Radio UNNE dialogó con Ana María Vara, investigadora en estudios sociales de la ciencia y la tecnología, miembro fundadora y ex presidenta de la Red Argentina de Periodismo Científico. Abordó la actualidad de la comunicación de las ciencias en el país y la necesidad de abordar su divulgación desde una mirada crítica sobre la producción de conocimiento.
Vara señaló que la comunicación de la ciencia, desde su vertiente de divulgación científica, tiene una inclinación a ser “celebratoria” al transmitir contenidos de la ciencia. Si bien reviste un carácter pedagógico en tanto se trata de una posibilidad de dar a conocer sucesos a públicos no especializados, destacó que la posibilidad del proceso de profesionalización implica contar con herramientas para abordar también “las complejidades de la producción y circulación de la ciencia, en relación con los distintos aspectos de la sociedad”.
Destacó que la comunicación de las ciencias en Argentina, y América Latina en general, está en un proceso de profesionalización con cada vez más personas que se dedican a ello a través de una identidad y formaciones específicas. Pero apuntó: “El periodismo científico no se trata meramente de rescatar logros y resultados, sino también en señalar en qué condiciones se produce la ciencia, por ejemplo, vinculado a intereses políticos, económicos y corporativos. Volvió la palabra geopolítica a la ciencia, y eso también es una consecuencia de la pandemia”.
La investigadora sostuvo que desde el 2020 con la pandemia del Covid-19 se vivieron hechos sanitarios inéditos a escala mundial, pero también desde el punto de vista de circulación de la información: “Estuvimos viendo y discutiendo cómo se producía ciencia. Tuvimos que entender nuevos conceptos como el aislamiento, la importancia del uso del barbijo, y también aceptar las incertidumbres que acompañan el proceso de producción de conocimiento”.
La docente de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) recordó que, como otros campos sociales y académicos, la ciencia no es neutral. Para dar testimonio de ello, recordó las polémicas alrededor de la distribución de vacunas y la disputa por las patentes, el acceso desigual de las naciones del hemisferio norte respecto a las del hemisferio sur para acceder a insumos médicos o los inoculantes: “Detrás de la producción de vacunas hay empresas trasnacionales, farmacéuticas, que buscaron imponer sus condiciones porque se trata de oportunidades de negocio, esto también es un hecho geopolítico”.
En este sentido, en conversaciones con la 99.7, Vara señaló como clave el rol del periodismo para el ejercicio democrático y de pluralidad de voces, considerando también las nuevas plataformas y la transformación en el sistema de medios por su creciente digitalización. En tanto, la rama específica del periodismo científico también es una herramienta para enriquecer el debate público sobre la producción de conocimiento y sus beneficiarios, así como para dar cuenta de aquellas controversias e intereses en disputa.
“El rol del periodista científico no es solamente contar los avances e innovaciones, sino ayudar a clarificar el debate sobre ciencia y tecnología en la sociedad. Por ejemplo, las cuestiones ambientales son claves porque ponen el foco en la cara oscura de la ciencia, no en el sentido de malas intenciones, sino de los impactos no previstos o incluso imprevisibles y no adecuadamente mitigados”, aseveró Vara.
La investigadora apuntó a que el periodismo científico puede colaborar con la difusión de alertas que requieran la atención de la sociedad civil, organizaciones o Estados, pero también es clave para acompañar y dar a conocer las necesidades de grupos específicos: “Hay poblaciones que se ven afectadas por desarrollos científico-tecnológicos, que se organizan para reclamar y comienzan a demandar la producción de conocimiento científico para darle sustento a lo que en principio son temores, inquietudes o intuiciones”.
Las consecuencias en comunidades rurales u originarias que conviven con proyectos de explotación de recursos naturales, por la contaminación de los suelos y napas de agua; los efectos del uso de agroquímicos sobre la salud de población de pueblos aledaños a campos de cultivo de escala industrial, con mayor incidencia de cáncer, abortos o nacimientos con malformaciones son algunos ejemplos argentinos paradigmáticos que mencionó Vara.
“Se hace necesaria también una articulación con el sistema científico que ayude a clarificar los debates e impulse la producción de conocimiento también en este sentido. Porque las pruebas científicas son necesarias, pero hay mucha ciencia para respaldar proyectos y promover negocios que movilizan millonarias inversiones”, consideró.
La investigadora explicó una categoría proveniente de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, que da cuenta de la relación de asimetría en la producción de conocimiento. Se trata del concepto de “ciencia no hecha”: se trata de dar cuenta de cuáles son los factores que condicionan el desarrollo tecnocientífico y la producción sistemática de “no conocimiento”.
Indicó que se trata de poner bajo la lupa la aparente autonomía de las industrias y gobiernos sobre qué es prioritario investigar, teniendo como contracara la “producción social de la ignorancia”. A su vez también exponen el rol de los movimientos sociales y la ciudadanía que buscan pujar por confrontar y dar visibilidad a las problemáticas que emergen cuando los riesgos de los desarrollos técnicos no han sido medidos, o son intencionalmente ocultados.
“Para hacer ciencia se necesitan especialistas, se necesita tecnología, dinero, recursos. En el sistema capitalista en el que vivimos, va a ver quienes tengan más capacidad de generar ciencia en función de sus intereses o sus valores; y los que no tienen esa capacidad, ¿cómo hacen para demostrar sus intereses o preocupaciones? Hay que tener pruebas científicas, hay que convencer”, apuntó Vara y destacó que los efectos del cambio climático y el impacto de los desarrollos de extracción de recursos naturales son áreas prioritarias en el periodismo científico argentino.