A 35 años de la creación del mural “Argentina, dolor y esperanza”, se realizó un acto de conmemoración de la obra que desde el Campus Resistencia de la UNNE recuerda la Masacre de Margarita Belén. La rectora de la Universidad Nacional del Nordeste, Delfina Veiravé junto a la Secretaria de Derechos Humanos y Género del Chaco, Lic. Silvana Pérez, encabezó el acto en el que también se presentó el libro que escribieron los hijos e hijas de la autora del mural, Amanda Piérola; y se homenajeó al recientemente fallecido referente Qom y defensor de los Derechos Humanos, Juan Chico.
“Pintaremos el corazón de Margarita Belén sangrante por sus hijos y allí estará nuestra voz para que la escuchen todos”, recordó Veiravé las palabras de la artista entrerriana que encontró en la pared del Aula Magna “Presidente Dr. Raúl Ricardo Alfonsín”, el lienzo perfecto para inmortalizar esa parte de la historia trágica argentina que se vivió en el Chaco, de la que fueran víctimas jóvenes universitarios, entre ellos su hijo Fernando, estudiante de Arquitectura. “Ese designio se cumple. Porque cada vez que hay una actividad en este salón, que son muchas y con muy variada concurrencia, este mural siempre exige una mirada atenta y una explicación, incluso personas de otros países”, completó la Rectora.
En su discurso, destacó el rol de las y los estudiantes, quienes constituyen “un actor vital para la universidad, pero también para la transformación social”, aseguró y recordó que “ya en ese momento no sólo generaron las condiciones materiales para que ese mural pueda ser pintado, sino que visibilizaron la necesidad de ser actores, protagonistas, impulsores de un cambio social”.
“Este mural es un símbolo de una función de las universidades: la de garantizar los derechos de los pueblos”, aseguró también la Rectora de la UNNE y valoró el camino de crecimiento de las universidades que fueron incorporando en sus agendas temáticas vinculadas a los Derechos Humanos, a la igualdad, la inclusión, entre otros.
«Estamos trabajando en una agenda que incluye los Derechos Humanos en sentido amplio y actualizado», aseguró y comentó que ello se realiza de manera transversal, traduciéndose en programas como el de Pueblos Indígenas de la UNNE, contra las violencias (como el de Unne sin violencias en el marco del cual, se realiza actualmente un ciclo de capacitación para la comunidad universitaria), proyectos de extensión como el de concientización de los derechos de personas privadas de su libertad, entre otras tantas medidas y acciones que la Universidad del Sol viene llevando adelante.
En esa misma línea de compromiso social, Veiravé resaltó también la posibilidad de tener una “mirada esperanzadora de que podemos seguir construyendo y con mucha fuerza: verdad, memoria y justicia”, pero también “de incorporar los problemas actuales de nuestras comunidades”.
A su turno, la titular de la Secretaría de Derechos Humanos y Género del Gobierno de la Provincia del Chaco, Lic. Silvana Pérez Silvana repasó la historia del mural y destacó que “es un ejemplo de diálogo, de construcción colectiva”.
“Nuestro río”
Debido al protocolo sanitario vigente, el acto se realizó de manera presencial con los cuidados del caso, y también se transmitió on line via el canal de youtube de la mencionada secretaría.
La actividad tuvo adhesiones como la de la Comisión Permanente por los Derechos Humanos, y la Legislatura del Chaco aprobó un proyecto de beneplácito y acompañamiento.
Tras los discursos inaugurales, se realizó la presentación del libro “Nuestro río” de la Pierolada: Álvaro, Gustavo, María Luz y Cristela Piérola. El escritor Francisco “Tete” Romero presidió el panel junto a Álvaro, Gustavo, María Luz y Cristela.
“Fernando sigue siendo río”, dijo su hermano Álvaro. “Estar acá para nosotros es muy conmovedor”, agregó emocionado.
Y coincidió su hermana Cristela. “Siempre estar acá es pensar que en estos pasillos anduvo Fernando y en este espacio estuvo la vieja pintando”, señaló levantando la vista hacia el mural a sus espaldas.
El libro es su primer proyecto juntos. Pero seguramente no será el último. “La vieja nos dejó una lucha para siempre, qué es la búsqueda de Fernando, y contar la verdad”, dijeron.
