Columna del Prof. Juan Antonio Alberto
Día Internacional de la Tierra 2021: «Recuperemos la Tierra»

«Recuperemos la Tierra» es el lema elegido este año para recordar el Día Internacional de la Tierra. Efeméride centrada en toda una exhortación a disminuir el impacto de las acciones individuales y colectivas sobre el planeta. Recomendación que adquiere ribetes especiales -hoy más que nunca- en tiempos que tratamos de recuperarnos, como especie y sociedad, de la crisis sanitaria del Covid-19.

Desastres naturales como inundaciones, temperaturas extremas, sequías, erupciones volcánicas, sismos, tornados, plagas, junto con catástrofes socio humanitarias como pandemias de salud, guerras, hambre, tráfico de personas… son claras muestras que nuestro planeta está sufriendo una serie de ataques que afectan a millones de personas, cada vez con mayor frecuencia. Por este motivo la celebración del Día de la Tierra adquiere hoy más trascendencia que nunca.

El 22 de abril, cada año, en todo el mundo se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra (o simplemente Día de la Tierra), conmemorando un movimiento ciudadano que nació hace 50 años en pro de la salud planetaria. Éste fue un llamado a impulsar acciones que beneficien al planeta y para establecer un diálogo de largo aliento sobre los daños causados al medioambiente, así como la importancia de preservar el ecosistema.

Realmente, el primer antecedente del Día de la Tierra se retrotrae a 1968 cuando el Servicio de Salud Pública de EEUU organizó el Simposio de Ecología Humana para que estudiantes de diversos lugares escucharan a científicos hablar sobre los efectos del deterioro ambiental en la salud humana. Dos años después se concretó el movimiento cívico impulsado por el parlamentario y activista ambiental estadounidense Gaylord Nelson, promoviendo la primera manifestación que tuvo lugar el 22 de abril de 1970, cuando cerca de 20 millones de personas salieron a las calles de Estados Unidos para protestar contra los derrames de petróleo y la contaminación de los ríos, a la vez que reclamaban la creación de una agencia ambiental. Fue así entonces como este senador y ambientalista instituyó esta efeméride, buscando animar una conciencia común para salvaguardar la Tierra frente a los problemas de la superpoblación, la contaminación, la pérdida de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales que perturban al planeta y se han incrementado en los últimos tiempos. Posteriormente, en 1972 se celebró la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente: La Cumbre de la Tierra de Estocolmo, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales. No obstante -en verdad- fue en 2009 recién cuando este hito tomó valoración mundial, cuando la ONU decretó su conmemoración cada año.

Para 2021 el comité Earthday.org, comisión que se encarga de organizar los eventos destacando la fecha, ha preparado tres días de actividades, desde el 20 al 22 de abril, en las cuales activistas globales, líderes internacionales y personas influyentes se reunirán en tres cumbres paralelas. Ahí se emprenderá una profunda conversación sobre: alfabetización climática, justicia ambiental y otros temas centrados en el clima. Al respecto Kathleen Rogers, presidenta de Earthday.org señaló “Este Día de la Tierra tenemos una oportunidad importante para desafiar a los líderes mundiales a que vean el cambio climático como lo que es: una amenaza de seguridad mundial apremiante”.

Este 22 de abril de 2021, coincidiendo con fecha tan cardinal como Día de la Tierra, entrará en vigor al haberse cumplido las condiciones requeridas en el artículo 22, el Acuerdo de Escazú o Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, Participación y Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en su calidad de secretaría del Acuerdo, organizó una jornada celebratoria en la que se realizarán diversas actividades.

Este Acuerdo  fue adoptado en marzo de 2018 en Escazú, Costa Rica (de ahí su nombre), dicho pacto ofrece a los Estados y sociedades firmantes una plataforma pionera para avanzar hacia el acceso pleno a la información, a la participación -más allá de la consulta- y a la justicia ambiental. Buscando garantizar el derecho de las generaciones presentes y futuras a un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible. El Acuerdo de Escazú apunta al fortalecimiento de capacidades y refuerza la cooperación -en temas ambientales- entre los países de la región. También plasma nuestras prioridades y aspiraciones comunes y demuestra la vigencia del multilateralismo regional para el desarrollo sostenible.

La región de América Latina y el Caribe tiene motivos suficientes para sentirse orgullosa de este documento pues además de ser el único tratado emanado de Río+20, es el primer tratado regional ambiental de América Latina y el Caribe, y el único de su tipo en contener disposiciones específicas para la promoción y protección de los defensores de derechos humanos en asuntos ambientales. Esto es de especial prominencia en una de las regiones más críticas para quienes defienden el ambiente y la Ttierra, muchos de los cuales han pagado con sus vidas sus luchas.

Pactado por y para la región, con la distintiva intervención del público y el amparo de la CEPAL en su calidad de secretaría técnica, el Acuerdo de Escazú intenta llegar a los sectores más vulnerables, marginalizados y excluidos por medio de medidas fehacientes, que pretenden deponer aquellas barreras que frenan o obstaculizan el pleno ejercicio de derechos. Se trata pues de una proba estipulación del objetivo último de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: no dejar a nadie atrás. De esta forma, transitar hacia modelos más justos y sostenibles de desarrollo, con la participación oportuna e informada de todos los sectores de la sociedad, será fundamental para afrontar temas tan urgentes como la vulnerabilidad climática, el incremento de los desastres (particularmente en el Caribe y en Centroamérica), la contaminación y degradación de los océanos, la erosión de los suelos o la pérdida de la biodiversidad.

Al respecto, pensemos que fue en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, en 1992, donde se idearon los tres principales tratados ambientales multilaterales de las Naciones Unidas (cambio climático, biodiversidad y desertificación). Veintiséis años después, en 2018 nuestra región volvió a ser protagonista de la historia pues los países de América Latina y el Caribe tuvieron la oportunidad histórica de ponerse al frente de un desarrollo sostenible con igualdad, cuando 27 de septiembre de ese año nuestros países firmaron y ratificaron el Acuerdo de Escazú en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, afianzando su compromiso con una región más próspera, inclusiva e igualitaria. Así con miras al futuro y con el decidido apoyo de todos, el Acuerdo de Escazú se podrá convertir en sinónimo de mayor democracia, transparencia y bienestar, contando con el soporte de la CEPAL en esa noble e imperiosa tarea.

Fuentes:

https://www.forbes.com.mx/forbes-life/dia-de-la-tierra-2021-todo-lo-que-debes-saber/amp/

https://www.cepal.org/es/acuerdodeescazu

Prof. Juan Antonio ALBERTO

Profesor Adjunto. Cátedra Biogeografía y Geografía Ambiental. Departamento e Instituto de Geografía. Facultad de Humanidades. UNNE.

E-mail: ja_alberto@yahoo.com