El proyecto se desarrolla en el Campus Cabral de la Universidad Nacional del Nordeste, en Corrientes. Lo llevan adelante desde la cátedra de Microbiología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agrarias y el Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo”. Al ser una prueba piloto, en esta primera etapa se desarrolla a pequeña escala.
En el campus Sargento Cabral, que la UNNE tiene en la ciudad de Corrientes, se encuentra emplazado uno de los comedores universitarios en el que diariamente comen decenas de becarios, estudiantes, docentes y no docentes. Así se generan residuos orgánicos que, al ser correctamente separados, recuperan valor junto a otros desechos de las mismas características producidos dentro del predio, como la hojarasca y los restos que deja la poda de árboles y arbustos.
Para ello, desde la cátedra de Microbiología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y con el acompañamiento y asesoría de las y los especialistas del Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo”, se lleva a cabo una prueba piloto de compostaje.
“La producción y el uso de compost presentan efectos benéficos diversos relacionados con el medio ambiente y la producción agrícola”, asegura la ingeniera Corina Leconte, responsable del proyecto. “Por un lado, se remueven y reutilizan desechos orgánicos, por otro lado, el compost tiene valor agronómico ya que aumenta el contenido de materia orgánica en los suelos y, en consecuencia, mejora sus propiedades físicas, aumenta el tamaño y la actividad de las poblaciones microbianas, reduce los requerimientos de fertilización -porque aporta nutrientes-; controla algunos microorganismos patógenos para vegetales y contribuye a la remediación biológica de suelos contaminados”, explicó.
“El compostaje es un proceso de transformación de residuos orgánicos en un producto con composición similar al humus, apto para distintos usos agronómicos”, agregó la directora del Instituto Agrotécnico, ingeniera María Cándida Iglesias. “Es un tratamiento realizado por microorganismos, que los transforman de manera óptima cuando se asegura una buena mezcla de estos residuos, con humedad y aireación adecuadas”, agregó.
Leconte señaló también que “en general, los residuos orgánicos se mezclan dentro de grandes recipientes o formando pilas de buen volumen, -por lo menos con 1 metro cúbico-, lo que permite que pueda lograrse una etapa de altas temperaturas, que disminuye o elimina semillas de malezas y microorganismos patógenos que puedan venir con los residuos”.
Para llevar adelante el proceso de compostaje en el Campus Cabral de la UNNE, se trabaja con composteras armadas por medio de pallets, donde se disponen los residuos orgánicos en mezclas adecuadas, con humedad óptima y buen volumen. Se controla periódicamente la temperatura del material en las composteras y se realizan volteos que permiten mantener la mezcla aireada.
Cuando el proceso se cumple de manera efectiva, se considera al producto final (compost) suficientemente estable para almacenarlo o aplicarlo al suelo, sin efectos adversos para la agricultura o el medio ambiente.
Al ser una prueba piloto, se compostan los residuos orgánicos generados por el comedor universitario solo en un día de la semana, por lo tanto, para esta primera etapa se lo desarrolla a pequeña escala, pero se obtiene un compost aceptable.
Al producto obtenido se le determinan parámetros de estabilidad y madurez. Es decir, con extractos del mismo se hacen pruebas de germinación y actividad biológica global. También, en determinadas ocasiones, se les hace análisis de nutrientes. Si se comprueba que el compost está estable y maduro, se tamiza y embolsa para su uso y/o venta.
Así, la UNNE avanza con más acciones beneficiosas para el ambiente, en línea con la política de gestión y la adhesión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).