Haciendo foco en el Parque Nacional Mburucuyá, un grupo de extensionistas plantearon propuestas para el aprovechamiento de especies maderables, frutales y medicinales. En este espacio de debate e intercambio generado, también se obtuvo información valiosa. La experiencia puede ser replicada y ampliada.
En cualquier espacio de debate científico, académico y político, se sostiene que el Siglo XXI tiene que ser el siglo de la sostenibilidad. Es unánime la idea consolidar un modelo de desarrollo sostenible en el que sea posible y de manera armoniosa el crecimiento económico con el cuidado del medio ambiente.
La Universidad Nacional del Nordeste impulsa a través de la extensión universitaria un programa de proyectos que vincula a docentes y estudiantes de la institución con la región. Esta articulación genera las condiciones para transferir nuevos enfoques productivos, socio ambientales saludables y energéticamente eficientes.
Ese es el caso del proyecto que tiene como responsable a la doctora María de las Mercedes Sosa y de co directora a la doctora María Betiana Angulo. Junto a un grupo de docentes y estudiantes de las Facultades de Ciencias Exactas y Ciencias Agrarias de la UNNE; el Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE); docentes y alumnos de la Escuela Secundaria de Familia Agrícola (EFA) de Pago de los Deseos (Saladas) y personal del Parque Nacional Mburucuyá (PNM), llevaron adelante el proyecto: “Uso sustentable de especies nativas maderables, frutales y medicinales”.
Según explicó la doctora Sosa el proyecto se planificó para que además de analizar las especies nativas con valor potencial como maderables, frutales y medicinales, “se formulen acciones de aprovechamiento sustentable de los recursos del bosque nativo”. De acuerdo a lo expresado por la investigadora también surgieron en los encuentros de análisis y debates, una serie de estrategias de conservación de estas especies.
“…también surgieron en los encuentros de análisis y debates, una serie de estrategias de conservación de estas especies”.
Los términos del proyecto coinciden con el Objetivo 15 de los ODS consensuado con la ONU y a partir del cual hay un compromiso de: “Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”.
Como mecánica de trabajo se implementó una agenda con charlas, talleres, trabajos de campo, recolección de frutos y semillas para generar bancos de germoplasmas e implementar viveros.
El Parque Nacional Mburucuyá es un área protegida que alberga una gran diversidad y variedad de ambientes, que fue utilizado como centro de estudio donde los estudiantes aprendieron a reconocer las especies.
La actividad extensionista brindó a los participantes nuevos conocimientos de los recursos nativos que se tiene en la región y el aprendizaje de estrategias de conservación del germoplasma nativo.
La actividad extensionista brindó a los participantes nuevos conocimientos de los recursos nativos que se tiene en la región
“No menos importante –expresó la doctora Sosa- fue poder actualizar la geolocalización de los recursos y confeccionar protocolos de germinación”.
Estos protocolos involucran una serie de pruebas de germinación para generar las condiciones óptimas ambientales necesarias y conocer la capacidad germinativa de cada especie y de esa manera propagar las plántulas.
La directora del proyecto detalló cómo se llegó a la nueva información y conocimientos que ahora se dispone.
“Se partió del conocimiento científico de los docentes y alumnos universitarios y de la EFA de Pago de los Deseos, sobre las plantas nativas de la región con valor potencial como maderables, frutales y medicinales. Esa recopilación de datos fue plasmada en calendarios fenológicos, claves y fichas técnicas que contribuyeron con la correcta identificación”.
Los calendarios fenológicos permiten conocer las épocas de floración y fructificación para saber en qué meses colectar de frutos y semillas.
“Posteriormente se elaboraron protocolos de germinación de especies nativas con el asesoramiento de la ingeniera agrónoma Paula Alayón Luaces (FCA-UNNE). Las semillas recolectadas fueron llevadas a campo a fines de obtener plántulas para generar viveros”.
De esta manera se completó todo el proceso que implica la formulación de acciones para el aprovechamiento sustentable de las especies nativas maderables. “Quedó de manifiesto la necesidad de intensificar la relación de la Universidad con el medio, sobre todo en zonas rurales donde se encuentras asentadas las EFAs y brindarles información adicional a finesde mejorar su calidad educativa”, concluyó la doctora Sosa.