Son jóvenes sordos, se conocieron en distintas circunstancias de la vida y se encontraron este año en la Universidad Nacional del Nordeste, donde eligieron estudiar en busca de mayores posibilidades laborales y un proyecto de vida. Juan Carlos Romero, Gonzalo Alexis Paéz Aguirre y César Ezequiel Frías cursan primer año de Diseño Gráfico, celebran el poder seguir una carrera universitaria y agradecen a quienes lo hicieron posible en la UNNE. Mientras tanto, redoblan esfuerzos para continuar con el cursado en un año tan particular como este donde la virtualidad es una ayuda pero también un problema. Siempre, persiguiendo el sueño de que sus experiencias sirvan a otras tantas personas y poder aportar así a la inclusión en la Universidad y en la sociedad toda; después ya desde el ejercicio de la profesión, en el mundo laboral.
“Por suerte la UNNE nos pudo proveer de intérpretes”, coinciden los tres y aseguran que de otro modo “no hubiésemos podido”. Por ello, “estamos muy agradecidos”, agregan destacando principalmente las gestiones del profesor de la Cátedra de “Sistema”, Daniel Fischer, del decano de la Facultad de Arquitectura, Miguel Barreto y de la rectora de la UNNE, Delfina Veiravé.
Terminado el colegio secundario, cada uno siguió capacitándose, haciendo cursos. De computación, reparación de dispositivos electrónicos, carpintería, lengua de señas, entre otros. Pero tanto a Juan Carlos como a César, era el diseño lo que les gustaba y la vida se encargó de que encuentren el camino hacia esa meta. En el trayecto, también se entusiasmó Gonzalo y hoy son compañeros.
En una entrevista vía zoom, y con la ayuda de una de sus intérpretes Elizabeht Canteros y Yamila Sclipa, los tres contaron a esta cronista de la Coordinación Gral. de Comunicación Institucional de la UNNE, sus experiencias y sus sueños.
“Desde chico me gusta el diseño”, aseguró Juan Carlos y contó que hace flyers y diseños en computadora, “no tanto dibujos”. Mientras contaba, la sonrisa que se le dibujaba en el rostro atravesaba la pantalla. Con 24 años, finalmente logró ingresar a la Universidad. “En 2016 quise pero no pude. Pero después, un amigo me contó que podía estudiar en la UNNE y me volví loco”, dice con la espontaneidad y alegría que durante toda la charla reflejó su espíritu.
Juan Carlos vive en Resistencia con su familia, compuesta por su compañera y sus dos hijas, Andrea de 7 años y Valentina de dos. El menor de tres hermanos, será el primero en seguir una carrera universitaria.
Con ese entusiasmo se acercó entonces hasta la Facultad de Arquitectura, en el Campus Resistencia de la UNNE, y averiguó los trámites para inscribirse. Allí le dijeron que había otras dos personas sordas interesadas en estudiar Diseño Gráfico y sintió que la suerte estaba de su lado. Y lo confirmó luego, cuando supo que esos futuros compañeros eran César y Gonzálo a quienes ya conocía.
Diseño y danza, amor al arte
A César también le gustó desde siempre el diseño. Y de nuevo un amigo, egresado de la carrera en la UNNE y que trabaja de su profesión en Castelli, su pueblo natal, le habló de la Universidad y de esta carrera.
Entusiasmado, le propuso a su amigo Gonzalo ir a Resistencia para estudiar DG en la UNNE. Vinieron juntos a principios del 2020 y se alojaron en la residencia de la UNNE.
Ya en la capital chaqueña, César tuvo también la posibilidad de hacer otra cosa que ama hacer: bailar.
Tras realizar el cursillo de ingreso en la UNNE, comenzó ballet en una escuela de danzas. “Amo bailar”, asegura y el entusiasmo se siente. El mismo que lo lleva a disfrutar de las clases donde es la única persona sorda. “Me va muy bien”, asegura y explica: “yo no siento la música por medio de la escucha, pero veo los movimientos y los copio”.
Trabajar con y para los niños
“Cuando César me invitó, me gustó la idea y nos pusimos de acuerdo para ir a Resistencia”, asegura Gonzalo que se conectó a la charla virtual desde Hermoso Campo, donde vive junto a su familia compuesta por mamá, papá, sus dos hermanas y un sobrino.
Desde que terminó la secundaria, también siguió aprendiendo. Estudió computación, hizo cursos de carpintería y ya en Resistencia comenzó un curso de lengua de señas. Hoy, con 24 años, apuesta a la carrera universitaria elegida y proyecta orientar el ejercicio de la profesión hacia el trabajo con los niños y niñas que es lo que más le gusta. “Me gustaría trabajar desde el Diseño con los más chicos, me gusta trabajar con ellos”, dice.
