INVESTIGACIÓN UNNE
Destacan aporte de “ciencia ciudadana” para identificar el avance de una maleza invasora en Argentina

Un artículo publicado por un equipo de investigación del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (UNNE-CONICET) y otras instituciones científicas expuso la relevancia de la participación ciudadana en un estudio que identificó el marcado grado de avance y distribución de la maleza invasora “Lirio amarillo” en Argentina. “La participación social aportó mayor información y más diversa respecto a métodos y fuentes de datos tradicionales”.

Las especies exóticas invasoras son una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad y la alteración de los ecosistemas.

Ante ello, la obtención de registros de ocurrencia actualizados y mapas precisos de riesgo de invasión de malezas se ha vuelto crucial para desarrollar estrategias de manejo oportunas y efectivas.

Pero recopilar y validar datos de distribución puede requerir mucho trabajo y mucho tiempo, y las diferentes fuentes de datos conducen inevitablemente a sesgos en los resultados.

En ese aspecto, desde el Grupo de Investigación “Herbivoría y Control Biológico en Humedales” (HeCoB), del CECOAL (UNNE-CONICET), evaluaron el desempeño de un proyecto de ciencia ciudadana personalizado en comparación con otras fuentes de datos, en el mapeo de la distribución actual y potencial de “Iris pseudacorus”, una planta exótica invasora fuerte en Argentina.

Iris pseudacorus L. (Iridaceae), comúnmente conocida como “bandera amarilla” o “lirio Amarillo”, es una especie acuática que en los lugares que se introduce se vuelve altamente invasiva, cubriendo grandes superficies y transformando diversas áreas en paisajes similares a los monocultivos, afectando la biodiversidad de plantas nativas y su fauna asociada.

Justamente, el amplio rango de avance de esta especie invasora motivó la necesidad de utilizar distintas herramientas de recopilación de datos, y en el HeCoB (CECOAL) consideraron factible recurrir a la consulta a la ciudadanía como vía para poder sumar registros de la presencia de la especie.

Para ello, se habilitó la posibilidad de que las personas que observaran esta planta puedan enviar una fotografía vía WhatsApp, con referencia de ubicación del GPS.

“Los resultados sugieren que el proyecto personalizado de ciencia ciudadana proporcionó una cantidad de datos mayor y más diversificada en comparación con las otras fuentes” artículo publicado en la Revista “Environmental Management“, una prestigiosa publicación de nivel internacional en el campo de la gestión ambiental.

El trabajo estuvo liderado por Paula Gervazoni del Grupo HeCoB (CECOAL) y Gianmarco Minuti de la Universidad Vrije de Bruselas y contó con la colaboración de Celeste Franceschini, Daniela Fuentes y Lara Sabater del CECOAL, de Alejandro Sosa (FuEDEI) y Julie Coetzee (CBC- Sudáfrica).

Según resaltan, la ciencia ciudadana involucra la participación de miembros del público en general en la investigación científica, pues debido a los avances en la comunicación, las redes sociales y las herramientas telefónicas, las personas de casi cualquier región pueden recopilar información científicamente relevante a través de aplicaciones y plataformas en línea.

“Este estudio contribuye a investigaciones previas que respaldan el uso de Ciencia Ciudadana en la ecología de invasiones”.

Detalle del trabajo

Desde el HeCoB (CECOAL) detallaron que en el estudio del primer mapa de invasión del Lirio Amarillo en Argentina se realizó la recopilación de datos por medio de tres tipos de fuentes principales: “Método Tradicionales”, “GBIF” (una base de datos de acceso libre de alcance global) y “Ciencia Ciudadana”.

En el caso de los “métodos tradicionales” (TM) se realizaron relevamientos de campo durante dos años cubriendo 6.585 km de caminos que rodean los humedales más grandes del país; revisión bibliográfica en Scopus, Google Scholar y otras fuentes documentales; y una búsqueda exhaustiva de registros en las principales colecciones en herbarios de Argentina.

En cuanto a la herramienta “GBIF” (Sistema Global de Información sobre Biodiversidad), se evaluó un conjunto de datos provenientes de informes de los últimos 20 años, entre 2001 y 2021.

Por último, se recurrió a la ciencia ciudadana, para lo que se diseñaron volantes que presentaban al equipo de investigación, describiendo las especies objetivo, así como como una invitación para informar los hallazgos enviando una fotografía y coordenadas a través de WhatsApp al número de teléfono proporcionado.

