Un estudio de investigadores de la UNNE y CONICET evidenció el efecto mitigador de la vegetación sobre el microclima del entorno físico de “viviendas tipo” ubicadas en áreas urbana, suburbana y suburbana con monte nativo del Gran Corrientes, y cómo repercute positivamente en el comportamiento termo-energético de las viviendas. Señalan la necesidad de conservar la vegetación en el diseño de nuevas urbanizaciones.
El estudio de la influencia del microclima del entorno físico en el desempeño termoenergético edilicio es un tema de relevancia en el contexto de la creciente expansión periférica que registran las ciudades latinoamericanas, con un aumento acelerado de las urbanizaciones sobre áreas rurales y tierras fértiles que impactan sobre los sistemas circundantes, el suelo y sus recursos hídricos superficiales y subterráneos.
La ciudad de Corrientes no es ajena a estas transformaciones, pues su trama urbana se ha ido expandiendo hacia sus márgenes y localidades cercanas, dentro del área metropolitana del Gran Corrientes.
En este marco, un trabajo de investigación de especialistas de la UNNE y CONICET se focalizó en la variabilidad microclimática que se produce en distintos entornos físicos del Gran Corrientes, atendiendo específicamente a su influencia sobre el desempeño térmico-energético residencial de una vivienda tipo.
Los resultados del estudio fueron presentados en un reciente artículo publicado en la Revista Cuaderno Urbano, publicación científica con arbitraje internacional editada por la UNNE.
«El monitoreo simultáneo de tres escenarios diferentes dentro del Gran Corrientes permitió reconocer una variabilidad microclimática significativa en un radio no mayor a 15 kilómetros, producto, en distinta medida, de la presencia de vegetación, de espejos de agua, de edificios, de superficies impermeables, entre otros» se destaca en las conclusiones del trabajo.
El estudio fue realizado por los arquitectos y doctores Álvaro Di Bernardo, investigador de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la UNNE; Herminia María Alías, vicedirectora del Instituto para el Desarrollo de la Eficiencia Energética en la Arquitectura (IDEEA) de la FAU-UNNE e investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo Territorial y del Hábitat Humano (IIDTHH); y Celina Filippín, asesora e investigadora principal del CONICET.
“Resulta significativo el efecto beneficioso de la vegetación del monte nativo en las condiciones higrotérmicas de viviendas próximas, así como en las de habitabilidad de sus moradores, impactando con ello en una reducción de su necesidad de energía para acondicionamiento ambiental”, expuso la Dra. Alías en diálogo con UNNE Medios.
Detalles del Trabajo
En el marco del estudio, se realizó un análisis microclimático de tres entornos habitacionales y un análisis del desempeño termoenergético de una vivienda tipo.
Para el análisis microclimático se tomó como caso de estudio un “entorno urbano” correspondiente a una vivienda en el área céntrica de la capital provincial, un “entorno suburbano desmontado” de una nueva urbanización privada a 15 km del centro de la ciudad de Corrientes, en la localidad de Riachuelo, y un “entorno suburbano con monte nativo” en un predio de Riachuelo que conserva parte de la vegetación autóctona, próximo al arroyo homónimo.
Con el fin de monitorear la variabilidad microclimática, temperatura y humedad relativa, se instalaron estaciones fijas adquisidoras de datos en cada uno de los sectores seleccionados, mientras que los valores de irradiancia solar, velocidad/dirección de viento, y presión barométrica durante el período de monitoreo fueron tomados mediante una estación meteorológica.
En cuanto al análisis termo-energético de la vivienda tipo, se utilizó un modelo de simulación para representar el modelo de la vivienda utilizado como caso de estudio que corresponde a un prototipo construido en serie por el Instituto de Vivienda de Corrientes, así como por los institutos de vivienda de las otras provincias del NEA, bajo distintas denominaciones.
Resultados
Los datos de temperaturas exteriores registradas evidencian, en el entorno urbano densificado, menores amplitudes térmicas diarias que ambos entornos suburbanos considerados.
Asimismo, las temperaturas máximas y mínimas registradas en el entorno urbano son más elevadas que las de los entornos suburbanos.
«Se pudo reconocer una variabilidad microclimática significativa en un radio no mayor a 15 kilómetros»
Por ejemplo, durante el día, en promedio, las máximas en la zona urbana se encuentran 1,3°C por encima de las máximas registradas en el entorno suburbano desmontado y en 2,6°C respecto del suburbano con monte nativo; mientras que las mínimas superan en 6,4°C y en 5,6°C las mínimas media del suburbano desmontado y suburbano con monte nativo, respectivamente.