No obstante, Gonzalo no pierde de vista las complejidades que podría afrontar en su pueblo natal: “No sé qué tanta salida laboral podría tener en mi localidad”, dice. Pero las experiencias de sus hermanas que estudiaron enfermería y maestra jardinera, lo alienta.
El camino universitario
En febrero de este año, Gonzalo, César y Juan Carlos se encontraron en el cursillo de ingreso para la carrera de Diseño Gráfico en la UNNE. Pudieron realizarlo de manera presencial antes de que la pandemia por Coronavirus motivara el aislamiento social y preventivo que obligó la continuidad del ciclo lectivo de manera virtual. Pero allí, también se encontraron con una realidad que la viven en distintos contextos: la dificultad en la comunicación, para entender a los profesores, para aprender. “Al no tener intérpretes, ni personas que sepan lengua de señas, fue muy difícil”, recuerdan aunque no olvidan la ayuda que supieron recibir de personas con buena voluntad de la facultad.
En su caso, una amiga lo pudo acompañar algunas veces; Gonzalo y Juan Carlos contaron con la ayuda de familiares. Desde el cuerpo docente, al principio, se apoyaron en la virtualidad y se comunicaron vía mails; pero la necesidad de intérpretes era cada vez más evidente, y así lo pudo advertir el profesor de Sistemas, Daniel Fischer quien tras hablar con los chicos, se ocupó de las gestiones necesarias.
“Hoy me siento Feliz, Feliz.. Cesar, Gonzalo y Juan Carlos lograron aprobar su primer materia de Diseño gracias a la posibilidad de contar este año con las intérpretes, Yamila y Elizabeth”, escribió este profesor en su cuenta de Facebook donde destacó la “larga cadena de vínculos, gestiones y acuerdos la Universidad Nacional del Nordeste posibilitó esta gran iniciativa”.
“Estoy orgulloso de ser parte de esta Universidad”, dijo y agradeció a la Rectora Delfina Veiravé, al decano de la Facultad de la FAUU, Miguel Barreto. “Y a una infinidad de personas que hicimos posible que haya equidad e igualdad para estos estudiantes de muchos que seguro vendrán”, agregó y sumó a la lista de agradecimientos a las intérpretes Yamila Sclippa y Elizabeth Canteros.
Tras encuentros y conversaciones con docentes, el Decano y la Rectora, coincidieron no sólo en la necesidad sino también en la importancia de avanzar con las garantías necesarias para que estos alumnos pudieran continuar sus estudios. Se resolvió entonces el financiamiento de las intérpretes. “Hemos tenido todos, un alineamiento en cuanto a la sensibilidad necesaria para solucionar el tema”, dijo el Decano de la FAUU, y adelantó que existe la voluntad para sostener la iniciativa en el tiempo y dotarla del marco administrativo e institucional necesario.
Los casos de estos tres jóvenes se suman a otras experiencias que se presentaron en las distintas Unidades Académicas, y que como ésta, se fueron resolviendo en el marco de una política inclusiva de la actual gestión. La rectora Veiravé propuso trabajar por una Universidad “inclusiva socialmente, garantizando acceso y permanencia”, ya desde sus bases de gestión.
En ese marco, desde 2015 la UNNE cuenta con el Programa Integral de Inclusión de Personas en situación de Discapacidad “UNNE INCLUSIVA”, creado por Resolución Nº695/15 y que funciona en el ámbito de la Secretaría General Académica. El mismo tiene por objetivo “impulsar un vigoroso proceso de inclusión en la comunidad universitaria de la UNNE, en especial dirigido a agentes con perfiles de personas con o en situación de discapacidad (alumnos, docentes, no docentes y graduados)..”, entre otras cosas.
“El Programa UNNE INCLUSIVA acompaña a las facultades asesorando y facilitando un abordaje integral que respete el derecho del estudiante. Y desde Rectorado se apoya el trabajo de cada facultad para lograr el acceso y la permanencia de estas personas”, comentó en ese sentido, su coordinador, arquitecto Julio Putallaz. “Y si bien los casos de estos jóvenes no son los primeros, constituyen una experiencia muy valiosa porque se dio en el contexto de Pandemia”, destacó.
El valor de contar con intérpretes
“Tenemos la suerte de tener intérpretes, y así podemos avanzar. Armamos un lindo grupo de trabajo”, coincidieron los tres, y también Elizabeth quien acompañó y posibilitó la entrevista. “Lo único que a veces ellas son muy exigentes”, bromeó luego Juan Carlos y rieron todos.
