Con un escenario socio-productivo difícil, los productores agropecuarios familiares aparecen como el sector más afectado. Apelando a la creatividad, pero también a insumos de producción propia, las Facultades de Ciencias Agrarias y de Ingeniería de la UNNE, junto a organismos estatales como ser la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF) de la Nación llevan adelante un innovador proyecto piloto que repercute en el crecimiento de los pequeños productores como así también en la producción de carne del NEA.
El objetivo principal es la producción de semillas forrajeras en comunidades agropecuarias de Corrientes, Chaco, Santa Fe y Misiones. Esta opción productiva surge de una realidad concreta. “El NEA es una región dedicada principalmente a la ganadería subtropical, y uno de los factores que limitan la producción eficiente de carne es la baja producción de forraje de los campos naturales”, explicó el ingeniero Mario Hugo Urbani, responsable del Proyecto.
La producción de semillas forrajeras por medio del esfuerzo conjunto entre productores, de la agricultura familiar, organismos gubernamentales y equipos de investigación de universidades se da en pocos lugares del mundo, lo que le da al proyecto una característica particular.
Una de las técnicas disponibles para superar índices de baja productividad en esta región del país, es la implantación de forrajeras que brinden una mayor calidad y cantidad de alimento para el ganado.
Ahora bien, ¿qué variedades de semillas forrajeras se implantarán?, y ¿cuál es el aporte de la UNNE en ese sentido?.
En la región no existe un mercado definido de producción y comercialización de semillas forrajeras. La mayor parte de las variedades que se implantan en el NEA son cultivares que se introducen desde regiones tropicales, principalmente del África. Lo malo es que no demuestran todo su potencial productivo por problemas de adaptación y plagas.
Las variedades de forrajeras que se implantan en el NEA son cultivares que se introducen desde regiones tropicales
Es aquí donde la Facultad de Ciencias Agrarias realiza su primer aporte al proyecto. La institución dispone de un “Criadero de Semillas y Novedades Fitogenéticas” que inscribió en el Registro Nacional de Semillas, tres cultivares logrados por hibridaciones y selecciones de pastos nativos. Son estas semillas las que se entregan en este proyecto piloto a los productores de la región. Todas pertenecen al género Paspalum: el Pasto Cambá FCA; el Pasto Chané FCA y el pasto Horqueta Boyero UNNE.
“La propuesta implica trabajar con grupos de productores del NEA, quienes nos aportan información sobre el comportamiento de los cultivares forrajeros de cada mini región”, explicó el ingeniero Urbani. De esta manera, los productores además de producir semillas, aprovechan el remanente de pasto posterior a la cosecha para alimentar a su ganado. Esta actividad se constituye en una alternativa más a la producción que ellos realizan.
Maquinaria Agrícola. El principal problema que se presenta para la adopción de esta actividad económica innovadora es la falta de maquinarias. En este rubro se da el segundo aporte de la Universidad, pero esta vez desde la Facultad de Ingeniería, en conjunto con la Facultad de Ciencias Agrarias.
Si bien los agricultores familiares logran realizar esta producción de manera casi artesanal, haciéndolo casi todo a mano, la incorporación de maquinaria específica para la actividad mejoraría sustancialmente la producción.
Es así que a partir de un trabajo articulado, investigadores y alumnos de ambas facultades tienen a su cargo el diseño de sembradoras, cosechadoras, secadoras que mejor se adapten a las dimensiones de los lotes que usualmente disponen los pequeños productores. “Con la incorporación de la tecnología apropiada, se mejora las condiciones de trabajo, se incrementa la producción, la calidad de las semillas y la renta de estas empresas familiares”.
Comercialización. El tercer eslabón de este proyecto, y del que se hace cargo la Facultad de Ciencias Agrarias a través de su equipo técnico y junto a la SsAF, es la comercialización de las semillas. Esta instancia está asegurada a partir de un acuerdo de colaboración mutua que la institución posee con la Empresa neocelandesa PGG Wrightson seeds, especializada en comercialización de semillas forrajeras, además de la realización de acuerdos específicos con cada uno de los productores , o bien con la asociación que los nuclea.
Con capacitación previa a las diferentes etapas, los productores tienen a su cargo la preparación convencional de los lotes, la siembra, el mantenimiento de las parcelas productivas y la cosecha; mientras que la etapa final del proceso que incluye la limpieza, clasificación y embolsado de las semillas y su posterior venta se realiza en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE.
Impacto. De todos los logros que el proyecto aspira alcanzar dos merecen ser señalados: la retención poblacional en la zona y la mejora en la calidad de vida de los productores. “Habrá una demanda de trabajo en el sector rural, asociado a la diversificación productiva. Brindará oportunidades de ocupación, ingresos y mayor participación a los integrantes de las familias rurales, sobre todo a los jóvenes que en la mayor parte de los casos emigran a las ciudades en busca de trabajo y por supuesto, sufriendo el desarraigo”, señaló Urbani.
Recientemente, La FCA y la SAF Chaco firmaron una carta acuerdo de colaboración recíproca para el desarrollo de temas comunes a ambos organismos, donde se sientan las bases para orientar esfuerzos que faciliten al sector de la Agricultura Familiar de la provincia del Chaco el acceso a capacitación especializada, asistencia técnica y transferencia de tecnologías para el aprovechamiento de los recursos productivos, con el objeto de optimizar el uso de los recursos locales y desarrollar nuevas capacidades competitivas.
Además de la UNNE, de la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación y de los productores agropecuarios, participa del proyecto una Escuela EFA de Misiones.