El sobrecalentamiento del entorno urbano respecto del área suburbana queda de manifiesto, también, en la temperatura media calculada, la cual supera los 3,8°C.
Asimismo, en el día más caluroso de la serie la temperatura exterior registró un pico máximo de 43,2°C en el entorno urbano, mientras se registraban picos de 41,8°C en el suburbano desmontado y de 41,3°C en el suburbano con monte nativo.
Comparando los registros térmicos exteriores en el entorno suburbano desmontado y en el suburbano con monte nativo se observan temperaturas similares, con la diferencia de que el desmontado presenta máximas y mínimas más pronunciadas, y una mayor amplitud térmica, respecto de la situación con monte nativo.
Desempeño Higrotérmico
Los resultados de las simulaciones de la vivienda en las tres situaciones de entorno consideradas arrojaron en la situación de entorno urbano densificado un mayor consumo de energía para refrigeración, con un mayor porcentaje de tiempo fuera de condiciones higrotérmicas confortables, seguido por el entorno suburbano desmontado, resultando las mejores condiciones en la situación de entorno suburbano con monte nativo.
La situación de implantación suburbana con monte nativo requeriría, según las simulaciones, entre un 30% y un 13% menos de energía mensual para refrigeración que la misma vivienda ubicada en un entorno urbano densificado y en un entorno suburbano desmontado, respectivamente.
Según se corrobora a partir de las mediciones y simulaciones realizadas en los tres escenarios, por cada 1°C de aumento de las temperaturas diarias promedio del entorno se obtiene un incremento entre el 5 y el 7% de la demanda energética de una vivienda tipo, durante el período estival.
Si se toma en cuenta la vivienda sin climatización electromecánica y solo con ventilación nocturna, además de la ventilación diurna igualmente considerada en las simulaciones con climatización, los resultados vuelven a presentar mejores condiciones térmicas cuando la vivienda está implantada en un entorno suburbano con monte, seguida de un entorno suburbano desmontado.
Así, las mayores temperaturas máximas y mínimas interiores de la vivienda analizada, junto con las menores oscilaciones térmicas internas, se alcanzan en el entorno urbano densificado.
Las máximas medias internas en el ámbito urbano superan en 1.3°C a las máximas promedio alcanzadas dentro de la vivienda en un entorno suburbano desmontado y en 3.6°C a la vivienda rodeada de vegetación.
Por otro lado, la temperatura mínima media registrada dentro de la vivienda en un entorno urbano supera en 3.8°C y en 4°C a las temperaturas mínimas internas de esta vivienda en un entorno suburbano desmontado y con monte, respectivamente.
Consideraciones
Desde el equipo de profesionales a cargo del estudio destacan que la simulación de una misma vivienda con idéntico factor de uso y sistema de climatización, en los tres entornos analizados, permitió corroborar la influencia de estos microclimas sobre el comportamiento térmico-energético de la construcción, con lo cual el ambiente local alrededor de los edificios puede alterar significativamente su temperatura efectiva.
“Lejos de querer insinuar un freno al crecimiento urbano, lo que proponemos con este trabajo es un proceso de urbanización que integre la flora y fauna locales. Queremos cambiar la lógica expansiva que a menudo ignora las preexistencias del lugar, llevándonos a un enfoque que respete y preserve el entorno natural”, señaló el Dr. Álvaro Di Bernardo.
Agregó que es fundamental entender que alterar el microclima de un área no solo impacta el ecosistema existente, sino que también influye en la calidad de vida de quienes llegan a habitar ese espacio.
Por su parte, la Dra. Celina Filippín sostuvo que “es fácil talar árboles y especies nativas, pero resulta difícil y costoso reforestar y restaurar el ecosistema. Debemos aprender a utilizar cuidadosamente estos recursos que son limitados”.
En ese sentido, indicó que hay tecnología adecuada para concebir espacios arquitectónicos-ingenieriles ambientalmente satisfactorios para poder utilizar de forma eficaz la naturaleza y, además, conservar su belleza.
Perspectivas
Desde el equipo de investigación, a futuro, proyectan extender el período de monitoreos, simulaciones y análisis a épocas invernales y primaverales/otoñales, a efectos de comparar los resultados con los surgidos en épocas estivales.
Asimismo, a partir de esos resultados, en próximos trabajos, se espera profundizar en el estudio de lineamientos generales tendientes a compatibilizar el crecimiento y la expansión urbana con la conservación y puesta en valor de la vegetación nativa, que pueda servir de base para nuevas urbanizaciones de iniciativas públicas o privadas.