La prestigiosa revista «Journal of Agronomy and Crop Science» publicó los resultados de una investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE sobre la incidencia de las temperaturas nocturnas en componentes del rendimiento, crecimiento del grano y la acumulación de materia seca en el cultivo del maíz. «La línea de estudio busca aportar evidencias en una temática poco explorada en condiciones de campo» destacan.
Las temperaturas mínimas en los últimos años han aumentado más del doble en comparación a las máximas, provocando un incremento en la frecuencia de noches cálidas en las regiones productoras de maíz alrededor del mundo, incluyendo Sudamérica.
En ese aspecto, hasta hace poco tiempo existía escasa evidencia científica sobre el impacto de las altas temperaturas nocturnas en distintas variables relacionadas con el crecimiento y el rendimiento del cultivo del maíz.
Ante ello, desde el Grupo Ecofisiología de Cultivos, del Centro de Ecofisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, y en colaboración con especialistas de otras instituciones científicas, se inició años atrás una línea de estudio que posibilitó aportar las primeras evidencias, en condiciones de campo, respecto a cómo las altas temperaturas nocturnas inciden en el cultivo de maíz en la región nordeste.
Así, con los primeros resultados publicados en un artículo científico se demostró el efecto del incremento de las temperaturas nocturnas sobre el crecimiento, rendimiento y otras variables fisiológicas de la planta de maíz.
En tanto, en el marco de la continuidad de los ensayos, recientemente en la revista «Journal of Agronomy and Crop Science» se presentaron resultados del efecto de las diferentes duraciones de incidencia de las altas temperaturas nocturnas en el crecimiento de los granos y la acumulación de materia seca en los diferentes órganos de la planta maíz.
«Nuestros resultados demuestran que la magnitud de los efectos de las elevadas temperaturas nocturnas está sujeta a la duración del período de calentamiento, pero también depende de la intensidad del calentamiento explorada a lo largo de las estaciones, especialmente para el número de granos y el rendimiento del grano», se destaca en las conclusiones de la investigación.
El estudio estuvo a cargo de la Ing. Agr. Belén Kettler, en el marco de su tesis del Doctorado en Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, y contó con la dirección de la Dra. Constanza Soledad Carrera, del INTA Manfredi (quien se encuentra realizando una estadía en la Universidad de Lleida, España); la codirección del Dr. Nicolás Neiff, docente e investigador de la FCA-UNNE; el asesoramiento del Dr. Fernando Andrade, ex investigador del INTA Balcarce y CONICET; y la colaboración del Ing. Agr. Federico David Nalli Sonzogni, de FCA-UNNE .
En diálogo con UNNE Medios, la Ing. Agr. Kettler, destacó la importancia de la publicación en “Journal of Agronomy and Crop Science», una de las revistas con referencia internacional sobre estreses abióticos en cultivos, lo cual expone la relevancia de la temática abordada.
Señaló que la importancia del estudio radica en que la incidencia de las temperaturas nocturnas en el maíz era un tema poco abordado, y menos aún por medio de ensayos en condiciones de campo.
Detalles del estudio
En el marco del estudio, los experimentos de campo se realizaron en el Campo Didáctico Experimental de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y se utilizaron híbridos de maíz seleccionados por ser ampliamente utilizados por los agricultores del noreste argentino.
Se reprodujeron aumentos confiables de temperatura, lo que permitió probar un amplio rango de temperaturas medias nocturnas promedio del aire (entre 19,2 °C y 27,7 °C), y generar diferentes intensidades de calentamiento (es decir, diferencias térmicas entre parcelas calentadas y de control) a través de las campañas.
El maíz cultivado a campo se sometió a tratamientos de 15 días que abarcó el período de posfloración y de 30 días hasta el llenado temprano del grano, respectivamente.
Los resultados de los ensayos indicaron que el número de granos por planta disminuyó en mayor medida cuando las diferencias térmicas entre parcelas calentadas y de control fueron mayores durante el período de posfloración en ambos ensayos.
La acumulación de materia seca en los diferentes órganos de la planta se vio afectada diferencialmente por la duración de las temperaturas altas nocturnas: la acumulación de materia seca en el tallo durante el período de calentamiento se redujo de manera similar con ambas duraciones de calentamiento, mientras que la acumulación de materia seca en la espiga solo se redujo con el tratamiento de calentamiento a 30 días.
Relevancia
«Creemos que en el nordeste de nuestro país el estudio sobre las temperaturas nocturnas en el cultivo del maíz es un tema que merece ser profundizado» sostuvo y comentó que sí existen más investigaciones sobre la temática en los cultivos de arroz, soja y trigo.
Reiteró que la generación de datos con rigor científico resulta de interés ante el escenario de mayores temperaturas promedios en los últimos años, pero también en el caso del maíz porque es un cultivo que experimenta un corrimiento a nuevas zonas productivas, como ser las regiones del norte del país que registran temperaturas promedio más elevadas.
Destacó la necesidad de continuidad de los estudios para abordar otras variables de relevancia, así como para determinar con mayor precisión los umbrales de temperatura nocturna para los procesos clave para el crecimiento y desarrollo del maíz.
La. Ing. Agr. Kettler, es egresada de la carrera de Ingeniería Agronómica de FCA-UNNE y se encuentra en instancias finales del Doctorado en Recursos Naturales de la UNNE. Es Auxiliar Docente de Primera de la Cátedra “Cultivos I” de esta Facultad y actualmente, está realizando una estadía de investigación en Kansas State University (Estados Unidos).