientes. Es una comunidad conformada, en parte, por especies de linajes amazónicos que ingresan a la Argentina a través de los ríos Paraná y Uruguay.
Sin embargo, se trata de ambientes poco estudiados, quizás por las dificultades de acceso a los mismos, principalmente porque se encuentran en terrenos privados.
En esa línea, con el objetivo de aportar a la caracterización de los bosques de Corrientes y conocer su estado de conservación, desde el Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE, CONICET-UNNE) se lleva a cabo un estudio que, por medio de parcelas permanentes, busca generar información con rigor científico sobre los bosques ribereños no inundables a lo largo de todo el tramo del río Paraná en la provincia de Corrientes.
“Los estudios sobre el bosque ribereño subtropical están más concentrados en la parte inundable, y con nuestra investigación queremos ampliar la información sobre la parte no inundable» explicó la licenciada Renata Nicora Chequín, becaria doctoral del IBONE a cargo del estudio.
El estudio cuenta además con la participación del licenciado Walter Medina y del doctor Roberto Salas del IBONE, del doctor Darién Prado de la Universidad Nacional de Rosario, y del doctor Jens-Christian Svenning y la doctora Coline Boonman de la Universidad de Aarhus de Dinamarca.
Los avances del trabajo fueron expuestos en el artículo “El bosque ribereño subtropical en la provincia de corrientes: Subunidades fitogeográficas”, presentado en la última edición del «VIII Congreso Forestal Latinoamericano» y «V Congreso Forestal Argentino».
Relevancia
La licenciada Nicora Chequín sostuvo que, pese a que el bosque ribereño inundable y el no inundable se desarrollan muchas veces de manera continua, conforman dos comunidades muy distintas.
Explicó que la bibliografía que describe al bosque ribereño no inundable es acotada en nuestra provincia e incluso es omitido en estudios fitogeográficos recientes.
«Esas razones crearon necesidad de conocer más sobre estos bosques, además de que son ambientes de categoría 1 y 2 para el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos», remarcó la investigadora del IBONE.
Detalles del estudio
Para la concreción del estudio se recurrió al análisis de imágenes satelitales para identificar fragmentos de bosques y seleccionar sitios donde se instalaron las parcelas permanentes con el fin de describir la estructura y diversidad de la comunidad vegetal.
Mediante campañas de trabajo a campo se logró abarcar los bosques desde los departamentos de Ituzaingó a Esquina, y se censaron más de 4.000 árboles para realizar una primera caracterización de estos ambientes.
En base a lo relevado, se avanzó en un análisis de similitud florística que muestra cómo la vegetación va cambiando a lo largo del río Paraná, ya que el ingreso de especies de linaje amazónico, va decreciendo hacia el oeste de la provincia.
Entre los avances del estudio, se expone que la mayoría de fragmentos estudiados presentan especies de los Bosques Estacionales Neotropicales: comunidad vegetal que recorre toda Latinoamérica de manera discontinua.
Importancia de los ambientes
Chequín destacó los avances en la generación de información de base que profundizan el conocimiento del bosque ribereño. Pero sostuvo que dicha información también toma valor a largo plazo porque permitirá monitorear cómo evolucionan este ecosistema.
Remarcó además la relevancia de estudiar estos ambientes de forma permanente porque están categorizados como I y II en el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos.
La Categoría I significa que son sectores de muy alto valor de conservación, que no deben desmontarse ni utilizarse para la extracción de madera, pudiendo ser utilizados por las comunidades originarias y para investigación científica o en el caso de la Categoría II, son áreas medio valor de conservación, que no pueden desmontarse, y sólo pueden ser sometidos a aprovechamiento sostenible.
Monitoreo permanente
Respecto a la instalación de parcelas permanentes como metodología de estudio, la becaria del IBONE indicó que se trata de una herramienta de cada vez mayor relevancia para el estudio de los ecosistemas y comprender los procesos que los caracterizan.
Una parcela corresponde a un área delimitada de media hectárea donde se censan y marcan todos los árboles y se registran además otros datos de relevancia.
Con el establecimiento de las parcelas se tiene información sobre la riqueza, abundancia y distribución de las especies de árboles, y se puede además registrar la mortalidad y crecimiento de los ejemplares marcados.
La información que genera el monitoreo de las parcelas permite así evaluar la dinámica de unidades vegetales a lo largo del tiempo.
El monitoreo a largo plazo constituye información de rigor científico para la elaboración de planes de manejo y conservación de la biodiversidad.
Trabajo en red
El estudio del Instituto de Botánica del Nordeste está integrado a la Red Argentina de Parcelas Permanentes de Bosques Nativos (RAPP), una iniciativa que busca promover un trabajo colaborativo que posibilite integrar distintos estudios realizados con parcelas permanentes y poder realizar análisis regionales, interregionales y a nivel país.
Los estudios de la RAPP abarcan actualmente las regiones forestales de los Bosques Andino-Patagónicos, Chaco Seco, Chaco Húmedo, Monte de Sierras y Bolsones, Monte de Llanuras y Mesetas, Selva Paranaense y Yungas.
Además, la investigación del IBONE forma parte de la Red «DRYFLOR», conformada por investigadores y conservacionistas interesados en ampliar el conocimiento de la flora del bosque seco y promover su conservación en Latinoamérica.
*Imágenes Gentileza Lic. Renata Nicora Chequín (IBONE)