CÓMO MEJORAR LA ASISTENCIA
Abuso sexual en las infancias: “lo sufren una de cada tres niñas y uno cada seis varones”

 

En Argentina, según datos recientes del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, se registraron 14.424 niños, niñas y adolescente víctimas de violencia sexual entre 2017 y 2022. Especialistas advierten que hay subregistros en las denuncias de abuso, y que las instituciones deben abordar mejores medidas de acompañamiento y contención adecuadas a las infancias. 

Radio UNNE conversó con Silvia Ongini, psiquiatra Infanto-juvenil del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (MN 69.218), quien explicó que el abuso sexual ocurre cuando se involucra a un niño, niña o adolescente en actividades sexuales que no llegan a comprender totalmente, para las cuales están evolutivamente inmaduros y no están en condiciones de dar consentimiento.

La profesional sostuvo la necesidad de pensar en nuevas perspectivas de atención para las infancias ante eventos traumáticos: “Cuando tenemos que dar respuesta, tanto desde los espacios de salud como desde la Justicia, hay un adultocentrismo. Las respuestas deben encajar de cierta manera, y los procesos de asistencia llegan a dilatarse”.

“Muchas veces las intervenciones responden a patrones de lenguaje y expectativas de los adultos. Esto hace que las víctimas vuelvan a ser victimizadas. Se los tiene que escuchar, es el derecho al niño a ser oído y está amparado en nuestra Constitución Nacional desde 1994”, detalló Ongini y recordó que el Estado debe intentar dar solución al problema social y cultural.

La psiquiatra sostuvo que si las personas cercanas a los niños y niñas, desde las instituciones que deben ampararlos, se centran en “lo que necesitamos nosotros que diga para armar un expediente o tener prolija una historia clínica para terminar rapidito con el caso, entonces no estamos dando respuesta a las necesidades de ellos”.

Desde su experiencia en asistencia a víctimas, la psiquiatra sostuvo la importancia de capacitar a médicos, psicólogos, docentes y a la ciudadanía en general sobre la temática: “Cualquiera que sepamos que una niña o niño está siendo sometido a cualquier forma de abuso por ley tendríamos que asistirlo. Estamos ante la oportunidad de rescatar una vida, y si no lo hacemos de manera correcta también perdemos la oportunidad de cambiar un destino”.

Según el análisis de casos de abuso sexual en la infancia, realizado por el Ministerio Público Tutelar durante 2019, entre el 70% y 80% de niños, niñas y adolescentes pudieron dar cuenta y hablar de los abusos sufridos a partir de las clases de Educación Sexual Integral (ESI).

Mitos y educación

Teniendo en cuenta que según datos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Nación, una de cada cinco niñas y uno de cada diez niños son víctimas de abuso sexual, Ongini reflexionó sobre los mitos que indican que se trata de casos poco frecuentes y advirtió que “la realidad patea el tablero de todos nuestros imaginarios sobre esto que es tan terrible”. 

Los datos son viejos, estamos viendo que hay un subregistro por el tipo de delito del que hablamos. Hay trabajos que indican que lo sufren una de cada tres niñas y uno cada seis varones, si imaginamos un aula de una escuela con treinta chicos, la cantidad que puede estar siendo víctima es altísima” y recordó que la gran mayoría de los casos de abuso se apoyan en vínculos de confianza con adultos que ejercían de cuidadores.

“Hay otros mitos, como que sólo los varones abusan o que son enfermos mentales, que vienen con una etiqueta en la frente cuando en realidad. Hay profesionales como un médico del Hospital Garrahan que terminó siendo condenado; tampoco ocurre sólo en las clases sociales más empobrecidas cultural o económicamente, ocurre en todas”, remarcó.

En este sentido, Ongini destacó el rol de la Educación Sexual Integral (ESI) para trabajar la problemática del abuso sexual infantil; y recordó que se trata de un derecho de las niñas, niños y adolescentes. Sostuvo que la ESI brinda información para que puedan diferenciar las conductas abusivas de las que no lo son, comprender cuando han sido o son víctimas y, al mismo tiempo, abre un espacio de diálogo y en la escuela que les permite contar lo sucedido.

“Si las personas cercanas a los niños y niñas, desde las instituciones que deben ampararlos, se centran en “lo que necesitamos nosotros que diga para armar un expediente o tener prolija una historia clínica para terminar rapidito con el caso, entonces no estamos dando respuesta a las necesidades de ellos”.

“Hubo muchos relevamientos que ponen en evidencia que, a partir de que se les diera la oportunidad de reconocer que estas prácticas que estaban siendo naturalizadas, los niños y niñas pudieron pedir ayuda porque en las clases de ESI la docente se mostró habilitada a que si les pasa algo que no les gusta se lo pueden contar. Y eso sólo abrió las puertas para pedir ayuda”, explicó la médica.

De hecho, según el análisis de casos de abuso sexual en la infancia, realizado por el Ministerio Público Tutelar durante 2019, entre el 70% y 80% de niños, niñas y adolescentes pudieron dar cuenta y hablar de los abusos sufridos a partir de las clases de Educación Sexual Integral (ESI)

La educación sexual integral constituye un espacio sistemático de enseñanza y aprendizaje que comprende contenidos de distintas áreas curriculares, adecuados a las edades y etapas de desarrollo de las personas desde el Nivel Inicial hasta la Formación Docente.
La educación sexual integral constituye un espacio sistemático de enseñanza y aprendizaje que comprende contenidos de distintas áreas curriculares, adecuados a las edades y etapas de desarrollo de las personas desde el Nivel Inicial hasta la Formación Docente.

Sin embargo, Ongini advirtió: “no podemos quedarnos tranquilos por enseñarles a los niños y niñas a decir que no”.  Delegar el no en ellos es también delegar una responsabilidad que es nuestra, de los adultos, de protegerlos: padres, organismos, instituciones, dar herramientas para respetar el no de los niños, aunque sea un beso a un familiar, y eso también es acompañar a ese sujeto en crecimiento a la apropiación de su propio cuerpo”, dijo y advirtió que esto también es de utilidad para pensar las actividades de los niños y niñas en ámbitos digitales.

El grooming consiste en la acción deliberada por parte de una persona de acosar a un niño, niña o adolescente con fines sexuales en internet. Ongini recordó que este delito contra la integridad de los menores creció un 200% en Argentina durante la pandemia, y es también una de las formas más frecuentes de abuso a las infancias.

En Argentina, la Línea 137 es la destinada a brindar contención, asistencia y acompañamiento a víctimas de violencia sexual y de grooming, brindando asesoramiento legal, administrativo y psicosocial. Además, también se encuentra disponible la comunicación vía WhatsApp, a través del 11 3133 1000.