NEA: buscan calibrar “modelos regionales” para optimizar la fertilización nitrogenada en maíz

Con participación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, avanzan ensayos para evaluar la respuesta a la fertilización nitrogenada en maíz en el nordeste argentino, y poder así ajustar modelos de recomendación ajustados a las condiciones de esta zona del país.

 

En el país la principal herramienta para el diagnóstico y la posterior recomendación de nitrógeno (N) en maíz se basa en el indicador de “disponibilidad de N” a la siembra y en los primeros estadios del cultivo, medido a través de análisis de suelo.

Inclusive, evidencias de trabajos conducidos en otras regiones de la Argentina, han mostrado que tener en cuenta también el nitrógeno aportado por la mineralización a lo largo del ciclo del cultivo, puede contribuir a mejorar la capacidad predictiva de los modelos de recomendación.

Sin embargo, estas herramientas no están “ajustadas” para los sistemas de producción del nordeste argentino, pese a que el NEA experimenta un incremento de rendimientos del cultivo de maíz en los últimos años que llevó a un incremento del uso de la fertilización nitrogenada.

Actualmente, el escenario de producción de maíz en la región nordeste muestra híbridos con potenciales de rendimiento elevados, pero que, lógicamente, para poder expresar esos potenciales requieren de una adecuada provisión de nitrógeno, entre otros factores.

Al mismo tiempo, los suelos de la región tienen cada vez más años de agricultura, y, consecuentemente, los valores de materia orgánica (principal fuente de nitrógeno del suelo) vienen disminuyendo.

Esta realidad conlleva a que cada vez haya mayor probabilidad de obtener incrementos en los rendimientos de maíz al fertilizar con nitrógeno.

En ese contexto, una línea de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, junto con la Red de Nutrición de Cultivos del Norte Argentino de Aapresid, avanza en el tercer año de ensayos para evaluar la respuesta a la fertilización nitrogenada en maíz en establecimientos productivos del NEA, con el fin de comprender los factores, ambientales y de manejo, que favorecen o limitan los resultados de la fertilización.

Asimismo, sobre la base de la información generada en los ensayos, se busca calibrar modelos regionales de diagnósticos que sirvan para interpretar los análisis de suelo y determinar, la necesidad o no de fertilizar, y qué cantidad de fertilizantes agregar al cultivo en cada lote. Esto siempre teniendo en cuenta la oferta de “N” del suelo y el rendimiento objetivo del cultivo de maíz que se pretende alcanzar.

“Queremos cubrir un vacío de información a nivel regional, y generar datos con rigor científico para optimizar el uso de la fertilización nitrogenada en maíz” destacó el Dr. Nicolás Stahringer, docente-investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, quien junto al Dr. Javier Fernández, investigador posdoctoral de la Universidad de Queensland (Australia) y egresado de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, son Coordinadores Técnicos de la citada Red y forman parte del equipo de investigadores de la UNNE.

El estudio forma parte del proyecto de investigación “Diagnóstico y monitoreo de nitrógeno en maíz en el NEA” (PI 20A010) de la Secretaría General de Ciencia y Técnica de la UNNE y además se enmarca en la “Red de Nutrición de Cultivos del Norte Argentino”, una iniciativa de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) para mejorar de la competitividad de los sistemas productivos del norte del país.

 

RESULTADOS PRELIMINARES

En el marco del estudio, hasta el momento se han hecho ensayos en las campañas 2020/2021, 2021/2022 y 2022/2023, en sitios que van de 2 a 80 años de agricultura, en campos distribuidos por las provincias del nordeste argentino.

Entre las principales observaciones de los ensayos, se identificó una respuesta significativa a la fertilización nitrogenada en el 39% de los sitios relevados. Cabe destacar que dicha respuesta ha sido observada en tres años con “La Niña”, de bajas precipitaciones en muchos sitios.

