El lunes 30 de septiembre de 2024, el Equipo de Extensión Territorial del Centro Cultural Nordeste de la UNNE, conformado por los agentes Dante Arias y Rubén Medina, se desplazó al Departamento Presidencia de la Plaza para desarrollar una actividad planificada del proyecto “Escuelas rurales”.
Desde la ciudad cabecera del departamento, un camino vecinal de tierra nos conduce a la intersección con la antigua traza de la Ruta Provincial 16. Un corrimiento extraño la duplica y recorremos ambas, la 16 pavimentada y la 16 original, paralela y separada por unos 15 kilómetros, sin pavimentar. Giramos en dirección a Colonia Elisa y recorrimos unos 30 kilómetros para llegar al Paraje Colonia “Curundú” (Payé), nombre que tal vez se desprende de la lengua de los primeros pobladores de la zona de origen correntino.
Nos esperan un caserío alrededor de una capilla, un Centro de Salud y un destacamento policial, estos dos últimos vacíos desde hace mucho tiempo. Allí, entre viejos eucaliptus cargados de nidos de cotorras, nos recibe un edificio con varias décadas de vida: la Escuela de Educación Primaria N° 178 “Juan Pío Aguirre”. Lleva el nombre de uno de los miembros de una de las familias moradoras del paraje desde sus inicios. Con esa referencia, el lugar se impregna y renueva en sus propios orígenes.
Al frente de la institución nos encontramos con un busto de Sarmiento. Tiene la piel craquelada por varias capas de pintura al agua que le otorgan una pátina que denuncia sus años y la buena intención de mantener los ideales del prócer. Alumnos, docentes y personal salen a recibir y saludar a la esperada representación de la Universidad Nacional del Nordeste.
La primera sorpresa irrumpe: se sorprenden ante la sola idea de que el Equipo de Extensión Territorial que los visita, llega para aprender de la experiencia en este encuentro: la idea es que los habitantes, desde su entorno y cosmovisión, nos hablen desde el código de la imagen y del color.
El idioma de la imagen y el color
La imagen como lenguaje es una parada obligatoria de una charla tan informal como importante para este proyecto. Se trata de reconocer el valor de expresarnos con la imagen personal como soporte de nuestras ideas y sentimientos. El cierre toma como protagonista al color como otro modo de decir, de manifestar y reconocernos autores de las formas como relatos.
Una pared se transformó en superficie para recibir una composición colectiva de toda la comunidad del establecimiento. Ordenados por alturas, los dibujos irrumpen. Los “niños más altos” trabajaron la parte superior del mural. En trazos negros, fueron brotando réplicas del paisaje. Los más bajitos desplegaron sus gráficos en la parte intermedia y baja de la pared.
El color unificó todas las diferencias inicialmente planteadas. La magia del color obró una vez más, el arte visitó este fragmento de territorio, niños y niñas del Curundú dialogaron desde el lenguaje de los colores cambiando la foto de ese fragmento de realidad, realidad que se impregnó de nuevos tonos. Una pared de su escuela tiene ahora huellas cromáticas de alumnos artistas que suman sus obras a la cotidianeidad visual de la comunidad.
Lo extraño se instala, resalta, discute en el hoy. Lo ajeno del lenguaje visual partió lanzas esa mañana con los colores locales y se quedó para ser parte del paraje.
La imagen de la realidad se espeja en esa pared, la traducción en las obras de esos pequeños artistas la duplican, sol, nubes, casas, mascotas y personas, son ahora una instantánea del paraje en una pintura mural colectiva que movilizó a todo el marco social de la zona. El frente del frente del establecimiento tiene ahora dos obras de choque con los visitantes. El Equipo de Extensión Territorial se despide de una comunidad orgullosa y unida, quedan todas las puertas abiertas para nuevos trayectos.
“Escuelas rurales” expone otro fragmento de nuestro mapa relatado desde el arte. La Universidad Nacional del Nordeste sigue su recorrido al encuentro de otros colectivos de habitantes de la región, nuestro mapa cultural se va construyendo en cada encuentro programado.
Dante Arias – Rubén Medina