El 5 de noviembre se llevó adelante el primer encuentro del proyecto de extensión “La retirada del Estado…”. Se trató de un espacio de diálogo impulsado por el IIGHI y el CES en la Facultad de Humanidades de la UNNE, orientado a problematizar el rol de la política a partir de la perspectiva de los pueblos indígenas y de los sectores populares en Chaco.
El Instituto de Investigaciones Geohistóricas (CONICET/UNNE) y el Centro de Estudios Sociales (UNNE) desarrolla un proyecto denominado “La retirada del Estado desde la mirada de los pueblos indígenas y de los sectores populares: la situación del Interfluvio Teuco-Bermejito y de los barrios del Gran Resistencia en la provincia de Chaco”. En ese marco se organizan dos encuentros que apuestan al diálogo entre referentes territoriales, académicos, políticos, estudiantes, docentes y público en general.
Más de 40 personas participaron del primero de estos encuentros que se realizó de manera virtual el 5 de noviembre pasado. Allí se escuchó a referentes territoriales como Patricia Fernández, de Somos Barrios de Pie, quien trabaja temas de género y consumos problemáticos y Ceferino Pérez, integrante de la Comunidad Qom de la localidad de El Espinillo, reconocido defensor de los derechos indígenas y promotor de espacios de participación y diálogo entre comunidades y Estado. Luego habló Tata Soto, responsable del Movimiento Evita en Resistencia, con una amplia trayectoria en el acompañamiento a jóvenes y en la organización de unidades productivas de la economía popular. Por último, compartió su experiencia Adrián Pérez, también integrante de la Comunidad Qom de El Espinillo y secretario de la Asociación Civil Comunitaria Pelaiqui. Por razones de salud, no pudo asistir Armando Vicente Stacul, supervisor del Área Aborigen de la Dirección del Aborigen.

Los principales ejes sobre los que giró el debate fueron: las transformaciones recientes en las redes comunitarias y los espacios populares; los problemas cotidianos y la cercanía que establecen las y los referentes territoriales ante la ausencia del Estado; y las rupturas en las representaciones políticas y sociales.
Respecto al primer eje, además de resaltar la relevancia de los merenderos y ollas populares en los barrios, como espacios donde se articulan la alimentación, las actividades culturales, educativas y de promoción social; se señaló que las transformaciones en las políticas nacionales iniciadas en diciembre de 2023 provocaron una fuerte reducción de los recursos destinados a su sostenimiento.
La promoción y la difusión de las áreas de género y de consumos problemáticos se vieron reducidas, al igual que la transferencia directa de alimentos a los merenderos barriales. También los espacios de salud instalados por el gobierno provincial anterior comenzaron a mostrar la ausencia de personal, de medicamentos, lo que derivó en un deterioro general de las prestaciones sanitarias.
A esto se suma la creciente dificultad de muchas personas de conseguir trabajo y la reducción de las transferencias condicionadas de programas como el ex Potenciar Trabajo, actual Volver al Trabajo.
La presencia, el “estar ahí”
“El panorama que describían era de una desesperación social, acompañada por episodios de violencia cada vez más frecuentes y por un aumento de los consumos problemáticos, la ludopatía y los hechos delictivos”, señalan desde la organización del espacio.
“Sin embargo, no todo es desolador”, agregan y comentan que “frente a este paisaje, también se han consolidado las referencias barriales. Quienes, a pesar de no contar con la posibilidad de acercar recursos o mediar frente a interlocutores válidos del gobierno municipal, provincial o nacional, se caracterizan por “estar ahí”.
“Ceferino mencionaba que la gente siempre se acercaba a su casa. Tata explicaba que vivir en el barrio le permitía conocer de primera mano las necesidades de sus vecinas, que son las mismas que ella atraviesa. Compartir un mate, juntarse y “buscarle la vuelta” constituye un proceso potente de articulación comunitaria situada, especialmente en un contexto de ajuste fiscal estatal sobre los recursos orientados a los sectores populares”, destacan quienes organizan esta actividad.
Las tensiones
La serie de experiencias compartidas puso en tensión las perspectivas de los pueblos indígenas, del Interfluvio Teuco-Bermejito y de personas que habitan el barrio Mapic, con las de los movimientos sociales de barrios populares urbanos. “Esa tensión nos permite reflexionar desde una mirada compleja sobre la acción del Estado. Específicamente, los gobiernos no sólo canalizan recursos públicos, sino que influyen en la organización (o no) de los grupos/comunidades, establecen diferenciaciones entre las personas que integran los sectores populares, pueden resolver necesidades, pero también pueden complicar la experiencia social cuando las reglas no son claras o conocidas”, señalan investigadoras de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste, el Centro de Estudios Sociales (CES) y el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI) CONICET – UNNE que organizan estos encuentros.
Señalan que se mencionaron la Ley del Aborigen y la creación del IDACH (Instituto del Aborigen Chaqueño), “concebido inicialmente como un organismo autónomo de gobierno indígena, pero cuyo funcionamiento aparece supeditado a las necesidades del gobernador de turno”. “La represión que tuvo lugar hace unas semanas atrás en Villa Río Bermejito da cuenta de esta tensión en la gestión entre las necesidades de gobierno y las necesidades del pueblo, donde la pobreza material continúa creciendo”, afirman.
La importancia del acompañamiento de la universidad
Concluyen entonces que “frente a esta situación compleja que atravesamos como provincia, donde las políticas progresistas de gobiernos anteriores no lograron quebrar el proceso de pobreza que atraviesa el territorio, como tampoco pudieron organizar el trabajo de los sectores populares, desde la universidad apostamos por la construcción creativa de otras propuestas, de otros espacios y de otras posibilidades concretas de acción”.
Así, “por un lado ponemos en diálogo a actores sociales que creemos tienen experiencias en común, quienes tienen la posibilidad de construir otras demandas y de potenciar las herramientas y dispositivos políticos que sí funcionan tanto como desarmar las que no. Por otro lado, creemos que el rol de la universidad no es el de una vanguardia iluminista que propone ideas, sino el de acompañar los procesos sociales de construcción de lo común”, agregan.
Este proyecto continuará con un segundo encuentro entre referentes académicos y territoriales, donde se profundizará el análisis de las problemáticas concretas a partir de las herramientas que ha desarrollado la academia, para dilucidar sus potencialidades y sus limitaciones frente a esta realidad. Así, algunas de las cuestiones recuperadas del primer encuentro, a abordar en el segundo serán:
- Frente a la tensión entre lo que establecen las leyes/las políticas y las necesidades de infraestructuras de gestión que le dan vida: ¿Qué canales habría que activar, abrir o construir para que las leyes cobren vida en la realidad cotidiana?
- ¿Qué problemas aparecieron en la gestión de los recursos transferidos hacia los sectores populares en gobiernos anteriores? ¿Es posible aprender algo de esa situación?
- ¿Cómo atravesar la idea de un liderazgo capaz de aunar todas las demandas del pueblo, para volver a la capacidad de acción situada de cada persona? ¿Cómo transformamos la queja, la desidia, la desesperación en acciones concretas que nos permitan construir otros futuros, sin dejar de “ver” las desigualdades y la pobreza estructural que atraviesan a los sectores populares?.

















