PRODUCCION SUSTENTABLE
Compost, una forma de recuperar suelos degradados y aprovechar residuos orgánicos

El compost es una enmienda orgánica utilizada para mejorar las propiedades de los suelos por la incorporación de materia orgánica, nutrientes y actividad biológica.
Los ensayos se realizaron en suelos degradados del Gran Resistencia.

Un proyecto con participación de investigadores de la UNNE e INTA corroboró la mejora del estado nutricional de suelos degradados del cordón productivo de la ciudad de Resistencia, mediante la aplicación de compost de aserrín de algarrobo y estiércol vacuno. Además se lograron incrementos en el rendimiento productivo del cultivo implantado en las parcelas.

 

El compost es una enmienda orgánica utilizada para mejorar las propiedades de los suelos por la incorporación de materia orgánica, nutrientes y actividad biológica. La producción del mismo, además, ayuda a mitigar efectos contaminantes producidos por el acopio de residuos orgánicos.

La utilización del compost logra cada vez mayor relevancia en los manejos productivos, por su aporte en la mejora de suelos y en los rindes de los cultivos pero además también aportan otro beneficio que es el aprovechamiento de distintos materiales orgánicos no valorizados, pues en la elaboración del compost se pueden transformar residuos orgánicos en insumos para el sistema productivo hortícola (compost).

En ese sentido, un proyecto de investigación estudió la incidencia de compost para mejorar suelos dedicados a la producción agrícola del Gran Resistencia, y a la vez aprovechar residuos de otras actividades productivas de la zona.

Fue realizado con la participación de investigadores del Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” de la UNNE, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Colonia Benítez.  El responsable del proyecto fue el Ingeniero Agrónomo Sebastián Carnicer, investigador del Instituto Agrotécnico y de la FCA-UNNE.

En los fundamentos del proyecto, se explicó que en el Gran Resistencia existen más 50 hectáreas de superficie para el cultivo de verduras de hojas, pero por el uso de fertilizantes sintéticos y el laboreo intensivo de los suelos a través de los años, se produjo la degradación del suelo, entre otras razones, por una gran pérdida de materia orgánica que llevó a la disminución en su capacidad productiva.

en la investigación se estudió la respuesta de esos suelos a la aplicación de compost elaborado con aserrín de algarrobo y estiércol.

Para esto se realizó el compostado de dichos materiales y posteriormente se planteó un ensayo a campo que consistió en tres tratamientos que correspondieron a 0, 20 y 40 toneladas por hectárea de compost en una única aplicación, con 4 repeticiones, distribuidos en un diseño en bloques completos aleatorizados. Sobre estos lotes se realizaron dos ciclos de cultivo de lechuga sucesivos.

Para la evaluación del comportamiento de las variables del suelo se tomaron muestras al inicio y fin de cada ciclo de cultivo.

 

RESULTADOS

De acuerdo a lo observado, el compost incorporado aumentó los tenores de carbono orgánico total (COT) en el suelo con las diferentes dosis de compost.

Si bien el contenido de fósforo extraíble (P) en el compost no fue alto, sí lo fue en el suelo y, con el aporte del compost, se alcanzaron valores riesgo en el primer momento de muestreo (con diferencias significativas entre los tratamientos con compost y el testigo), disminuyendo en el segundo, sin diferencias estadísticas.

El nitrógeno total (NT) de los suelos con compost, a ambas dosis, fue superior y se diferenció significativamente al suelo testigo en el segundo muestreo, en el primero solo lo hizo con 40 t/ha.

En tanto, se midió la incidencia del compost en el cultivo de lechuga, y se observó que los valores de clorofila total fueron mayores para ambos cultivares con el agregado de compost respecto del suelo sin compost, la diferencia entre dichos tratamientos bajó en el segundo ciclo, salvo en clorofila para el cultivar Isabela.

Mientras que el número de Bromo, usado como indicador de la capacidad antioxidante, mostró, en ambos ciclos, una respuesta positiva a la incorporación de compost.

“Los resultados muestran las bondades del compost como enmienda para mejorar los contenidos de elementos esenciales para el suelo y los cultivos bajo sistemas intensivos de producción”

Así lo destacó el Ingeniero Agrónomo Sebastián Carnicer respecto al estudio cuyos resultados fueron presentados en el XXVII Congreso Argentino de Ciencia del Suelo.

Señaló que el estudio demostró además la relevancia del compost para poner en valor los residuos de la industria maderera como mejorador de suelos, disminuyendo la liberación de carbono a la atmósfera.

Asimismo, permitió mejorar la calidad del cultivo de lechuga, particularmente su capacidad antioxidante.

 

PROMOVER UN CAMBIO DE PARADIGMA

El Ing. Agr. Carnicer recordó que desde el Instituto Agrotécnico de la UNNE y el INTA vienen trabajando hace años en promover entre productores la incorporación de compost al suelo para devolverle buenas condiciones de fertilidad.

Indicó que se requiere un cambio de visión respecto a la posibilidad de aprovechamiento de los residuos productivos, para que de residuos pasen a ser vistos como recursos que ayuden a lograr producciones agrícolas de mayor calidad y sustentables.

Sostuvo que los estudios científicos son importantes para demostrar la eficacia de cada tipo de compost, y de esta forma brindar información confiable a los productores.

Recordó que el uso de compost se enmarca dentro de lo que se conoce como «economía circular» un modelo que propone mantener siempre los productos, componentes y materiales en sus niveles de usos más altos, y otorga al residuo un papel dominante y se sustenta en la reutilización inteligente del desperdicio, y el residuo pierde su condición de tal y se convierte en materia prima de otros ciclos naturales o productivos.

En el caso de la producción agrícola, durante años se han llevado a cabo prácticas no adecuadas para el ambiente, como la quema de los rastrojos y restos de cosechas, que impiden la reposición de materia orgánica y elementos nutritivos al suelo.

Ello, agravado con el uso intensivo de fertilizantes sintéticos y el laboreo intensivo de los suelos a través de los años, produce la degradación de los suelos.

Así, una manera de mitigar las consecuencias del uso intensivo del suelo y su consecuente disminución de calidad es devolviendo materia orgánica perdida, lo que se logra con el compost, con efectos directos sobre sus propiedades físicas, microbiota del suelo y sobre la nutrición vegetal.