“Laguna Seca”, una mirada actual sobre el primer proceso de urbanización sobre lagunas de la ciudad de Corrientes

Un estudio actual realizado en el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (UNNE-CONICET) analiza el proceso histórico de ocupación de la “Laguna Seca” en la ciudad de Corrientes, en busca poner en evidencia los riesgos que implican los procesos de urbanización sobre lagunas periféricas, en un escenario de progresiva expansión urbana en las ciudades de la región nordeste.

Hace cuatro décadas, en un contexto de profunda crisis social, comenzó un proceso de ocupación de áreas de la zona conocida como “Laguna Seca”, que representó el primer fenómeno de urbanización de un cuerpo de agua en la ciudad de Corrientes.

Los procesos de expansión urbana, en muchos casos, implican la decisión, incluso con aval del Estado, de ocupar áreas de escurrimiento natural como el caso de lagunas.

Al respecto, el caso de la Laguna Seca es un claro ejemplo de lo que sucede cuando se urbanizan cuerpos de agua, según explica la Prof. Araseli Ojeda, autora responsable de la investigación.

“Por más megaobra pública que se realice, el agua tiene memoria. La historia de ocupación de esta laguna es importante porque nos deja ver que si bien han mejorado las condiciones de vida de sus habitantes, 40 años después se siguen pagando las consecuencias no sólo con grandes inversiones sino con anegamientos del sector” indicó.

En esa línea, con el estudio se intenta dar a conocer las estrategias y los actores sociales intervinientes en este proceso de urbanización y el manejo de los episodios de inundación recurrente a lo largo del tiempo.

Con ese fin, en una primera etapa se avanzó una recopilación de artículos periodísticos como aproximación a distintos momentos de la ocupación de la laguna, así como de los problemas que a lo largo de los años debió enfrentar esa zona de la ciudad.

Posteriormente, se realizaron entrevistas semiestructuradas a vecinos del lugar y a agentes de distintos organismos públicos intervinientes en el barrio.

 

EL PROCESO DE OCUPACIÓN

Para repasar el caso de ocupación de Laguna Seca, la autora del estudio y profesora en Geografía, comenta que este sector de la ciudad comienza a ser ocupado en un contexto de profunda crisis social, económica y política que atravesaba el país al finalizar la década de 1970 y se acentúa durante los 80.

Hacia principios de los años 80, la nueva zona llamada “Laguna Seca” empezó a captar el interés de los medios de comunicación porque sus habitantes habían experimentado situaciones de anegamiento en los conjuntos habitacionales recientemente inaugurados por el Instituto de Vivienda de Corrientes (INVICO) en los barrios República de Venezuela y 9 de Julio (que conforman lo que se conoce actualmente como barrio Laguna Seca), dado que se había rellenado la parte más playa de la laguna para su construcción.

En cercanías, pero hacia la mayor depresión de la cubeta fueron asentándose familias, que provenían de otros barrios y del interior provincial, en búsqueda de una solución al déficit habitacional que experimentaban.

De los cinco barrios que actualmente componen este asentamiento llamado “La Olla”, el primero en formarse fue el Ongay, dado que, se trataba de un sector poco profundo de la laguna y que habitualmente se encontraba sin agua durante los periodos de sequía.

Con el correr de los años se fueron ocupando los lugares más profundos pertenecientes a la cubeta de la laguna Seca (conocido actualmente como La Olla), y esto conllevaba que, ante cada precipitación, las familias y sus recursos se vieran afectados.

Uno de los episodios más relevantes estuvo marcado por las precipitaciones que se registraron entre los años 1982 y 1984, cuando los montos medios anuales superaron los 1600 milímetros, afectando a gran parte de la región, lo que demandó tareas de evacuación de familias que ocuparon la laguna, una situación que se repetiría en el tiempo.

Debido a la frecuencia con la que experimentaban estos episodios de evacuación, en el año 2002 el Estado Provincial intervino relocalizando a los grupos que se encontraban en el sector más profundo de la laguna a un barrio cercano (Pirayuí), pero muchos de ellos regresaron a su antiguo lugar de residencia debido a los lazos familiares y relaciones de ayuda mutua que existía, además, sus fuentes de subsistencia se encontraban allí, y era más económico que en el barrio de viviendas estatales.

Sumado a ello, el municipio, propietario de los terrenos, no estableció una política de resguardo del sector, por lo que poco a poco se fue poblando nuevamente, no solo con los que retornaban, sino también con nuevos habitantes con la misma dificultad para resolver la problemática habitacional.

De esta forma, fueron muchos los factores que no se tuvieron en cuenta y que imposibilitaron el éxito esperado de la intervención y la problemática seguía intensificándose.

Es por eso que el Estado nacional intervino con el objetivo de urbanizar y mejorar las condiciones de vida de estas familias, dentro del perímetro de la laguna a través del Programa de Mejoramiento Barrial (PROMEBA) a partir del año 2006, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y ambientales de 2.200 familias aproximadamente, pero debido a la falta de recursos recién en el 2009 llega el equipo de profesionales para trabajar en el área.

A partir de este año también se inicia un estudio de la zona, en base a esto se sacaron los parámetros hidráulicos para realizar las obras necesarias para atenuar el efecto de las inundaciones.

Con este estudio se determinaron dos reservorios de regulación pluvial que funcionan como amortiguadores (en la zona más profunda de la laguna), que ante una cierta precipitación contiene el agua y cuando descarga el conducto principal, escurre el agua de todo el asentamiento.

Para poder llevar a cabo esta obra, se necesitó relocalizar a las familias que habitaban sobre el predio destinado para los reservorios, pero esta vez, aprendiendo de la experiencia anterior, las relocalizaciones se llevaron a cabo dentro del mismo barrio. Estas acciones permitieron mejorar en gran manera las condiciones de vida de los habitantes y evitando evacuaciones ante la caída de precipitaciones.

Pero actualmente un sector del reservorio que había empezado a construirse en 2017 está siendo ocupado nuevamente, dado que, si no se hace un trabajo continuo de drenaje y limpieza, la tierra comienza a acumularse nuevamente, sumado a la problemática habitacional y la falta de control, esto se convierte en un lugar propicio para asentarse, el PROMEBA se encarga de todo el mejoramiento barrial, pero el municipio es el propietario y por ende el responsable de resguardar estos predios.

RELEVANCIA DEL ESTUDIO

Repasar el proceso ocurrido en el caso de la Laguna Seca, “nos permite comprender que es necesario un trabajo mancomunado entre los diferentes organismos públicos y niveles estatales, dado que las acciones acertadas de uno de estos, se ve afectada y no llega a cumplirse el objetivo propuesto si la otra parte no hace lo suyo, tomando decisiones y acciones tendientes a preservar lo alcanzado” sostiene la profesora  Ojeda.

Además remarcó que la Laguna Seca fue la primera laguna de la ciudad en ser habitada, y «es un antecedente que debe servirnos para tomar conciencia de lo grave y urgente que es tomar medidas necesarias para preservar las decenas de lagunas que existen no solo en la Capital sino también en la provincia”.

Al respecto, expresó que preservar las lagunas no guarda relación sólo con la belleza del paisaje o los servicios ecosistémicos que brindan, sino también como medida para reducir y en el mejor de los casos eliminar el riesgo de desastres por inundación, evitando pérdidas y daños tanto humanos como materiales.

*Parte de los avances del estudio fueron presentados en el “XVIII Encuentro de Geografías de América Latina”, “VIII Congreso Nacional de Geografía de Universidades Públicas de la República Argentina” y en la “XXVI Reunión de Comunicaciones Científicas y Tecnológicas de la UNNE”.