En el marco de los ensayos realizados a la fecha,  se observó que la respuesta se relaciona con el agua en el suelo, el potencial del ambiente en el que se hicieron los ensayos y con la cobertura previa que tenía el suelo a la siembra.

En particular, la respuesta a N en maíz fue significativa en sitios con antecesor invernal trigo o barbecho.

En cuanto a los rendimientos alcanzados, se destaca la amplitud de rendimiento con un máximo alcanzado de 13.200 kilos por hectárea, que supera ampliamente los rendimientos potenciales que se estimaban para la región años atrás, cuando no se hacía prácticamente fertilización.

Los ensayos posibilitaron estimar para el NEA un primer umbral crítico de 147 kilos de nitrógeno disponible por hectárea, y si se considera el “desvío estándar” se estaría en un rango crítico de 137 a 157 kilos de nitrógeno por hectárea.

“Estos resultados nos permiten ir generando la información necesaria para hacer recomendaciones adecuadas en función de nuestra realidad regional” indicó el Dr. Stahringer, docente de la Cátedra “Manejo y Conservación de Suelos” de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE.

Explicó que se continúa con el análisis de las distintas variables relevadas, como materia orgánica, N en el suelo, rendimiento, agua en el suelo hasta los 2 metros, entre otras, según las distintas campañas y sitios de ensayos.

Reiteró que la información local o regional, resulta clave para el éxito de un programa de nutrición, maximizando rendimientos y cuidando el ambiente, buscando hacer recomendaciones de fertilización sólo cuando son requeridas, en base a análisis de suelos y expectativa de respuesta, haciendo un uso más eficiente de los recursos y con el objetivo de priorizar la sustentabilidad de los sistemas productivos.

Los resultados preliminares del estudio fueron presentados recientemente en el Congreso 2023 de Aapresid realizado en la ciudad de Rosario y previamente habían sido dados a conocer en el “Simposio Fertilidad 2023” en el mes de mayo en la misma ciudad.

 

VINCULACIÓN Y TRABAJO COLABORATIVO

El Dr. Stahringer destacó el trabajo “en red” que respalda al proyecto de fertilización nitrogenada en maíz en el NEA, que vincula a productores, empresas, colegas, expertos y alumnos.

En particular, mencionó que el proyecto permite que estudiantes de la UNNE se vinculen con el trabajo de empresas del sector productivo, al participar en los ensayos en campos de la región, y en muchos casos posibilita relacionarse con graduados y graduadas de la UNNE y de otras universidades que están trabajando en el sector privado, en el INTA y en organismos como Aapresid y CREA.

Comentó que, dentro de la “Red de Nutrición de Cultivos del Norte” se están además realizando otros ensayos innovadores para esta zona del país, como estudios de larga duración con fertilización balanceada (incluyendo otros nutrientes además del nitrógeno).

Entre los resultados observados preliminarmente se destaca por ejemplo la aparición de sitios con valores de “fósforo” por debajo de los mínimos requeridos por los cultivos. Este hecho es destacado, pues si bien se piensa que la región norte, principalmente la región chaqueña, no tiene problemas de fósforo, sin embargo, se están identificando problemas con este nutriente en lotes productivos más antiguos.

También se están realizando ensayos de potasio en trabajos colaborativos entre la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y la Unidad Integrada INTA Balcarce (INTA Balcarce y Universidad Nacional de Mar del Plata), participando de una Red Nacional de este nutriente, con sitios de ensayos en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fé, Entre Ríos, Corrientes y Chaco.

Desde la FCA-UNNE se colaboró además en relevamientos de suelo para la elaboración del Mapa de Fertilidad del Norte de la Argentina, trabajo que es coordinado por investigadores del INTA Balcarce y Fertilizar Asociación Civil.

Por último, el Dr. Stahringer concluyó que “en nuestra región se está viendo el avance de agricultura sobre suelos de fragilidad más que importante, y de allí la necesidad de monitorear los procesos productivos, midiendo, haciendo análisis de suelos y de esta manera tomar decisiones con base en evidencias”.