OPINIÓN
Reimagina, recupera y restaura para cuidar el Medio Ambiente

El día del Medio Ambiente deberíamos celebrar cada día, con cada acción y gesto

 

“Es inmensamente triste ver como la naturaleza nos está hablando y los humanos no escuchamos.” Víctor Hugo. (1802-1885); poeta, dramaturgo y novelista francés.

Cada 5 de Junio, en todo el mundo, se celebra el día del Medio Ambiente. No obstante, esta es una fecha que deberíamos celebrar cada día, con cada acción y gesto, pues el medio ambiente es algo que debemos cuidar cotidianamente.

El Día Mundial del Medio Ambiente es el mayor evento anual de las Naciones Unidas para patrocinar la acción ambiental y subrayar la necesidad de proteger nuestro planeta. Esta fecha fue proclamada a través de la Resolución N° 2994 (XXVII), emanada de dicho organismo, con el objetivo de sensibilizar a la población mundial en temas ambientales e intensificar la acción política, efeméride que recuerda la apertura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (Estocolmo, 1972). Desde que se conmemoró por primera vez en 1974, el evento se ha convertido en una plataforma mundial para la divulgación y concienciación sobre la protección de nuestro entorno en más de 100 países.

Pakistán será el país anfitrión del Día Mundial del Medio Ambiente 2021 en asociación con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Con el lema «Reimagina, recupera, restaura», este año el tema central de esta conmemoración ambiental se centrará en la “restauración de los ecosistemas” y la urgencia de hacer las paces con la naturaleza, ya que indudablemente los ecosistemas son el sustento de la vida en el planeta. Su cuidado y protección influye en forma directa en la salud del planeta y sus habitantes.

Coincidente con la conmemoración se producirá el lanzamiento formal del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas 2021-2030. Propósito liderado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, plan que es un llamado a la acción y una plataforma global para reunir apoyo político, investigación científica e ímpetu financiero con el fin de ampliar masivamente la restauración de los ecosistemas terrestres, costeros y marinos.

AMBIENTE, PANDEMIA Y RESTAURACIÓN

Durante el emblemático año 2020, en consonancia con la Pandemia del SARS-CoV-2, cundió entre los personajes mediáticos, usuarios de redes sociales y muchos funcionarios la idea naif, bucólica, que con la inacción determinada por la expansión del virus, el ambiente se reconstituía y se volvía a una supuesta salud ambiental, a un renacer de la Naturaleza… quizás sólo hubo indicios o bien incipientes muestras de reposo y regeneración, ya que en realidad el entorno, y cada uno de los ecosistemas que conforman la biosfera, necesitan décadas para lograr una cicatrización de los daños infundidos por la agresiva ocupación antrópica y sus usos descontrolados.

Obviamente no debemos ser ingenuos, como lo expresaba el año pasado siguiendo las consideraciones de Eco House (asociación civil promotora del desarrollo sostenible a través de la educación y la concienciación ambiental) ante el freno de todas las actividades es indudable que -en general- se podría advertir el descenso de la contaminación, como también un renacer de la Naturaleza y su biodiversidad, sin embargo hay que tener presente que esto es a corto plazo, que estos confinamientos secuenciados no van a durar para siempre y, desde ningún punto de vista, paralizar todo sea una solución para frenar el cambio climático, disminuir la contaminación y recuperar la salud ambiental del Mundo. Sin dudas, cualquier impacto ambiental positivo luego de esta atroz pandemia deberá comenzar por el cambio en nuestros hábitos de producción y consumo.

Tampoco debemos perder de vista la concepción de resiliencia medioambiental o ecológica, referida a la capacidad que poseen los ecosistemas para enfrentar y acomodarse a factores perturbadores y mantener sus funciones pese a las alteraciones. Podría decirse que la evolución de la Tierra, su historia, está marcada por la resiliencia y la adaptación a los grandes procesos de cambios.

La vida misma gravita en la resiliencia, en la adaptación a nuevos escenarios. Los procesos de cambios son una constante y nada puede persistir estático e inalterable. Tanto el ser humano como otros sistemas naturales, sociológicos, culturales, económicos, de forma constante son sometidos a perturbaciones que ponen a prueba sus capacidades.

Asimismo es importante no olvidar que todas las biocenosis (comunidades de plantas, animales, microorganismos) y sus medios o biotopos (aire, agua, suelo, subsuelo) tienden –si se los deja y la Naturaleza lo permite- a buscar a través de sucesiones ecológicas secundarias un nuevo equilibrio dinámico, transitorio, similar al existente antes del evento que lo alteró o destruyó, tendiendo en lo posible al climax; procesos estos que demandan lapsos de tiempos importantes y una serie de acciones y reacciones físico químicas en recursos vitales, cambios en los balances energéticos y evoluciones en la biodiversidad. El gran conflicto pasa porque los grupos humanos no respetan esos tiempos de regeneración natural, cortan las interacciones entre los seres vivos y entre estos y su medio, como también degradan los procesos vitales al interrumpirlos o someterlos a procedimientos biotecnológicos artificiales o asistidos.