Los volantes digitales se distribuyeron a través de plataformas de redes sociales (Facebook, Instagram). Adicionalmente, se enviaron volantes a los gestores de áreas protegidas de Argentina.

Resultados

De la base de datos de Métodos Tradicionales se recopilaron un total de 84 reportes de I. pseudacorus en Argentina, de los cuales se obtuvieron 73 sitios independientes, distribuidos en 8 provincias. El 38,4% correspondía a “áreas urbanas o periurbanas”, el 45,2% a “áreas no urbanas” y el 15,1% a “áreas protegidas”.

En cuanto a la base de consulta GBIF, se obtuvieron un total de 78 sitios, pero luego de eliminar los sitios sobre-reportados, se obtuvieron 47 sitios únicos validados distribuidos en tres provincias, a los que se sumaron 36 nuevos sitios no reportados previamente con métodos tradicionales. De los 47 sitios, el 48,9% corresponde a áreas urbanas o periurbanas, el 21,3% a áreas no urbanas, el 21,3% a áreas protegidas y el 8,5% a áreas agrícolas.

En tanto, por medio del proyecto de ciencia ciudadana se recibieron un total de 289 informes, de 197 voluntarios que participaron activamente.

Al filtrar los reportes enviados sin geolocalización o fotografía y sitios sobre-reportados, se obtuvieron 132 registros de ocurrencia única validados, distribuidos en 15 provincias argentinas y agregó 108 sitios no reportados previamente con métodos tradicionales y la base de consultas GBIF.

De los 132 sitios informados con la consulta popular, el 66,7 % correspondía a “áreas urbanas o periurbanas”, el 18,2 % “áreas no urbanas”, el 9,8 % se ubicaban en “áreas protegidas” y el 5,3 % dentro de “áreas agrícolas”.

Los reportes obtenidos a través de métodos tradicionales TM delimitan un área de 1.031.607 km2 en Argentina, los de GBIF cubren sólo 246.777 km2. y los informes del proyecto de ciencia ciudadana delimitan una amplia área de 1.716.844 km2.

Además, al clasificar el mapa en celdas de cuadrícula de 60 × 60 km, 6 cuadrados ubicados en la región central y centro-este, se destacan como “puntos críticos” según los reportes de ciencia ciudadana, mientras que para GBIF y registros TM, solo se resaltan 1 y 3 hotspots (puntos calientes), y se ubican en la región centro-este.

Relevancia

“Nuestros resultados demuestran que los proyectos de participación social para el estudio de I. pseudacorus permiten a los investigadores acceder a un conjunto de datos más grande y diversificado, optimizando la detección y el mapeo a un costo muy bajo en comparación con los métodos tradicionales” resaltan desde el HeCoB-CECOAL.

Señalan que los resultados muestran el potencial de los programas de ciencia ciudadana para expandir no solo la distribución previamente conocida de la planta en Argentina, sino también el área pronosticada como climáticamente apta para la especie.

El proyecto de ciencia ciudadana personalizado aportó más de un centenar de nuevos sitios no informados previamente en las fuentes de datos de TM y GBIF, lo cual se consideró relevante no solo porque amplió la distribución conocida anteriormente, sino también porque estos se distribuyen entre todas las categorías ambientales.

La ciencia ciudadana tuvo una contribución particularmente significativa en “áreas urbanas y periurbanas”.

Todas las fuentes de datos mostraron un buen desempeño en los modelos de nicho ecológico, sin embargo, los datos del proyecto de ciencia ciudadana adaptado predijeron un área más adecuada, incluidas las regiones aún no informadas.

Se resalta asimismo que estos proyectos no sólo aportan datos sobre la presencia de la especie, sino que además generan conciencia sobre el problema, contribuyendo a la educación ambiental y la prevención de introducciones.

“La ciencia ciudadana brinda grandes beneficios a la ciencia: permite la creación de grandes conjuntos de datos espacio-temporales a muy bajo costo, conecta a investigadores y sociedad, y contribuye a la promoción de la educación ambiental” finalizan desde el Grupo de Investigación “Herbivoría y Control Biológico en Humedales” (HeCoB), del CECOAL (UNNE-CONICET).