Es que también junto a Yanina, en estos meses lograron forjar un vínculo que permite esas bromas. Una relación de comodidad, confianza y alegría, que traspasó la pantalla durante la nota. Y que también les permite sortear obstáculos.
La tecnología es uno de ellos. Si bien posibilitó continuar con el ciclo lectivo en los distintos niveles educativos, para muchos/as estudiantes a veces implica inconvenientes. Los problemas de conectividad lo viven Gonzalo y César principalmente en sus pueblos. “Pero nos ayudamos y lo solucionamos”, aclaran estos jóvenes con probada capacidad de superación y resiliencia. Así, por ejemplo, cuando uno o dos no pueden conectarse, el que sí puede se encarga de grabar la clase, o transmitirle lo necesario para que no la pierdan o puedan realizar los trabajos solicitados.
Y es que el hecho de que se conozcan y sean amigos, suma y mucho a la hora de ser también compañeros de estudio. “Es un golazo, porque podemos estudiar juntos y ayudarnos cuando alguno no entiende o tiene problemas con la conectividad”, celebra Juan Carlos.
La presencia de intérpretes no sólo ayuda a estos tres jóvenes, sino también aporta a la comunicación con los demás estudiantes y con profesores. “Ahora todos están ya más acostumbrados, es más natural la relación”, aseguran los chicos y sonrientes celebran que incluso “algunos ya conocen algunas señas”.
“Ojalá pronto podamos volver a la presencialidad, para así poder conocer mejor a nuestros compañeros y profesores”, se entusiasman, deseosos de vivir la experiencia.
Por más inclusión
El entusiasmo de estos jóvenes contagia. La fuerza y voluntad con la que encaran también esta etapa de sus vidas, emociona. Y sus sueños alientan a acompañarlos. Tal como ellos desean hacer con otras personas que viven con esta discapacidad.
“Mi sueño, cuando me reciba, es poder poner mi propia imprenta. Y también ayudar a que más personas sordas puedan seguir una carrera universitaria”, dijo Juan Carlos y se puso a disposición para sumarse a las acciones que la UNNE lleve adelante para seguir reforzando la inclusión. “Me encantaría que mi experiencia sirva para alentar a más personas. Podría yo mismo contarles que se puede”, agregó con un brillo particular en los ojos.
“A mi también me gustaría poder ayudar a otros estudiantes sordos para que puedan seguir una carrera en la Universidad”, se sumó César.
Ellos bien saben de las dificultades de tener incluso una cultura distinta, y convivir con una mayoría oyente. Por eso, Gonzalo señala con consciencia que quizás no sea fácil lograr una salida laboral en Hermoso Campo, donde vive, pero no se da por vencido.
Conscientes de las complejidades pero también de las fortalezas de ser personas sordas, visualizan ya las posibilidades laborales y aportes que podrían realizar a la profesión. “Con los oyentes tenemos culturas diferentes, la de las personas sordas es puramente visual”, explica Juan Carlos. El Diseño Gráfico no escapa a ello, “y por ese lado, nuestra forma de crear es distinta”, agrega.
Surge allí otro sueño que los tres comparten: “que cuando nos recibamos, por medio de nuestros trabajos, nuestros diseños, podamos mostrar más de nuestro mundo y aportemos a una mayor inclusión social”.
La meta no está tan lejos. A pesar de las complejidades propias de la discapacidad y las complicaciones de un contexto pandémico, Juan Carlos, César y Gonzalo celebran haber aprobado ya su primera materia (Sistema de Representación), siguen cursando Tipografía I y Taller de Diseño Gráfico I, y confían seguir apoyados en sus ganas, su esfuerzo y el acompañamiento de la Universidad garantizando la ayuda de las intérpretes.
Desde el citado programa, se trabaja además en distintas estrategias que involucran a estudiantes, docentes y personal no docente, “sensibilizando, capacitando, identificando buenas prácticas en otras universidades y compartiendo experiencias exitosas en el marco de la Red Interuniversitaria de Discapacidad”, comentó Putallaz y mencionó algunas de las últimas acciones y otras en curso como la experiencia que están llevando adelante en el Campus Resistencia de la UNNE, “para identificar Necesidades Educacionales Específicas (NEE) de estudiantes que incluyen a personas con discapacidad como parte de una Investigación en Red con Universidades de Brasil y Uruguay”, o la Diplomatura Superior en Discapacidad y Derechos, que se dictó por primera vez el año pasado.