PARA PRESERVAR LA OBRA
Restauran el mural emplazado en la UNNE que recuerda la Masacre de Margarita Belén

Con el firme propósito de preservar una obra tan importante como el mural “Argentina, dolor y esperanza”, emplazado en el Aula Magna del Campus Resistencia de la Universidad Nacional del Nordeste y que recuerda la ejecución y desaparición forzada de jóvenes estudiantes y militantes, en un operativo policial en diciembre de 1976; comenzó el lunes 25 de abril, un importante trabajo de restauración a cargo de la reconocida artista y restauradora correntina Elisa Martínez.

“Se preservan, conservan y restauran todas aquellas obras de alto contenido patrimonial, cultural, religioso y artístico que dan cuenta de datos historiográficos de un modo único, no reemplazable por otras fuentes, por tratarse de bienes originales. De esta manera se asegura que el legado llegue a generaciones futuras, permitiendo mantenerla el mayor tiempo posible, en una condición estable“, explica quien se destaca por ser una de las primeras del país en hacer de la restauración una profesión. Con el mismo criterio, la rectora de la UNNE, Delfina Veiravé consideró necesario avanzar con este trabajo y se decidió encomendarlo a esta profesional que supo trabajar en el gran Teatro Colón, o revalorizar murales de Quinquela Martín, los que se encuentran en El Fogón de los Arrieros en Resistencia, o la Iglesia de la Santísima Cruz de los Milagros y la Casa de Gobierno, en Corrientes.

“La obra no se detiene en el momento que termina la actuación del autor, sino que sigue existiendo en el espacio y tiempo”, señala Martínez y aplica también en este caso, al mural confeccionado por Amanda Mayor de Piérola y el Movimiento Nacional Muralista / Centro Paraná, hace más de 35 años. Una obra en la que una madre volcó el dolor por la muerte de su hijo Fernando Piérola, durante la Masacre de Margarita Belén; y que desde entonces recuerda a miles de estudiantes que a diario recorren el Campus, lo sucedido durante la última dictadura cívico-militar en el Chaco.

Pero es ese paso del tiempo, el que también va dejando huellas en el aspecto de la obra, “debido al envejecimiento de sus materiales, a los avatares sufridos a lo largo de su existencia y a las intervenciones anteriores no adecuadas”, explica la restauradora que junto a su equipo compuesto por cinco profesionales, trabajarán durante más de un mes en este mural, uno de los primeros evocativos del genocidio realizado en una universidad pública.

“La pintura mural es la expresión más genuina y que produce una identidad, es la expresión más identificatoria de una sociedad. Y en este caso estamos hablando de un mural que no es cualquier mural”.

La intervención

El trabajo a realizar sobre el mural “Argentina, dolor y esperanza” que desde 1986 engalana el Aula Magna “Presidente Dr. Raúl Ricardo Alfonsín”, consiste en la remoción general de la suciedad superficial, la consolidación general de la capa pictórica original, el estucado de mermas en caso necesario, la reintegración cromática, la aplicación general de tegumento protector, según el proyecto elaborado a partir del relevamiento hecho en el que se evaluó el estado actual de conservación y se identificó suciedad superficial “por la polución ambiental común a todos los lugares”, y sectores con debilitamiento o desprendimiento de la capa pictórica, entre otros efectos del paso del tiempo. 

“Más allá de los cuidados que uno pueda tener con obras de estas características, u obras que pertenecen al patrimonio de una institución, con el correr de los años van sufriendo un deterioro que es casi natural”, explicó Martínez en diálogo con Radio Unne. 

En cuanto a los materiales, en esta obra se utilizó la técnica acrílico sobre muro. “Se utilizó pintura directa sobre el muro, se usó esmalte sintético, tipo acrílico”, amplió la restauradora y explicó que para los trabajos de restauración “en general no se usa el mismo material utilizado por la artista”, si no que se utilizan “materiales propios para restauración, que son productos especiales, adecuados para conservación” que tienen la particularidad de ser reversibles a fin de que puedan ser retirados con algún método, si fuera necesario más adelante. 

Se trabajará incluso en medidas preventivas, según el proyecto presentado.

Restaurar para trascender

“La pintura mural es la expresión más genuina y que produce una identidad, es la expresión más identificatoria de una sociedad”, consideró la especialista durante la entrevista en la radio de la Universidad. “Y en este caso estamos hablando de un mural que no es cualquier mural”, aseguró. 

“Estamos hablando de un momento de mucho dolor de nuestra historia. De un mural que fue pintado por Amanda Piérola, mamá de Fernando, quien falleció en la Masacre de Margarita Belén”, recordó a la autora y a su hijo, entonces estudiante de Arquitectura en la UNNE. 

“Un momento de nuestra historia que no debemos olvidar. Y esta memoria colectiva queda plasmada en este mural, y la idea de restaurar es para que trascienda y permanezca en el tiempo”, concluyó para explicar no sólo la razón por la que desde la UNNE se decidió avanzar con la restauración de la obra, sino también el espíritu con el que ella trabaja junto a su equipo, y sobre todo, la importancia de esa labor de preservación testimonial. 

La restauradora

Elisa Martínez es una reconocida restauradora correntina, con gran trayectoria nacional y experiencia en importantes obras de la región y el país. 

Realizó sus estudios superiores en el Instituto Técnico de Restauración y la Fundación Antorchas. Vivió y trabajó durante más de 20 años en Buenos Aires. Allí trabajó en el Programa de Recuperación del Patrimonio del Ministerio de Economía de la Nación, coordinó tareas de restauración de murales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También se desempeñó como personal de planta, en el Proyecto TAREA de la Fundación Antorchas y la Academia Nacional de Bellas Artes.

A fines de los años 70, fue parte de un grupo pionero de la restauración en Argentina. 

Actualmente se desempeña en el Taller de Restauración del Museo de Bellas Artes “Dr. Juan R. Vidal”, en Corrientes; también como Coordinadora Técnica, Diplomatura Universitaria en Conservación y Restauración en la ciudad de Resistencia, Chaco; y es miembro de la Comisión de Fé y Cultura del Arzobispado de Corrientes.

Entre las restauraciones realizadas se destacan: en Buenos Aires; Marouflages, Teatro Colón, el Camarín de María Auxiliadora de la Basílica de San Carlo; la pintura mural en la Basílica San Antonio de Padua en Devoto; murales de Quinquela Martín, Batlle Planas, Di Bianco, Fioravanti, Carpani, etc.

Y en Corrientes y Resistencia: las Iglesias San Francisco, de la Santísima Cruz de los Milagros y de Santa Ana de los Guácaras, de la provincia de Corrientes; murales en El Fogón de los Arrieros en Resistencia; obras de los artistas Capristo, Jonquíéres, Grela, Gorrochategui, Líbero Badil, Bonome, Arranz, Fernández Navarro, Brascó. Otros de Raúl Monsegur y Monumento a la Loba Romana, en la plaza 25 de mayo de la capital chaqueña.