La situación entre Israel y Hezbolá se ha tensado en la última semana, con escaladas de intercambios de fuego e impactos severos sobre la población civil libanesa. Las preocupaciones por una posible guerra abierta han aumentado, en el contexto de la inestabilidad en la región y las tensiones relacionadas con la situación en Gaza y otras áreas de conflicto. Radio Unne dialogó con Ignacio Rullansky, coordinador del departamento de Medio Oriente del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata; y con Joaquín Sánchez Mariño, periodista especializado en coberturas en zonas internacionales de conflicto, sobre la actualidad de la temática.
Entre el 18 y 19 de septiembre, el Líbano fue escenario de un ataque dirigido a Hezbolá, una organización terrorista con fuerte injerencia a escala regional y constituida como fuerza político-partidaria dentro de esta nación. Los registros fílmicos de los momentos del ataque, muestran que beepers y walkie-talkies detonaron en simultáneo, provocando caos en calles, comercios y hogares de todo el país, dejando una treintena de fallecidos y alrededor de 3.000 heridos.
Sánchez Mariño explicó que se trató de un ataque de Israel para quebrar la infraestructura de Hezbolá, producto de una operación de inteligencia a gran escala: “Se presume que se infiltran pequeñas dosis de explosivo en cada uno de esos dispositivos, de modo tal que cuando fuera el momento tenían una manera de intervenir a todos juntos. Esto sirvió como mapa de calor para ubicar dónde se encuentran y cómo se mueven cada una de estas milicias. Fue un ataque contundente y frontal”.
En este sentido, Rullansky añadió: “No hay una autoría confesa por parte de las fuerzas de defensa de Israel, y esto es usual en el tipo de ataques o intercambios de fuego que Hezbolá tiene con el Estado de Israel, es algo que forma parte del paisaje común en todos los años de guerra civil”.
“No sabemos si esto es un ataque preventivo o si es una ofensiva. Sí es posible que esto suba el nivel de respuesta de Hezbolá en esta guerra».
Al aire de la 99.7, el especialista explicó que el enfrentamiento entre estas facciones se recrudeció desde el 7 de octubre pasado, cuando Hamas -grupo terrorista que opera desde territorio Palestino y aliado político de Hezbolá-, bombardeó a la ciudad de Jerusalém dejando como saldo 1.000 personas fallecidas y unas 3.300 resultaron heridas, mientras que unas 245 fueron tomadas como rehenes o cautivas.
“Desde ese entonces, desde Líbano, Hezbolá ha bombardeado el Estado de Israel a una escala diaria y a su vez de parte del Estado de Israel también ha tenido respuestas de distinta índole atacando, en general, blancos estratégicos como arsenales de armamento, bases militares y dirigentes destacados de la organización”, indicó Rullansky.
Ambos especialistas coincidieron en destacar la dinámica novedosa de estos últimos ataques perpetrados a través de dispositivos que son considerados de una tecnología ya vetusta, pero que tenía una funcionalidad táctica para Hezbolá, porque se presumía que no serían tan fácilmente detectados por los sistemas de hackeo de los servicios de inteligencia israelí.
“Justamente lo que ocurrió fue eso, una intervención en la cadena de suministros de los dispositivos de Hezbolá. Y esto no puede hacerse sin algún tipo de colaboracionismo con el enemigo”, añadió Rullansky. Expuso que con frecuencia se dan ataques remotos en Medio Oriente, a través del uso de drones, utilizados para bombardear zonas de enfrentamiento o para relevamiento de información.
«No es una guerra clásica, como la conocemos, de ejércitos nacionales enfrentándose entre sí a la manera tradicional en la trinchera. Hoy que sustituyen la trinchera son estos ataques a distancia remotos, que pueden penetrar la frontera por el espacio aéreo o a través de los sistemas de inteligencia”.
A diferencia de otras oportunidades, estos ataques perpetrados por las fuerzas israelíes buscarían tener un efecto desestabilizador a la organización terrorista. En este sentido, el académico remarcó que Israel, a través de sus autoridades, ya reconoció que se prepara para una guerra en su zona fronteriza norte, limitante con Líbano, para recrudecer acciones contra Hezbolá.
Esto se materializó en los últimos días, con una campaña de bombardeos israelíes iniciada el lunes contra diversos puntos del Líbano. Las víctimas ascienden ya a 558, entre ellos 50 niños y 94 mujeres, mientras que la cifra de heridos supera los 1.800. Aseguran que se trata del ataque más letal desde la guerra entre Israel y Hezbolá en 2006.
“No sabemos si esto es un ataque preventivo o si es una ofensiva. Sí es posible que esto suba el nivel de respuesta de Hezbolá en esta guerra de, entre muchas comillas, baja intensidad. Esto probablemente se agudice. Si es que no dañaron una infraestructura de ataque, que era la idea de Israel, hay que ver qué tipo de respuesta avala Irán”, consideró Sánchez Mariño, recordando que este país se encuentra enemistado por razones políticas y religiosas con Israel.
Por otra parte, el periodista hizo hincapié que Hezbolá ha tenido y tiene funcionarios en el poder: “Es un partido político tiene mucho poderío en Líbano, porque tiene un ejército más poderoso que el nacional y tiene armas más avanzadas por el apoyo iraní, con soldados dispuestos a morir por la causa”.
A su vez, aseveró que dentro de Líbano no hay perspectiva de querer afrontar una guerra con Israel por culpa del grupo terrorista y marcó que el país hace años se encuentra en una profunda crisis económica y política: “Son décadas de malestar y también décadas de memoria, de las invasiones anteriores, de las Guerras que ha tenido Líbano, internas, y donde Israel también ha participado”.
Las víctimas ascienden ya a 558, entre ellos 50 niños y 94 mujeres, mientras que la cifra de heridos supera los 1.800. Aseguran que se trata del ataque más letal desde la guerra entre Israel y Hezbolá en 2006.
Los especialistas coincidieron en la debilidad del gobierno libanés para contener a Hezbolá, que es parte de una red trasnacional con influencia en otros países de Medio Oriente, una región históricamente dividida por conflictos culturales, religiosos y políticos, con severas crisis de representatividad que afectan a la población civil, tal y como sucede en otros casos paradigmáticos como Palestina, parcialmente controlada por Hamas.
En esta línea, Rullansky afirmó que la ciudadanía israelí también se encuentra fuertemente afectada por los afanes bélicos del gobierno central, con protestas masivas en contra de la guerra y pidiendo por un cese al fuego, acuerdos para que se liberen los rehenes el ejército: “Por más que exista una superioridad técnica y tecnológica respecto de las capacidades de Hezbolá, no es lo deseable, pero una guerra total está en puerta”.
El académico afirmó que los enfrentamientos en Medio Oriente tienen características particulares: «No es una guerra clásica, como la conocemos, de ejércitos nacionales enfrentándose entre sí a la manera tradicional en la trinchera. Hoy por hoy lo que sustituyen la trinchera son estos ataques a distancia remotos, que pueden penetrar la frontera por el espacio aéreo o bien a través de los sistemas de inteligencia”.
Desde el gobierno de Líbano en las últimas horas han difundido sus cifras oficiales sobre el impacto en su población civil de los ataques de Israel contra Hezbolá. Contabilizan, desde octubre del 2023, al menos medio millón de desplazados, incluidos cerca de 400.000 desde que el ejército israelí iniciara durante la jornada del lunes una oleada de bombardeos a gran escala que deja hasta la fecha más de 550 muertos y más de 1.800 heridos.