María Luz destacó luego la importancia de que las universidades sean promotoras de los Derechos Humanos. Y en los tiempos que corren, consideró que los DDHH son una totalidad, en la que se debe incluir el ecocidio, el feminismo, “estas nuevas luchas, de las que la universidad también tiene que ser portavoz, como decías Delfina”, agregó en alusión al anterior discurso de la Rectora de la UNNE, que escuchaba atenta desde la primera fila.
La emotividad de las palabras de ese panel se tradujeron en lágrimas en muchos rostros presentes. Pero también en risas; como las que provocó Gustavo contando anécdotas de la pintura del mural. “Porque a Fernando lo queremos recordar con alegría”, dijeron también.
Se procedió luego a la presentación de la Placa del Premio Amanda Mayor de Piérola, otorgada por la Cámara de Diputados del Chaco, en 2019, a la Ex Comisión Pro Mural de Margarita Belén.
Homenaje a Juan Chico
Este acto fue el marco propicio para recordar a un referente chaqueño en la defensa de los Derechos Humanos, que hace poco más de dos meses falleció a causa del Covid-19. “Los derechos humanos en clave de diversidad, de memoria y de presente”, fue el nombre del homenaje a Juan Chico; investigador, docente, historiador y gran defensor de la causa indígena.
Los aplausos para él se repitieron también cuando la Rectora Veiravé contó que desde Eudene, la editorial de la UNNE, se trabaja en la publicación de textos de autoría del referente qom.
Con un breve recital de homenaje a los mártires de Margarita Belén y Napalpí, a cargo del artista chaqueño Lucas Segovia, concluyó este emotivo acto.
El Mural, parte de la historia
Los largos metros de pared del Aula Magna del Campus Resistencia de la UNNE, fueron para Amanda Mayor, un gran lienzo en el cual volcar el dolor por la muerte de su hijo Fernando Piérola, en la masacre de Margarita Belén. Como buena artista, la pintura fue también su manera de asegurarse que los miles de estudiantes que pasarían por allí, como lo había hecho su hijo cuando estudiaba arquitectura en la UNNE, conozcan lo sucedido durante la última dictadura cívico-militar en el Chaco.
Fue el primer proyecto que se presentaba en la UNNE como iniciativa de una artista y el primero que abordaba la temática de Derechos Humanos. Incluso a nivel nacional, estuvo entre los primeros murales evocativos del genocidio realizado en una universidad pública.
Y la participación de estudiantes comprometidos con los Derechos Humanos, resultó clave para la realización de este mural. Se conformó incluso una Comisión Pro Mural Margarita Belén, convocada desde la Federación Universitaria del Nordeste (FUNE), que incluyó a la comunidad universitaria, gremios, agrupaciones sociales, partidos políticos y organismos de DDHH.
El apoyo ciudadano se vio reflejado en las firmas de adhesión que dicha comisión logró reunir en su momento, mientras la artista se ocupaba de las gestiones en el seno de la UNNE. Tras participar de varias reuniones del Consejo Superior donde explicó su idea, se elevó formalmente el proyecto y el 25 de mayo fue aprobado por unanimidad de los miembros del CS. La Resolución N° 219 del 28 de mayo de 1986 autorizó a la autora a realizar el mural en el Aula Magna.
El 15 de agosto de 1986 se inauguró la obra, en medio de una disputa judicial a raíz de un reclamo de la Iglesia Católica por la imagen de un sacerdote en la pintura. Unos 18 años después, la Justicia autorizó dicha escena, y allí su autora consideró habilitada su obra.
Memoria y vigencia
El mural sigue vigente hoy. Y durante todos estos años siguió cosechando reconocimientos, y motivando reflexiones, debates, y trabajos de investigación, como algunos realizados por estudiantes de distintas carreras de la UNNE.
En 2017, la Legislatura del Chaco aprobó la ley que declara al mural Patrimonio Histórico Cultural de la provincia.
El dolor y el arte de una madre dió vida una obra que se sumó al histórico clamor de memoria y verdad. Así, el Mural que se encuentra en la sede de la UNNE en la capital chaqueña, constituyó un valioso documento histórico de lo sucedido en nuestro país, aportó a la construcción de una memoria colectiva sobre el pasado y sigue recordando e inspirando en los valores de la democracia, el compromiso social y la defensa de los derechos humanos.