Así, apreciamos manifiestamente que la vitalidad y diversidad de los ecosistemas de la Tierra son la base de la prosperidad y el bienestar humanos, como lo reconocemos en los bosques, las tierras agrícolas, los entornos de agua dulce, los océanos y las costas. No obstante, estamos degradando estos preciosos recursos de forma grave. El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas representa una oportunidad para ayudar a cambiar de rumbo y ofrecer al hombre y la naturaleza un futuro sostenible.

Frente a este panorama, restaurar los ecosistemas significa favorecer el rescate de aquellos ecosistemas que hayan sido dañados o devastados, así como mantener los que aún siguen intactos. Este decenio tiene entonces como propósito, no solo la recuperación de aquellos ecosistemas destruidos o degradados, sino además la vigilancia y protección de aquellos que aún están sanos. Unos ecosistemas saludables tienen múltiples beneficios para la vida en la Tierra desde ayudar a contar con una biodiversidad mucho más rica junto con unos suelos más fértiles y con mayor rendimiento hasta garantizar y mejorar la lucha contra el cambio climático.

Los próximos diez años serán clave para detener y revertir la degradación ambiental de los ecosistemas del mundo para lograr los objetivos globales marcados en la Agenda 2030. Esta iniciativa permitirá mejorar nuestra calidad de vida, ayudar a erradicar la pobreza en el mundo y encaminar a la sociedad hacia un futuro más sostenible.

La restauración puede efectuarse de muchas maneras diferentes, como por ejemplo cultivar de forma activa distintos tipos de plantas repoblando nuestros jardines, espacios verdes, baldíos, escombreras con especies silvestres, siempre teniendo la precaución de seleccionar especies nativas que actúen como colonizantes, especialmente sobre los espacios degradados, mientras se deberán evitar las exóticas, ya que pueden transformarse en invasoras y competir con las especies vernáculas, logrando resultados adversos y contrarios a los pensados. Dentro de estas líneas de reconstrucción del entorno, también podemos aportar beneficios para reverdecer nuestras ciudades y nuestros espacios abiertos, plantando árboles en sus avenidas, parques, ejes de accesos, siempre con la antedicha precaución de emplear ejemplares arbóreos y arbustivos locales evitando los exóticos.

Otra alternativa de restauración y quizás la más oportuna y deseable es eliminar las presiones que afectan a la naturaleza respetando sus plazos y procesos, para que pueda recuperarse por sí sola a través de las mencionadas sucesiones ecológicas secundarias, tendiendo a largo plazo a su climax. Aunque claro está, devolver un ecosistema a su estado original no siempre es posible, ya que seguimos necesitando tierra agrícola e infraestructuras en terrenos que solían ser bosques, prados o pantanos y los ecosistemas, al igual que las sociedades, deben adaptarse a la evolución de su medio (suelos, dinámicas hídricas, climas, etc.). Aunque frente a esto, si se puede evitar la banalización del paisaje, la artificialización del entorno, el uso excesivo y malo de recursos naturales y derivados de estos, la expansión de la urbanización sobre bosques, prados y humedales promoviendo un desarrollo urbano sostenible obviando la ciudad difusa e impidiendo la especulación inmobiliaria -muy notoria en nuestros días, que afecta grave e irreversiblemente ecosistemas, suelos y cuerpos de aguas asociados a los mismos.

También y no menos importante es lo que podemos hacer cada uno, todos y todas cotidianamente, en nuestro día a día, cambiando nuestros hábitos de consumo, forma de alimentarnos, vestirnos, higienizarnos, trasladarnos, ya que inciden en la demanda de recursos, los que provienen de ecosistemas próximos o lejanos, dejando esto una huella ecológica profunda en el entorno, la que va en proporción directa con nuestra cantidad, calidad y tipos de consumo que practiquemos. Paralela y derivada del consumo va la generación de desechos y el tratamiento que se les den a ellos, los que muchas veces son arrojados irracionalmente a ecosistemas, cuerpos de agua y costas, agravando los impactos ambientales negativos que a la larga se traducen en perdidas en la calidad de vida, equilibrio ambiental y calidad y riqueza paisajística-

Ante una efeméride tan reveladora, este 5 de junio como cada día, pero hoy más que nunca frente a un escenario de Pandemia y desequilibrios e inequidades en lo ambiental y social… respetemos las medidas de bioseguridad, cuidémonos y cuidemos al Ambiente. Pensemos reflexivamente cuántos servicios básicos nos ofrece gratuitamente nuestro entorno… seguro concluiremos que es hora de preocuparnos por él, usarlo con prudencia y cuidarlo sin reservas. A todos… ¡Feliz Día Mundial del Medio Ambiente!

 

 

Profesor Juan Antonio ALBERTO

Cátedra Biogeografía y Geografía Ambiental

Departamento de Geografía. Facultad de Humanidades. UNNE

E-mail: ja_alberto@yahoo.com

 

Fuentes:

  • http://www.forestlandscaperestoration.org/what-forest-and-landscape-restoration-flr
  • https://www.decadeonrestoration.org/es
  • https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/reportajes/restauracion-de-ecosistemas-guia-para-principiantes
  • https://www.worldenvironmentday.global/es